Tierra, charcos, lodo y en algunos sitios asfalto en mal estado, se observa en algunas zonas de las ciclovías de la capital del estado, poniendo en riesgo a los ciclistas que por ahí transitan.
Aún se pueden ver las huellas dejadas por la lluvia del día anterior. Acusan que la pintura no resistió la lluvia y terminó junto con los escurrimientos pluviales en la presa El Cajón. El agua permanece encharcada en algunos lugares de la ciclovía de avenida Universidad, eso no impide que los ciclista pasen, pero si causa algunas molestias, pues llegarán a sus destinos con la ropa mojada o salpicada de lodo, que al secarse dejará una mancha café.
En la estación de bicicletas ubicada entre Juárez y Allende sobre Universidad, las bicis esperan a los usuarios. Un joven llega, realiza el procedimiento y toma una unidad sin reparar mucho en el montón de basura que está a un lado de la cicloestación. En esa zona el asfalto está en condiciones aceptables, aunque lleno de sedimento arrastrado por las aguas.
Un hombre se acerca en su bicicleta. Viene con una bomba para reparar llantas de bici en la espalda. Viste una sudadera roja y gorra azul. Su nombre es Agapito Hernández Mendoza.
Dice que viene desde La Cañada en bicicleta y se dirige a su trabajo, en la salida a Celaya, recorriendo de polo a polo la zona metropolitana de Querétaro. El viaje, señala, le lleva una hora, mucho más rápido que si tomara el transporte público y sin gastar, más que las reparaciones que tiene que hacerle a su bicicleta de vez en cuando.
De un bolsillo del pantalón, Agapito saca un sellador de pinchaduras y dos desarmadores para arreglar algún imperfecto que pudiera tener su bici, con la que, narra, también llega a ir a Pedro Escobedo cuando le sale trabajo allá en alguna construcción, pues se dedica a la albañilería.
Mientras Agapito platica, pasan algunos ciclistas que también usan la ruta para llegar a sus destinos. Una joven pasa en sentido contrario, muy velozmente a un lado. El hombre comenta que en la carretera el mayor riesgo lo representan los tráileres y algunos conductores que en los momentos de más circulación quieren rebasar por el acotamiento, sin percatarse que hay algunos ciclistas y, en algunos casos, autos descompuestos, poniendo el riesgo a quienes por ahí transitan.
Explica que para él la ciclovía de Universidad y hasta el barrio de Hércules está en buenas condiciones, a pesar de que en algunos lugares la pintura ya haya desaparecido y en el caso de la colonia Calesa, el camino para las bicicletas esté a media calle.
Indica que sólo falta que hagan ciclopista en el municipio de El Marqués, pero eso, dice, será para el próximo presidente municipal, pues Mario Calzada “ya va de salida. El pueblo ya no lo quiso”, abunda.
Agapito dice que desde que tenía 12 años de edad anda en bicicleta. En esta temporada de lluvias, cuenta, lo más complicado son las mojadas de los coches cuando pasan a un lado en los casi 40 kilómetros que recorre todos los días.
La petición de don Agapito, como ciclista y marquesino, es que se termine la ciclovía hasta El Marqués, para que más personas usen este medio de transporte todos los días y circulen de una manera más segura.
Por la mañana circuló un video de la presa El Cajón, en Juriquilla, denunciando que la lluvia del domingo “deslavó” la pintura verde del carril para bicicletas, llevando todos los residuos al lago, afectando a los patos que tienen como hogar ese lugar.
Diana Laura Juárez, activista de la Asociación de Ecologistas de Juriquilla, señaló que no sólo es la pintura de la ciclovía, sino de toda la basura que baja con los escurrimientos de la lluvia de estos días.
Pidió a las autoridades acudir al lugar para corroborar que la pintura de las ciclovías cede ante las aguas y que no resiste. “Desafortunadamente todas las corrientes bajan y descargan en la presa. Va jalando de todas las calles donde hay ciclovías”, explicó.
Agrega que la mayoría de la gente de la zona de Juriquilla no quiere las ciclovías, al tiempo que llama a las autoridades a repintar los carriles para bicicletas o quitarlos.
Por otro lado, la ambientalista América Vizcaíno explica que el video y la denuncia sobre el agua pintada de verde de la presa El Cajón, se la hicieron llegar personas que habitan cerca de la zona y que notaron que la pintura del carril exclusivo para bicicletas no resistió el temporal y fue arrastrada con los escurrimientos hacia la presa, dando un color verde al plumaje de los patos que en ese lugar viven.
Añade que la pintura se quedó a nivel de superficie, afectando a la fauna local, aunque en ese momento no saben qué tipo de pintura se usó para las ciclovías y qué tipo de afectaciones tendrá sobre los animales que viven en ese cuerpo de agua.
“Si continúan las lluvias, la pintura seguirá llegando al dren El Arenal y a la presa El Cajón. La cuestión también es económica. Cuánto nos costó el metro de pintura con una durabilidad mínima, porque a las semanas de haberse pintado se empezó a despintar”, subrayó la ambientalista.