Landa de Matamoros

Aire caliente y olor a mar. Faltarían cuatro horas para llegar a la costa, pero ya están aquí las palmeras, atuendos y sofocos del trópico. Lan-há (“lugar cenajoso”, en la voz chichimeca) de Matamoros (en honor a don Mariano) tiene hasta fósiles marinos, que según cuentan los guías turísticos, datan de 100 millones de años, sepultados entre tierras calizas de la Sierra Gorda, que aún en la zona plana de su cabecera municipal lucen un tono rojizo.

Pero la tierra landense, que es 47% fértil, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no produce suficiente alimento ni genera ningún ingreso para sus pobladores, ya que “se encuentra en el abandono la mayor parte de su área agrícola”, según lo reconoce el Plan de Desarrollo Municipal 2015-2018. “Tierra bonita pero pobre”, define un taxista.

“Existen dos Querétaro. Por un lado, el de las miles de fábricas; por el otro, el de la Sierra Gorda. Y pues resulta que los queretanos ricos no han querido mandar ninguna empresa, ni una sola, a los del lado pobre”, dice Enrique Rivera, abogado y ex juez, radicado en esta ciudad.

“El establecimiento de factorías no parece rentable para los empresarios de la industria de la transformación”, explica a EL UNIVERSAL Querétaro la presidenta municipal de Landa, Honorina Amador Covarrubias.

“Aquí los muchachos se van. Apenas cumplen 15 ó 16 años, se les mete la cosquillita de irse para Querétaro, a San Juan del Río, a México o a los Estados Unidos”, comenta Ermelando Melo Trejo, cafetalero de la comunidad de Agua Zarca.

Pese a su reconocida riqueza natural, histórica y cultural, Landa ocupa el segundo lugar de pobreza estatal (apenas con 3.4 grados arriba de Pinal de Amoles), con un promedio acumulado de pobreza “moderada” y “extrema” de 81.2%, según el Consejo Nacional de Evaluación a la Política del Desarrollo Social (Coneval).

Tierra improductiva

Las precarias condiciones en que se encuentra este municipio se detallan en el documento oficial arriba citado, el cual “menciona puros problemas, pero ninguna solución”, en opinión de Arturo Ramos, maestro de secundaria.

Problemas: “la emigración de nuestros jornaleros a otras latitudes… Los bajos costos que se pagan a los productores… Los suelos que no cuentan con sistemas de riego… La escasez de mantos acuíferos… La poca agricultura es de temporal, supeditada al consumo, obteniéndose poco maíz, frijol, sorgo, garbanzo y café”.

En el informe mencionado, la fruticultura también se reporta con “bajo nivel productivo”, atribuyendo esto “al incosteable pago de los productos —naranja, plátano, durazno, mandarina, mango, aguacate y papaya— que se dan en los mercados.”

Por lo que toca a la ganadería, las justificaciones son equivalentes: “debido al cambio de las condiciones climatológicas, a los altos costos de los insumos que han provocado que ésta se desplome, a la competencia del exterior…”

Sobre la minería, el reporte deja ver que la autoridad responsable no ha investigado aún el tema, porque el documento anota: “Se cuenta con recursos minerales, tales como manganeso, plata y plomo, pero que no han sido explotados debidamente, al carecer de estudios geológicos que precisen su potencial.”

En cuanto al cuidado de la gran reserva de coníferas que posee esta zona, el informe discrepa entre “evitar la tala inmoderada” y “reforestar” o asumir la realidad social que impera en las zonas boscosas: “se tiene que dar respuesta a la pobreza y hambre que sufren los habitantes de esas regiones.”

Como corolario, la llamada “industria sin chimeneas”, la actividad turística, también muestra un panorama sombrío. “En materia de turismo, se sufre un importante rezago… No se cuenta con reglamento… Se carece de investigación turística… Pocos prestadores de servicios... Se requiere de capacitación…”

Ignorados por la Banca

Si bien, la industria no ha querido poner un pie en Landa, donde sólo se cuenta con “tabiqueras, aserraderos, tortillerías y moliendas de nixtamal” entre los negocios, el sistema bancario se mantiene al margen de la economía landense, amén de que por su ausencia complica la vida de los burócratas, así como de muchas personas que reciben dólares del extranjero.

Con excepción de un cajero automático de HSBC, ubicado en el contiguo pueblo de La Lagunita, no existe otro equipo dispensador de efectivo en el municipio, como tampoco una sucursal bancaria.

En Landa, la falta de bancos origina el singular hecho de que la nómina gubernamental tenga que ser cobrada por sus beneficiarios en el municipio vecino, el pueblo mágico de Jalpan de Serra, localizado a 22 kilómetros de distancia, 30 minutos de viaje por la carretera serrana y un costo de 40 pesos adicionales por hacer el recorrido en taxi, que es el único medio de transporte.

La suma de efectivo que el sistema bancario desprecia a Landa no parece ser poco significativa:

A 743 mil 392 pesos asciende tal cantidad; dividida entre 473 mil 392 que se pagan a 351 empleados, con ingresos que van de los 73 mil 500 que gana la edil hasta los mil 464 que devenga un “Instructor de teatro-B”. Asimismo, 270 mil adicionales que se reparten cada mes, a razón de 30 mil por cabeza, los nueve regidores que tiene esa localidad.

Las remesas que envían los landenses que trabajan en Estados Unidos, monto no cuantificado oficialmente por la alcaldía, aunque estimado en “6 millones de dólares al año”, son cobradas en cuatro sucursales telegráficas que Telecomm opera en ese lugar. Sin embargo, según voces de calle, los módulos manejan poco efectivo y trabajan sólo medio día. Así, la ciudadanía debe viajar a Jalpan para cualquier cosa.

Autos de modelo anterior y hasta carcachas, todas con placas estadounidenses, son de uso común en Landa, donde se dice que “cada familia tiene un pariente en EU”. Los autos “chocolate” son tan comunes como el dólar, moneda que se ha vuelto corriente para quienes la poseen.

En pleno centro de La Lagunita, una singular escultura al migrante “paisano” se ha convertido en el principal punto de referencia. El sitio es tan apreciado que se le conoce como “monumento al dólar”.

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