Antes del mediodía, los primeros pasos del equipo de reporteros de esta casa editorial en el municipio de Huimilpan, con la intención de encontrar el Laboratorio San Miguel, se detienen sin dar con su primer destino. Dos oficiales municipales revisan a un hombre de mediana edad que porta una maleta color café claro y que terminó por vaciar sobre el toldo de una patrulla, para comprobar a los elementos que no cometía ningún delito. Los uniformados aseguran que dicha revisión se realiza debido a que recibieron un reporte, sin especificar de qué.
Por las angostas calles aledañas a la plaza principal, donde está la presidencia municipal, no circula mucha gente. Son pocos los habitantes que se detienen un rato en las jardineras frente a la iglesia, por donde está una estatua en honor al migrante. Aunque es temprano, se nota que la tranquilidad de los huimilpenses ha cambiado de unos tres meses a la fecha.
Rápidamente, la delincuencia se ha hecho presente en la localidad, donde hasta las campanas de algunas iglesias han sido el objetivo de los criminales, pasando por robos de ganado, casas habitación, comercios y el sonado caso del hurto de la caja fuerte de la presidencia municipal. Una situación que genera miedo entre los habitantes, pues su vida ya no es como antes.
Laboratorio vacío
El Laboratorio San Miguel había pasado 17 años sin ningún contratiempo, mucho menos habían sido víctimas de un acto delictivo, pero el pasado 8 de junio fue saqueado. María Elena Núñez Gasca, la encargada del lugar, aceptó que la inseguridad ha incrementado.
Este es uno de los comercios más afectados por el hostil ambiente que se vive en últimas fechas en Huimilpan. “Se llevaron como 700 mil pesos en puro equipo de laboratorio, de atrás sacaron un par de pantallas, pero esas no las cuento, son lo de menos. Lo importante fue que vaciaron el laboratorio, equipo, computadoras, impresora, no brakes, todo lo que podían vender”, comentó.
“El día del robo me fui antes de las cinco y media de la tarde, al día siguiente encontramos todo tirado y ya no había nada de valor”, añadió Núñez Gasca.
El cuantioso robo afectó en gran manera a María Elena, quien sigue recolectando muestras para su análisis, aunque ella los tiene que llevar a otro laboratorio para ser estudiados y al día siguiente entregar el resultado a sus clientes. “Todo lo hacíamos aquí, pero con esto termino trabajando para otro laboratorio”, reconoció.
El lugar donde se encuentran las instalaciones también es una casa habitacional, donde María Elena se quedaba de vez en cuando. “Ahora ya me da miedo quedarme”, confesó la encargada del establecimiento.
“Realmente no tengo mucha protección aquí, porque llevo 17 años y no había pasado nada. A nosotros nos robaron el 8 de junio, ocho días después de que robaron la caja de la presidencia municipal”, explicó.
La afectada cree que los delincuentes entraron por la casa de su lado derecho, que está abandonada. El riesgo se incrementa al ver la parte de atrás de la vivienda, que está pegada al río del municipio, donde los árboles, sus ramas y la humedad del terreno, complican tanto la visibilidad como el intentar cruzar por ahí. Sin embargo, la analista clínica sabe que esas características de la zona son las que aprovechan los maleantes para cometer los robos.
Pero María Elena también sabe que debe seguir para salir adelante. Creció la barda trasera de la casa, colocó alambre de púas y sólo pide a las autoridades hacer su trabajo, para que regrese la tranquilidad que se presumía de Huimilpan. Además, acepta que también hace falta un programa gubernamental que ofrezca un apoyo o financiamiento a los negocios que hayan sufrido algún tipo de pérdida —que en este caso fue total—, para tratar de seguir operando y puedan volver a comenzar tras el desafortunado golpe de la delincuencia.
“No será fácil, un microscopio de los más económicos está en 30 mil pesos, pero poco a poco saldremos adelante”, señaló.
Pero María Elena no es la única. Ella misma le indica a los reporteros por donde seguir recolectando testimonios, ya que a unos cuantos pasos esta otro local, una vinatería, que ya pasó por lo mismo.
Los ganaderos no se salvan
La problemática en Huimilpan alcanza también a los ganaderos, quienes últimamente han registrado robos de cabezas de animales, las cuales difícilmente pueden recuperar, según reveló Ulises Vega García, encargado y socio de la Asociación Ganadera de este municipio.
“Sí se ha presentado el robo de ganado en algunas partes, pero son contadas; por ejemplo, en la comunidad La Joya, un señor, don Alberto Terrazas, reportó 12 cabezas de ganado que se le extrajeron y en la comunidad de Piedras Lisas también hubo unas borregas que se robaron”, mencionó el ganadero.
Reveló que no es novedad este delito, el cual normalmente se da en estas fechas (julio y agosto), que es cuando “los productores mandan su ganado a la parte del ejido y ahí es de donde se los llevan, son los que más perdidas enfrentan con el robo de ganado, pero la verdad es muy difícil recuperar el ganado robado”.
Para hacer frente a los posibles robos próximos de reses, explicó que la asociación celebra frecuentes reuniones con integrantes de la Unión Ganadera Regional, quienes les han proporcionado su apoyo mediante una línea telefónica directa, para cuando se presente algún incidente. Es decir, se reporta a la unión y ante el Ministerio Público.
