Considerarse parte de un estado diferente al de nacimiento —uno que ha abierto condiciones de desarrollo óptimas a nivel personal, profesional y familiar— requiere de dos cosas fundamentales para Mario Antonio Morales: respeto intrínseco por los usos y costumbres locales además de que para pertenecer es necesario sumar, aportar algo a la sociedad a la que se llega.

Por eso Mario Antonio y su familia saben que son parte de los nuevos queretanos, pero mejor aún, les agrada el término pues reconocen que entre lo tradicional del estado y las nuevas ideas que llegan de otros puntos del país debido a diversos motivos o circunstancias, Querétaro se ha convertido en un lugar cosmopolita de grandes oportunidades, eso sí, para quienes saben y les gusta trabajar con el propósito de avanzar y salir adelante.

Son casi siete años (en diciembre se cumplen) de que la familia Morales Bravo ha vivido en Querétaro. Mario es de sangre veracruzana pero que creció en la Ciudad de México; Jesica, su esposa, es originaria de Jalisco; su hija mayor Camila nació en la capital del país mientras que sus hermanos, Mario e Iker, nacieron en la Perla Tapatía. Sin embargo se sienten queretanos, un gentilicio que adoptan con orgullo pues en este estado es donde se visualizan en el futuro gracias al cariño inamovible que han desarrollado por Querétaro gracias al sector empresarial que es donde Mario Antonio y Jesica se desenvuelven con la intención de apoyar a nuevos emprendedores.

Tras 25 años de dedicarse al periodismo y a la vida reporteril Mario —orgulloso egresado de la FES Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México—, que cubrió la fuente presidencial en los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo y que le tocó cubrir, por ejemplo, conflictos como el del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, encontró junto a su esposa una alternativa como consultor de emprendedores en el mercado de las franquicias, un sector que también le ha dado múltiples satisfacciones tanto en Guadalajara, donde se creó el proyecto, hasta en Querétaro que es donde más han apoyado a personas que tienen la intención de comenzar un negocio de alguna franquicia.

¿Qué los trajo a Querétaro?, fue la primera pregunta para Mario y su familia. “La necesidad de no alejarme de mi familia, encontrar una ciudad para una vida más propicia con mi esposa e hijos y algo que atrae a mucha gente al estado, la percepción de que Querétaro está creciendo mucho, que es seguro y lo tiene a bote pronto de la Ciudad de México, esos son los méritos que encontré para quedarme y este diciembre que viene se cumplen siete años”, compartió Mario Antonio, quien platicó a fondo el camino recorrido.

Transiciones necesarias

No fue destino para el padre de familia y periodista, sino algo que se presentó como obligado, como previsto para poder llegar a Querétaro. “Nosotros hemos vivido en Ciudad de México y Guadalajara. Mi familia es de Veracruz y después llegué a la Ciudad de México, mi esposa es de Jalisco”, explicó.

Como reportero del Instituto Mexicano de la Radio (Imer) cubrió la fuente presidencial por dos sexenios, el de Salinas y Zedillo, tiempo en el que Jesica, su esposa, llegó para trabajar como sobrecargo del avión presidencial al asistir a la familia y al propio presidente en los vuelos nacionales e internacionales.

“Nos conocemos en la Ciudad de México donde comenzamos un noviazgo y un matrimonio, ahora ya son 20 años de casados con tres hijos, y que nos permitió vivir en un momento en la Ciudad de México, pero era una ciudad que ya no le podíamos exigir más, era un lugar muy padre para esa vida inicial, ya no podíamos pedirle más en ese nuevo molde de familia, porque era una ciudad que estaba creciendo enormidades y rebasaba muchos esquemas y ya no era de lo más propia para la familia”, contó.

Cuando decidieron salir de la Ciudad de México, al ver que no tenían las garantías para el desarrollo de su familia, llegan a Guadalajara, ciudad de origen de Jesica, “no por ser menos insegura que México, pero al menos era la ciudad de mi esposa y sabía sus ventajas, pero al llegar ahí vivimos momentos muy padres porque mi hija empieza a crecer, a desarrollarse, mis hijos pequeños notan una atmósfera más tranquila y relajada, con el respaldo de la familia de mi esposa.

“Todo iba muy bien pero laboralmente no logro desprenderme de la Ciudad de México, tenía que ir y venir por el periodismo y las relaciones públicas, como reportero de radio, por lo que le dije a Jesica que era padre la vida en Guadalajara, pero no podíamos seguir ahí”, recordó.

Fue cuando Mario le dijo a Jesica que tenían que retirarse de Guadalajara, debido a que el periodista tampoco podía apostar a un desarrollo local en los medios informativos, “no podía incrustarme en el trabajo informativo allá por diversas circunstancias, el recurso no era el mismo que percibía en México, no tenía los conocidos que tenía allá y decidí buscar qué ciudad de los alrededores de la capital, podía garantizarnos una vida similar a la de Guadalajara y que podía tenerme cerca de mi familia y las ventajas laborales de la Ciudad de México”, aseguró.

