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“I always wanted to go out of Kazakhstan to see the world” (siempre quise salir de Kazajstán para ver el mundo), con estas palabras fue como Akmaral Mussayeva, considerada la única persona de Kazajstán registrada en Querétaro, compartió con EL UNIVERSAL Querétaro la fortuita historia de su llegada a nuestra capital y las razones que a nivel personal han impactado en la decisión que ha nutrido su entorno de nuevas experiencias y un estilo de vida que jamás imaginó.
Proveniente del país asiático, mejor conocido por ser el noveno más grande del mundo, la profesionista kazaja, tras haber concluido dos licenciaturas en Economía y Leyes, decidió emprender el rumbo a tierras desconocidas. Nottingham, Inglaterra, fue el lugar que le abrió las puertas para comenzar el camino a sus 31 años de realizar un Master en Tecnología en Información. Tras un par de meses en el estudio, Mussayeva se encontró inesperadamente al amor de su vida, Carlos Rafael Gómez Valdés, un mexicano originario de Aguascalientes, quien en su tiempo se encontraba estudiando un doctorado en la universidad. “Cuando me fui a hacer mi master a Inglaterra, pensaba: ‘Estoy soltera y quizás conozca a alguien’, pero nunca imaginé que sería alguien de México, ahí es donde conocí a mi esposo. Cuando iba a regresar a mi país, lo conocí, iba a regresar para hacer dos exámenes más y luego nos conocimos más y más”. La relación los llevó a la ciudad que vio nacer a Akmaral, Almaty, Kazakhstan, para conocer un poco de su cultura, su familia y así, momentos después, hacer su regreso a Inglaterra, donde radicó mientras se concluían los estudios de PhD de Carlos.
Durante el periodo en que realizó sus estudios se asentó una crisis en Inglaterra, lo que condujo a la pareja a mudarse a México en busca de nuevas oportunidades. “Primero llegamos a Ciudad de México, porque yo quería una ciudad grande, Almaty, es una ciudad de millón y medio de población y en ese entonces le dije a mi esposo: ‘Necesito una ciudad grande’; además, me gusta tener muchos amigos internacionales.”. Un año en Xochimilco (CDMX), los absorbió en el tráfico de la metrópoli, situación a la que no pudieron acostumbrarse, lo que los llevó a tomar un nuevo rumbo, Querétaro. “Escojamos una ciudad más dinámica, tal vez no tan grande como Ciudad de México, pero tampoco tan tranquila como Aguascalientes”
Esta decisión los llevado en la actualidad a cumplir cuatro años desde que se asentó la ahora familia conformada por Akmaral, Carlos y el pequeño Rafael, donde las oportunidades laborales les abrieron las puertas; a Carlos, de trabajar como profesor del Departamento de Ingeniería, en el ITESM Campus Querétaro, y a Akmaral, como coach de Vida.
Como toda transición y cambio, requieren de un exhaustivo esfuerzo, especialmente en el cambio de residencia. El caso de Akmaral no fue la excepción; la kasaja, viniendo de una cultura diferente a la mexicana, se encontró dentro de un proceso de constante adaptación.
“Cuando llegué a México no hablaba nada del idioma; probablemente me tomó uno o dos años antes de empezar a hablar un poco más. Me embaracé, tuve a mi hijo y comencé a cuidar de él”. Tras la llegada de Rafael, Musayeva emprendió la tarea de buscar trabajo, lo que por ser extranjera le costó un par de etapas que la marcaron a nivel personal. “Cuando comencé a buscar un trabajo aquí en Querétaro, me di cuenta de que es muy difícil encontrar uno, tal vez en Ciudad de México podría encontrarlo más fácil, pero aquí fue difícil para mí. No se porqué, envié muchos currículums, pero quizás mis expectativas económicas eran demasiado altas”.
La extranjera comenzó a pasar un proceso por el que dudó en momentos de sus capacidades: “Tal vez no me llamaban porque no tenía mucha experiencia en IT, en financiera tengo más experiencia, pero estuve aplicando para cualquier tipo de posición, para posiciones financieras, para IT, pero nadie llamaba, sólo tuve una entrevista, para ser honesta, para ser operador de llamadas. Me ofrecían seis días a la semana y me pagarían 5 mil pesos, y dije: ‘¿Me están bromeando?’”. Tales motivos, orillaron a Akmaral, a orientarse en un nuevo perfil que le cambió la vida: el coaching.
“Desde que comencé a trabajar en mi subconsciente, empecé a pensar: ‘Tal vez Akmaral, tú no quieras este trabajo, tú realmente sólo estás pretendiendo que quieres este trabajo, pero en realidad no lo quieres, porque quieres desarrollarte a ti misma, quieres trabajar en tú persona, en tu subconsciente”. Un momento clave le hizo retomar el rumbo de sus actividades y reflexionar en retrospectiva cuáles serían sus nuevas necesidades, como madre, ubicada en un nuevo país que comenzaba a comprender.
“Empecé a pensar: ‘Tengo 40, toda mi vida he estado en el ámbito de la educación, en la universidad, en el trabajo en grandes compañías, en mi carrera, y después de todo no tenía nada de dinero. Si no tenía trabajo sería muy pobre y esto no es la vida que quería. Quería tener libertad financiera, quería ser una persona que si dejaba de trabajar, nada le pasara.”
