Hace miles de años el Dios Xólotl, con la figura de un perro xoloitzcuintle, huía desesperado para salvar su vida, no quería morir para ayudar al Dios Sol y al Dios Luna, entonces se convirtió en una milpa, y después en un maguey, para ocultarse y evitar su trágico destino, pero el Dios Ehécatl (encargado de los sacrificios) siempre lo encontraba y le exigía su muerte. En un último intento, Xólotl se escondió debajo del agua, tomó la figura de un hermoso ajolote y cumplió su cometido, nadie pudo encontrarlo ni sacrificarlo.
Pero no se puede huir de la muerte por mucho tiempo, por eso, miles de años después, el Dios Xólotl, conocido después como Dios Axólotl, que vive principalmente en las aguas del lago de Xochimilco, ahora es amenazado por el hombre y se encuentra en peligro de extinción, la muerte otra vez lo tiene en la mira.
Este enigmático anfibio con colores rosas, negros y naranjas, superviviente desde hace miles de años, y conocido como “ajolote mexicano”, tiene maravillado al mundo de la medicina, pues es el único animal capaz de regenerar una de sus extremidades amputadas. Las regenera con todos sus huesos, músculos y nervios, puede reparar su médula espinal y sus tejidos sin dejar heridas, además de regenerar su cerebro y su corazón. ¿En verdad el ajolote es un dios que vive entre nosotros? ¿Estamos ante una deidad cuando lo vemos nadar y sonreír desde el interior de una pecera?
José Feliciano Olvera Vázquez piensa que sí, que el ajolote es una verdadera maravilla de la naturaleza, una especie a la que no se cansa de admirar y estudiar. Es dueño de una comercializadora y un criadero de ajolotes en la Ciudad de México, llamada Axólotl TJ.
Además de vender y reproducir ajolotes, José Olvera también participa en múltiples exposiciones de acuarios en todo el país. Este fin de semana estuvo en Querétaro, exhibiendo y poniendo a la venta varios ejemplares del ajolote mexicano. La Expo Acuario se realizó los días 7, 8 y 9 de septiembre, en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín.
Aunque la exposición presentó decenas de especies marinas, pequeños peces beta, serpientes coralillo, e incluso animales terrestres como tarántulas, y una serpiente pitón, ningún animal causó más euforia entre los visitantes que los ajolotes. Todos se amontonaron alrededor de las peceras y analizaron cada milímetro de su cuerpo. ¿Qué comen? ¿Cuánto cuestan? ¿Qué edad tienen? ¿Cómo debo cuidarlo? ¿Salen del agua para respirar?
A todas las interrogantes José Olvera respondía, y dejaba en claro que una especie de este tipo debe adquirirse con responsabilidad y amor, y no sólo por estar a la moda. Reiteró que en México y el mundo, aún se cuenta con muy pocas investigaciones sobre el anfibio, a pesar de estar en peligro de extinción, y de ser una revelación para el mundo de la medicina.
“Este año fue el boom de los ajolotes, se debe a que comenzaron a surgir algunas investigaciones, empezó a haber mucha publicidad, porque la gente empezaba a decir que se iba a extinguir, afortunadamente hay criadores de ajolotes en todo el mundo, eso ayudará a preservar la especie, pero sí debemos poner mucha atención y proteger lo que tenemos en México”.
“Todos los ajolotes están en categoría de riesgo, el problema es que no hay investigaciones para los ajolotes, ese es el problema, lo más importante es que se investigue y se hagan estudios para ver las poblaciones, pero todavía son muy pocos los investigadores sobre ajolotes, y ellos estudian sólo los mexicanos, sería interesante estudiar también los de Estados Unidos y Canadá, porque aunque es una especie originaria de México, se ha extendido en estos países”.
En el extranjero se han realizado una serie de investigaciones en las que se descubrió el genoma de esta especie, que le permite la regeneración de diversas partes de su cuerpo.
Según reportes de la UNAM publicados en febrero de este año, “un grupo de científicos del Instituto de Investigación de Patología Molecular de Viena logró secuenciar el genoma de este emblemático habitante del lago de Xochimilco”.
Mientras tanto se están haciendo los análisis necesarios para contar con infraestructura dentro de la universidad, y dar paso a más investigaciones en el país.
Las causas principales de la disminución en la población de ajolotes mexicanos fue la introducción de carpa y tilapia en el Lago de Xochimilco, pues comenzaron a comerse a estos pequeños anfibios, aunado a la contaminación de las aguas que terminó por poner en riesgo la supervivencia de la especie.
Aunque el futuro puede ser desalentador, José Olvera insiste en que hay muchas cosas al alcance de la sociedad para proteger a la especie, además de difundir campañas de información y protección para los ajolotes. Los ciudadanos pueden comprometerse a no comprar estos animales de una forma ilegal, pues entre más clientes hay en el mercado negro de animales, seguirán produciéndose ajolotes sin los cuidados necesarios y, por lo tanto, provocando su muerte.
“Lo importante sería que no compren ajolotes ilegales, nosotros entregamos una nota de legal procedencia avalada por Semarnat en donde incluyen los datos del animal, del criadero y del comprador, alguien ilegal no te da nada de eso, a veces ni una nota de remisión y, obviamente, lo ilegal es mucho más barato”.
“Sólo sobreviven 3 de cada 100 ajolotes comprados de manera ilegal, mueren porque no son criados correctamente para adaptarse a su entorno, y de esta forma, en realidad somos los culpables de que la población de ajolotes disminuya, porque no sabemos con quién lo compramos, esa es otra forma de extinguirlos. A las personas les pido que si compran un ajolote lo hagan con compromiso, no sólo por moda”.
Según José Olvera, los precios de los ajolotes varían entre los 200 y los 7 mil pesos, el costo se determina según su tamaño, edad y coloración.
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