En 1998 Juan Gabriel dijo a los asistentes a su concierto en Bellas Artes que no deseaba verlos tristes sino alegres, cantando y bailando. Pasaron 18 años para que, desde su pequeña caja de madera, y convertido en cenizas, lo volviera a hacer aunque ahora por casi 29 horas.
Setecientos mil asistentes, la mayoría de ellos considerados en la explanada del Palacio durante las jornadas, escucharon a casi dos decenas de intérpretes, como el Mariachi Gama 1000, la Única e Internacional Sonora Santanera o Laura Zapata.
Entre las siete y nueve horas de la mañana fue un buen momento para llegar. Desde alguna de las entradas colocadas a las orillas de la Alameda, hasta pararse frente al Palacio tras un laberinto hecho con vallas, la gente tardaba cerca de 15 minutos en caminata normal.
Ya adentro se reducía a cerca de 120 segundos, 115 de los cuales eran usados para tomarse fotos al lado de un back colocado en el lobby del Palacio, con la imagen de Juanga feliz.
“Ha sido una fiesta respetuosa en homenaje a los hacedores de la cultura, donde nos reunimos miles de de personas para decir adiós”, dijo Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura, poco antes de concluir el evento.
El mismo funcionario fue quien recordó lo dicho por El Divo en 1998.
Entre los asistentes se vio a los actores Humberto Elizondo, Aurora Clavel y Enriqueta Jiménez La Prieta linda, quien dijo sentirse tan afectada que se retiró a descansar.
Una emotiva versión de “Las golondrinas” por parte de la soprano Olivia Gorra, retumbó mientras los asistentes lloraban y recordaban.
A las 21:36 horas, la caja fue levantada y sacada del lugar. Afuera el Mariachi Mi Tierra siguió tocando y la gente, como pidió Juanga en su momento, hace 18 años, feliz, cantando y bailando sus canciones.