“La unión hace el manejo en eso, nos proporcionaron un número para cuando se dé el robo de ganado y, además, como ley que entrará en vigor en diciembre, todos los ganaderos deben tener su ganado aretado y registrado, porque no podrá circular ganado sin que tenga su arete amparado con su registro. Esperemos que con la nueva disposición baje la incidencia de robos, lo importante será que las autoridades estén alertas”, detalló.
Todo quedó en susto
Hace exactamente un mes, tres hombres con el rostro tapado llegaron a la papelería que atiende desde hace cuatro años la señora Lucía Gómez Morales. El establecimiento está muy cerca de la plaza principal en el centro, sobre la calle Reforma Poniente y rumbo al cruce que se conoce como las Tres Esquinas.
Uno de los encapuchados empujó a la señora Lucía con un puntapié en el estómago, arrojándola atrás de uno de los dos mostradores donde le dijeron que permaneciera sin moverse. Otro encapuchado vigilaba en la puerta, mientras el que amedrentó a la encargada y el otro tipo buscaban el botín. Eran las 10:10 de la mañana y el atraco no duró más de dos minutos.
“Se llevaron 11 mil pesos que tenía, porque me tocaba pagarle a un proveedor. Es la única vez que me ha pasado algo así y ojalá sea la última. Fue muy rápido todo, desde que me golpeó uno de ellos, de la papelería no se llevaron nada, sólo el efectivo; pero aunque todo quedó en el susto, se queda grabado el temor sicológico”, relató Lucía, quien actualmente sólo abre su local a ratos, cuando se acuerda del mal momento cierra por miedo a que se repita.
Para la señora Lucía, el pueblo de Huimilpan está triste. “No sé qué pasó de un mes para acá. Hace falta más vigilancia, hay poco alumbrado, por lo que en la noche está muy oscuro, antes faltaban otras cosas pero la seguridad estaba bien, los policías se están dando su vuelta, pero los sentimos distanciados, también faltan cámaras de vigilancia, sólo tres funcionan”, resaltó la vendedora.
Laura Gómez Morales y otros comerciantes de la comunidad se han organizado para cuidarse entre ellos y avisar cuando algún extraño ronda la zona.
Roban campanas
En la comunidad San Francisco, a unos 10 minutos del centro, se robaron la campana de una iglesia; sin embargo, al dar con el sitio, no hay nadie que pueda dar referencia. La capilla ahí aún está en obra negra y no está terminada. Al preguntar a los habitantes, sólo cuentan que sí hubo un robo, pero nadie sabe nada. Ellos mismos nos dan referencia de otro caso donde intentaron llevarse la campana de otra iglesia, en la comunidad La Ceja, aunque es la más alejada del municipio de Pedro Escobedo, que está pegada a Huimilpan.
Margarita Aguilar, hija de la encargada de la iglesia de la Inmaculada Concepción, comentó que es muy difícil que ahí llegue la policía cuando tienen problemas. “Desde la cabecera de Pedro Escobedo se hace una hora para acá, casi no llegan los policías para acá, pero al estar más cerca Huimilpan, tampoco nos atienden porque dicen que no les corresponde”, resaltó.
Ella vigila la iglesia al tiempo que atiende un café internet que está enfrente. Recordó que al estar la visita de la Virgen del Soriano en la parroquia, el domingo de hace dos semanas le tocaba llegar a La Ceja, pero a su arribo se necesitaba que tocaran la campana. “Ahí vimos cómo estaba la segueta atravesada en ella, y no tenía badajo, estaba incompleta”, dijo.
De igual forma, consideró que tanto el robo en San Francisco, como otro en una iglesia de Amealco del que se enteró Margarita, están relacionados con el intento de robo en La Ceja: “Creemos son personas de fuera que vienen a eso específicamente y que tal vez se han dado vueltas antes a los lugares para ver cómo actuar o ver horas en las que está más solo”.
Por esta razón, mencionó, el párroco del lugar les ha dicho que estén alertas, que cuiden las capillas; “aquí ya sólo permanece el sagrario dentro de la iglesia por si se meten, la pérdida sería sólo material”, agregó.
Gran reto
Desde el pasado 31 de julio, Jorge Inés Cruz Mendoza es director de Seguridad Pública municipal en Huimilpan. Ante la problemática que se vive por la inseguridad, destacó que están trabajando durante todo el día, “pero en las noches es cuando más se han presentado los robos. La gente se queja mucho de robo a casa habitación y a comercio”.
“Traemos las ganas de sacar esto adelante. Anteriormente había pero no tantos robos, nosotros tenemos registrados 30 reportes de robo desde que comenzó la administración. El disparo [de la delincuencia] se dio desde que están haciendo la autopista nueva de Palmillas a Apaseo El Alto, son mil 800 trabajadores divididos en la obra y ellos vienen de Guerrero, Michoacán, Chiapas, Guanajuato, y quiero pensar que desde que llegan ellos se ha disparado el robo a casas habitación, vamos a trabajar para dar con el modus operandi”, señaló.
Cruz Mendoza confirmó que desde ahora, los habitantes podrán constatar la presencia policiaca, a pesar de contar con una plantilla de elementos limitada. “Sí nos hacen falta elementos, pero estamos trabajando, es un gran reto y nos apoyaremos con Seguridad Pública estatal, para reforzar la vigilancia del lugar los fines de semana”, reveló.