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Indigentes se refugian en portales del centro

Indigentes se refugian en portales del centro
05/01/2013 |03:23
Redacción Querétaro
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Más de 60 personas son las que se refugian para pasar la noche en los diferentes portales de la zona centro de la capital, en su mayoría, vienen de la sierra a vender artesanías, son de escasos recursos y prefieren dormir encima de un cartón cubiertos con algunas cobijas a pasar la noche en un refugio donde, explican, les roban lo poco que tienen.

El Centro Histórico es donde se reunen estas personas para pasar la noche. Familias enteras de hasta cinco integrantes se cubren con cobijas y colocan cartón debajo de ellos pues, argumentan, es un aislante del frío del piso.

Hombres, mujeres y niños de diferentes edades son los que se colocan en los portales coloniales, ya sea de la Plaza de Armas, el Jardín Zenea o sobre la calle Independencia.

“Tengo 79 años y vengo aquí caminando desde Cerrito Colorado. Yo estoy acostumbrada a todo, desde que mi esposo murió ya no tengo a donde irme, él era originario de Cerro Prieto en la capital. Yo nací en el barrio de la Santa Cruz, el banco nos quitó la casa y no tengo más familia. No me voy a un refugio por no juntarme con las indígenas que se van a esos lugares y a uno lo ven como si no perteneciera”, explicó María Guadalupe Flaviana Ruran Rosales, quien a pesar del frío de la noche y de su edad prefiere estar en la calle a irse a un refugio.

Martín Enríquez Hernández quien es originario de Amealco y llegó a la ciudad a vender artesanía, pero nunca pensó que los mismos comerciantes le iban a robar las pocas pertenecías que traía consigo.

“Tratamos de reportar a las autoridades, pero nada más porque nos ven chamagosos, porque no tenemos donde bañarnos nos hacen el fuchi y no nos hacen caso; ha habido ocasiones en que muchachos me han golpeado y yo no pude ni defenderme, eran muchos y me agarraron cuando dormía, solo por divertirse. La policía nada hizo”, dijo.

Vejaciones diversas, robos y pleitos es lo que sufren estas personas, pero prefieren quedarse en la calle por miedo a que les quiten los pocos pesos que les dan.