Edwin Corona y Cepeda nació en Cuatro Ciénegas, Coahuila, mismo lugar de donde es originario su tío abuelo Venustiano Carranza. Se dice nieto de la Constitución, porque creció con la Carta Magna a un lado, como si fuera la biblia, y siguiendo las enseñanzas de su abuelo Manuel Cepeda, miembro del Congreso Constituyente de 1917.
Don Edwin se encuentra en Querétaro para el Centenario de la Constitución, aunque no llegó a festejar, con tantas reformas a la Carta Magna dice que se ha perdido el sentido original y, con los problemas que enfrenta el país, no hay nada que celebrar.
El 31 de enero se le vio por el Centro Histórico en una marcha fúnebre con su primo, el actor Manuel Cepeda, quien personificó a Venustiano Carranza, para cargar desde el Teatro de la República hasta Plaza de Armas el ataúd de la Constitución de 1917.
Manuel Cepeda, miembro de la Asociación Nacional de Actores, descubrió el parecido con el Jefe del Ejército Constitucionalista en una fiesta de disfraces. “Se le ocurrió disfrazarse de Venustiano Carranza y resulta que es idéntico, después participó en una obra de teatro representándolo”, platica Edwin.
En compañía de EL UNIVERSAL Querétaro, Edwin visitó el número 70 de la calle Madero, hoy Archivo Histórico de Querétaro, para recorrer el inmueble que en el año de 1916 se convirtió en Palacio Nacional, cuando la ciudad se volvió capital del país.
Entró a la oficina que fue de Carranza, lugar que hoy ocupa la Secretaría del Trabajo, y llegó hasta el Salón de la Historia, en donde descubrió el rostro de Benito Juárez, que le hizo recordar una historia familiar.
“Cuando Benito Juárez llegó a Coahuila se alojó en la casa de don Jesús Carranza, papá de Venustiano. Don Venustiano tenía apenas cuatro años de edad y Juárez sólo estuvo un día en la casa, sólo lo vio una vez, pero a don Venustiano nunca se le olvido la presencia de Juárez y muchos de sus actos están copiados o son una esencia de lo que hacía Juárez. Esos relatos de familia, mi abuelo me los contó”, dijo.
A 100 años de la promulgación de la Constitución de 1917, Edwin, miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, dice que “el gran mérito de don Venustiano, al igual que Juárez, es que nunca usó una arma, don Venustiano nunca estuvo en una batalla, su trabajo fue reunir a todos esos alzados, darle un sentido legal al movimiento y, después, convertirlo en la Constitución, que es lo único que nos ha dejado de herencia la Revolución”.
ENTRE CONSTITUCIONALISTAS
En 1940 nació Edwin Corona y Cepeda, en el Rancho Calaveras, el nieto de Manuel Cepeda. Cepeda con “C” no con “Z” como “luego aparece hasta en las letras del Teatro de la República y eso que ya he mandado cartas para que lo cambien”, asegura. Don Manuel se casó con doña Luz de la Garza, sobrina de Carranza; de ahí, su relación con el revolucionario.
“Manuel Cepeda inició en Saltillo la carrera de maestro normalista, la que abandonó por causas de enfermedad. Ejerció el magisterio en su tierra natal. Prisionero en Santa Bárbara, Chihuahua, por orden de Porfirio Díaz, 1910. Fue orador durante la campaña de Madero a la Presidencia de la República, 1910; colaborador de Venustiano Carranza en el gobierno de Coahuila, 1913”, escribió Jesús Romero Flores en la Historia del Congreso Constituyente 1916-1917.
Fue diputado del Constituyente de 1917, representando a Parras, Coahuila. “Mi abuelo prácticamente me hizo conocer mis primeras letras con la Constitución. La tenía yo a lado de la cama, como si tuviera la biblia o un catecismo. Siendo mi abuelo diputado Constituyente y luego Senador de la nación, nos mudamos a Coyoacán. Mi abuelo se reunía con otros diputados Constituyentes, todos los primeros jueves de mes, en un restaurante que se llamaba el Torino y mi abuelo tenía la atención de llevarme, conocí a muchos de los diputados sobrevivientes en aquella época, como Ignacio Ramos, Félix F. Palavicini, Julián Adame, el ingeniero Villareal”, indica Edwin.
Cada uno de los diputados sobrevivientes tenía la encomienda de vigilar, en cada nuevo gobierno, que se respetará la Carta Magna.
“Después de que muere el último constituyente, don Jesús Romero Flores, empiezan los cambios a la Carta Magna, antes cuidado, porque los viejitos eran bravos, me costa, se le ponían a los presidentes para defender sus ideales ¿Ahora quién nos defiende? Ni el Chapulín Colorado”, señala.
Manuel Cepeda también se encargó de crear la Asociación de Hijos de Diputados Constituyentes, eso le permitió a Edwin conocer más detalles de su historia.
“Los diputados constituyentes eran gente de lo más preparado que había en esa época, eran médicos, ingenieros, abogados, químicos, había desde luego un cochero y otro campesino, pero para conocer el problema que hay ahora, por ejemplo con los taxistas, pues tienes que hablar con un taxista, para conocer el problema de la tierra no le van a preguntar al de la hemeroteca, te vas a la Sierra y hablas con los campesinos, eso fue lo grande de este Congreso”.
Además de ser miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Edwin es presidente fundador de la Federación Mexicana de Actividades Subacuáticas y fue el primer Instructor de Buceo Mexicano certificado internacionalmente por la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas.
Actualmente vive en Veracruz, mismo estado en donde comienza a gestarse el proyecto de Constitución, “con la comisión de estudios a cargo de Natividad Macías, interviene Palavicini, mi abuelo, Ramos, Paulino Machorro y dan origen al primer proyecto de Constitución”.
En el marco del Centenario de la Carta Magna, el sobrino nieto de Carranza dice que no hay nada que celebrar. La legislación ha tenido tantos cambios “que ya nada tiene que ver con la original, nada. No tenemos que celebrar nada, ¿qué celebramos?”.
El alza en la gasolina o las declaraciones hacia México del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, son sólo algunos de los problemas que enfrenta México.
“¿Si viviera Carranza, qué diría?”
“Diría: Señor Trump, usted no se meta con México. Eso le diría”, expresa don Edwin, el nieto de la Constitución.