Pensó en Puebla, Pachuca y hasta Tlaxcala, y en ese tiempo Jesica le platicó que curiosamente amigos cercanos tenían relación con Querétaro, el estado que se convirtió en el elegido para la llegada de la familia Morales Bravo.

Sentido de pertenencia

Ya inmerso en el mundo de las franquicias, Mario le contó a un amigo cercano, David Tapia, gerente de franquicias del Rey del Dulce, “que teníamos la inquietud de vivir en Querétaro y me dijo, un queretano de sepa, al contrario de lo que se piensa que dirían que no, que para qué venimos, nos dijo que él nos ayudaba en todo lo que necesitáramos, algo que no vamos a olvidar nunca”, reveló.

Él fue la persona que lo acercó y familiarizó con el estado, lo llevó por diversas colonias de Querétaro hasta que encontraron la elegida para vivir, en Tejeda, en el municipio de Corregidora, debido a la necesidad de no alejarse de su familia, propiciar el desarrollo de sus hijos y estar cerca de la Ciudad de México por si tenía que trasladarse por el trabajo.

“La casa que encontré hace siete años sigue siendo donde vivimos y la vemos como nuestra y siento que estamos pasando a una segunda etapa, ya vemos una zona que sentimos como nuestra, ya no nos acostumbraríamos a llegar a otro lugar quizás dentro del mismo Querétaro, y sentimos que para nosotros es esa cuna que hemos adoptado y nos ha llevado a muchas lecciones entre mis hijos y mi esposa. Al principio, ante la falta de algunas cosas que me decían mis hijos había algo muy importante que aprender. Les dije que lo primero que hay que hacer es agradecer a Querétaro que nos abrió sus puertas y tenemos que respetar lo que hay aquí.

“Por mi profesión empezamos a aprender cuáles eran las marcas originarias del estado, nos empezamos a dar cuenta que el estado tenía su propia circunstancia con todo y el crecimiento que se estaba presentando, con sus propias marcas, sus propias formas de vida, personajes, y nos empezamos a incrustar, a conocer y a la distancia de esos siete años de haber llegado, tenemos más amigos queretanos que nos han dejado grandes enseñanzas, que de los que llegan de otros estados”, afirmó Mario Antonio.

Cuando llegaron a Querétaro pensaron que algo había que retribuir a la oportunidad que se les estaba dando en el estado, “porque finalmente, a siete años de distancia, al 100% no dependo de Querétaro en este sentido, no tengo un trabajo en el estado, no gano algo económicamente porque todo mi ingreso viene de la Ciudad de México, por lo que con mi esposa nos preguntamos qué vamos a hacer, algo te debe de dar ese sentido de pertenencia”.

Apoyo a emprendedores locales

Desde ese momento se dieron a la tarea de crear un espacio radiofónico, ante la sugerencia de no abandonar los micrófonos hecha por Pedro Ferriz de Con, con quien Mario trabajó casi 15 años. “Le llamamos a ese espacio Incentiva Empresas y encontramos la manera de devolver algo abriendo los micrófonos a los emprendedores queretanos que les costaba mucho tener un espacio, para que nos contaran todo su sacrificio para hacer un queso artesanal, un vino o una cerveza artesanal y en un momento se volvió plataforma única para ellos para exponer su producto”.

Un programa que se realizó durante 52 emisiones, un año durante todos los sábados, con el apoyo de todos los integrantes de la familia pues además de su esposa en la realización, Mario contó con el apoyo de su hija Camila en la producción cuando tenía 15 años. “Siempre vamos en familia, quizá eso nos dio la oportunidad de salir avante cuando no teníamos muchos conocidos en Querétaro”, reconoció el periodista y consultor que agradece la oportunidad de conocer nuevas personas y nuevos lugres.

Actualmente participan en una sección de franquicias y modelos de negocio, todos los lunes por las mañanas en Radar FM, además de que Jesica desarrolló una consultoría, llamada Consolidación Empresarial, dedicada a apoyar a los emprendedores y que logró convencer a Mario para traer la Feria de Franquicias que se hacía en el World Trade Center en la Ciudad de México, a Querétaro.

“En la consultoría apoyamos a toda aquella empresa que tiene una necesidad de comunicación. No somos agencia de publicidad, sino que nosotros generamos esa comunicación que necesitan para llegar público o inversionista, esa es la parte que me toca y mi esposa da la otra parte de la consultoría que es la situación del fortalecimiento del emprendedor en un trabajo más ordenado, institucionalizar la marca, hacer que vaya estandarizando procesos, que haga manuales de operación y que muchas veces es lo que le hace falta a los negocios”, contó el padre de familia.

Tanto Mario Antonio como su esposa Jesica y sus hijos, Camila de 18 años, Mario de 15 e Iker d 14, han encontrado las condiciones necesarias para vivir en Querétaro y saben que son parte de los nuevos queretanos que ponen su granito de arena para que el estado siga siendo un referente a nivel nacional.

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