Un brasileño conquistó Querétaro y se convirtió en el ídolo de un estado. Tiago Volpi se llevó la noche, al parar tres penaltis en la final de la Copa MX. El marcador fue de cero a cero en el tiempo regular y de 3-2 en los tiros desde los once pasos.
Partido que se definió a través de los tiros de penalti, con un Tiago Volpi convertido en el ídolo queretano, ovacionado por un estadio que se le entregó totalmente.
El arquero brasileño detuvo dos disparos en la tanda final para darle el campeonato de Copa a Gallos. Como en otros partidos, la figura de Volpi se levantó para salvar la noche y darle una satisfacción a los hinchas de los emplumados.
Para un conjunto y una afición que no habían ganado nada en su historia en la Primera División, la victoria de anoche se convierte en un gran paso y su mayor triunfo en su historia de 66 años.
Nadie se movía de su lugar en el Corregidora. Todos querían ver el momento en el que el cuadro queretano alzara la Copa de campeón de un torneo que hasta hace poco era subvaluado por los clubes de Primera División.
Tras recibir el trofeo, el equipo corrió a celebrar frente a la Resistencia Albiazul, fieles que nunca dejaron de apoyar al equipo.
El encuentro comenzó con dos oncenas precavidas al ataque y cautelosos en un principio, pero conforme avanzaron los minutos se fueron soltando en el campo y atreviéndose a llegar al frente.
Los ataques de Gallos Blancos con mayor tibieza, sin arriesgar en demasía, mientras que Chivas probaba tiros de media distancia. Uno de ellos, Carlos “Gullit” Peña apenas alcanzó a ser desviado por Tiago Volpi a tiro de esquina.
El peligro se sentía menos en la meta de José Rodríguez, pues las llegadas no eran de tanta profundidad sobre la portería de Chivas.
Un primer tiempo cortado por la gran cantidad de faltas cometidas por ambas eacuadras, aunque en su mayoría por el equipo local, que por momentos se veía dominado por el Rebaño.
La segunda mitad comenzó con ambos equipos yendo al frente buscando irse al frente en el marcador, pero ni los disparos de media distancia de Isaac “Conejito” Brizuela podían horadar la meta de Volpi.
Querétaro se quedó con 10 hombres tras la expulsión de Andrés Rentería, por propinarle un cabezazo a Néstor Calderón, cuando el colombiano apenas llevaba unos minutos en el empastado.
Eso no apagó los ánimos de los hinchas que querían ver a su equipo ganar y levantar la Copa en casa. El nerviosismo incluso contagiaba al sonido local que anunciaba un cambio de Gallos Blancos, cuando era de Chivas.
El partido crecía en intensidad y con algo de colmillo de Volpi se iban los minutos, como confiando en su talento para detener penaltis.
Pese a la inferioridad numérica, Gallos Blancos buscaba irse al frente, alentado por su afición, a la que no le importó pasar días a la intemperie con tal de estar presentes en la final.
El partido llegaba a sus minutos finales con intensidad y con dos jugadores en el piso, producto de un choque accidental y un sonido local convertido en dirigente de las porras.
Para cerrar con mayor dramatismo, las asistencias ingresaron al terreno de juego para atender a ambos jugadores.
El encuentro terminó sin goles, y mientras en el empastado se preparaban para los tiros penaltis, en la tribuna los aficionados se quejaban del arbitraje de Óscar Macías Romo.