El 2015 fue un año de sueño para el taekwondoín Saúl Gutiérrez Macedo. Se convirtió en el primer atleta de Querétaro en conseguir el Premio Nacional del Deporte. Fue primer lugar en los Juegos Panamericanos, la medalla de tercer lugar en el Grand Prix de Rusia y con ese metal se convirtió en el único de la selección en regresar con una medalla; además, ganó el segundo lugar en el GP de Turquía, primer lugar en Abierto de Kazajistán y ese año, consiguió por primera vez su pase a los Juegos Olímpicos, los cuales se celebraron en Brasil 2016.
Los logros llegaron rápido para Saúl, con apenas 22 años se convirtió en un emblema de la selección mexicana de taekwondo. Pero su carrera ha dado un vuelco y hoy a sus 25 años tiene un nuevo reto deportivo y el mayor reto de su vida… el de ser padre.
“Todos piensan que he estado con altibajos, pero creo que lo que pasa es que el nivel en el taekwondo ha aumentado muchísimo. En el 2015 yo tuve una racha muy buena, casi nadie ha tenido esos resultados, pero tampoco es algo que se pueda lograr siempre”, explicó.
Durante su competencia en Río, Saúl llegó ranqueado como el número tres. En los octavos de final peleó contra Temuujin Purevjav de Mongolia, ranqueado en el 112 de la división de los 68 kilos. Para la sorpresa de todo México, Saúl cayó por un marcador de 12-11 y ahí acabó el sueño de un metal olímpico.
Después de ese descalabro ha sido difícil retomar el camino que empezó el joven taekwondoín en el tatami. En el pasado mes de marzo, Saúl consiguió la plaza para asistir a los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebrarán este año en Barranquilla, pero una lesión de ligamento cruzado y roto y los dos meniscos desgarrados lo dejó fuera de pelear su oportunidad de asistir, ya que la rehabilitación tardará aproximadamente seis meses.
“Tomo las cosas positivas de cada evento, ahora no me tocó ir, pero ya tuve esa experiencia y ahora me toca descansar, estar en mi casa y valoro todo”, comentó.
Durante este trayecto de 2016 al 2018, Saúl se convirtió en padre de una niña que lleva por nombre Aitana, la pequeña de poco más de un año, se ha convertido en parte de su vida y su motivación para salir adelante.
“Es bonito tener un bebé, es complicado porque la veo poco, al principio fue raro porque me iba y cuando regresaba a casa la bebé ya hacia cosas que antes no, empezar a caminar, a hablar y pues es feo porque te saltas muchas etapas del bebé, pero es padre. Sí la dejaría (ser deportista) porque al final de cuentas también es su decisión, la voy a apoyar siempre, pero lo que creo que no se debe dejar de lado son los estudios, en un principio los dejé, pero creo que hay que buscar la facilidad que te dé una universidad porque si llega alguna lesión tienes que estar bien preparado para emprender una carrera”, mencionó.
Debido a la falta de resultados y ahora con su lesión, Saúl sabe que los apoyos por parte de las autoridades nacionales del deporte podrían ser retirados.
“Hasta ahora no me han retirado nada, espero me aguanten el proceso de recuperación y cuando regrese, porque obviamente no vendrá un triunfo inmediato luego de la lesión, es algo natural”, expresó.
Luego de la experiencia de estar en la cima, de estar abajo y ahora con la lesión, se ve a un Saúl Gutiérrez más enfocado en sus objetivos.
“Me siento bien, creo que me he mantenido con los pies en la tierra, cuando estuve ganando no me crecí, ahora que me toca tener menos resultados, no sentirme menos, la crítica siempre estará cuando tienes resultados y cuando no los tienes, ahora sí que hay que ver lo positivo de cada cosa”, dijo.
Está cursando el cuarto semestre de la carrera en administración, nunca dejar la escuela es un consejo que le ha dado a su hermano Salvador, quien está iniciando su carrera deportiva en el taekwondo.
“A él le han ofrecido que se vaya a entrenar con la selección, no ha sido un ofrecimiento formal, pero siempre le recomiendo que no cambie su carrera por estar allá y menos sin haber ganado el nacional”, sentenció.
El originario de Michoacán que comenzó en el taekwondo a los 12 años es ahora un hombre que ha tenido reconocimiento internacional, pero no siempre fue así, en su etapa de Olimpiada Nacional nunca ganó medalla, pero eso nunca lo detuvo.
“Una de las ventajas de ser necio es serlo en las competencias, tarde que temprano llega tu momento y si no es así, [hay que] tratar de hacer otras cosas, no se acaba la vida por una lesión o alguna competencia, siempre tratar de buscar en lo que somos buenos y seguir adelante”, mencionó.
La mirada ahora está en Tokio, y a pesar de que sabe que el camino será complicado, Saúl ya se ha mentalizado para las próximas competencias. Pero, más allá del combate y la disciplina, Saúl ha aprendido una lección muy importante.
“Ha sido mental mi mejoría, ya no me pongo tan nervioso y trato de disfrutar los combates. Mi compromiso principal es tratar de disfrutar cada competencia, porque nunca sabes si te vas a lesionar o no, hay que disfrutar cada combate como si fuera el último”, finalizó.