Así, Akmaral comenzó a pensar a planes a futuro para inversiones en propiedades, en emprender su propio negocio, que ya desde hacía años atrás en su país natal había comenzado con esta mentalidad, en la que participó en diferentes conferencias y cursos de liderazgo; sin embargo, algo le hacía falta: “Cuando los terminé, entendí que soy más disciplinada y más organizada, pero no pude sentirme realizada. Todavía tenía muchas preguntas: ¿porqué no puedo hacer ventas?, ¿porque no puedo hacer negocios?, ¿porqué mi autoestima es baja?, ¿mi relación con mis padres no es lo mejor?. Pasé dos años buscando mi identidad, terminando mi programa de liderazgo y aún no tenía las respuestas. Estaba demasiado decepcionada”.
En un intento de resolver sus dudas, acudió a su alma mater pidiendo que le enviaran algo para salir de todas sus dudas, sin volver a la necesidad de tomar cursos, coaching y psicólogos, y encontró su vocación por el coaching, con las técnicas del ThetaHealing y el Super Ego, además de una razón de poder que la hacía a buscar a nivel personal; la enfermedad de esquizofrenia de su hermano fue otra motivación para adentrarse en este mundo del coaching.
“Mi hermano ha sufrido esquizofrenia por 20 años, así que me estuve preguntando: ‘¿Por qué pasa esto?’, porque la acción principal de esta aplicación es que todo lo que pasa en la vida real se da por deseos subconscientes”. En el coaching encontró un apoyo para investigar más sobre el padecimiento de su hermano, trabajo hasta la fecha le atañe y espera descubrir técnicas a través de su mentora, Elena González.
Una forma de vida, con exceso de trabajo, preocupaciones y la constante mira en la mejor de la competitividad profesional era un estilo que Mussayeva vivía: “Antes trabajaba muy duro, trabajaba todo el día, pero al final del día, estaba muy cansada, estaba llena de las ideas de las compañías, pensaba: ‘Necesito hacer la contaduría, las leyes, el IT, pero nunca trabajé en mi vida, necesitaba un espacio para trabajar en mis problemas, en mis creencias.”Esto fue uno de los beneficios y cualidades que la ciudad de Querétaro le otorgó.
La nueva ciudadana queretana se siente recibida por la gente y como en casa. “En Querétaro soy la única de Kasajstán, en Ciudad de México hay dos o tres personas, gente de la embajada y creo que en total en México somos como 20. En Querétaro soy la única, en el principio la gente pensaba que yo era china o japonesa, pero después, no se porqué, quizás porque soy una persona muy conectada a mi familia y a mi esposo, se quitó eso. A veces ya no pienso que soy una extranjera, ya nadie me ve diferente, ya no siento ninguna diferencia”.
A pesar de llevar ya cuatro años en la capital, Mussayeva no olvida sus raíces ni el contexto que la define. Sobre la situación política de su país, la kasaja tiene una parte activa en apoyar a la difusión de un mensaje que ayude a la libertad de expresión, situación que, dice, ha sido motivo de inconformidad social durante un periodo de 25 años: “Mi país está dominado por gente con la mentalidad apegada a los antiguos paradigmas de la Unión Soviética, estas personas están manteniendo sus posiciones en el gobierno y no permiten darle lugar a la gente joven. Durante 25 años, hemos tenido al mismo presidente”, dice.
Además de la permanencia del gobierno actual, Mussayeva, apoya de manera positiva a sus conciudadanos con mensajes positivos con relación a este tema, situación que en muchas ocasiones es un tema que se encuentra bajo estrictas regulaciones.
En una combinación de la llegada a una ciudad de cultura noble, el ambiente empresarial competitivo, la prioridad al desarrollo personal dentro de un contexto óptimo en la calidad de vida, el nuevo enfoque al coaching y los antecedentes que la definen, Akmaral se ha ubicado en Querétaro para disfrutar de una nueva etapa que día a día disfruta en compañía de su familia y amigos.
“Me gusta ir al centro, con mis amigos, tomar un café, con mi familia; prefiero salir; visitar Tequisquiapan, balnearios; queremos explorar nuevos lugares como Morelia y Jalpan de Serra. Nos gustan mucho las playas; hemos ido dos veces a Veracruz y nos gusta mucho; fuimos a Puerto Vallarta y está en nuestro plan ir a Cancún y Chiapas. En Querétaro disfruto ir a Antea, me gusta verme con mis amigos rusos a comer algunos pasteles muy ricos”.
Una nueva etapa para la emprendedora se acerca en su estancia por Querétaro, no sólo con el valor de una ciudad que la recibido con los brazos abiertos, sino de un país del que se ha enamorado tras su deseo inicial de salir de Kasajastán para ver el mundo.
“Ahora que estoy practicando TethaHealing, he comprendido que nada es coincidencia, si vine a México yo lo escogí subconscientemente; si estoy en México, tengo algunas razones por las cuales quedarme aquí. México es un país muy lindo, hay buen clima, buena comida, todo es orgánico, comparando con el resto del mundo, las frutas son accesibles y la gente, sobre todo, es de lo más cálida y acogedora”.