La afluencia de personas al Panteón Municipal Cimatario comenzó a llegar desde este jueves para acudir a las tumbas de abuelitos y padres de familia que ya han fallecido, no obstante este domingo las visitas llegaron a su máximo, en esta ocasión fueron principalmente esposas e hijos los encargados de efectuar el remozamiento de las tumbas.
El Día del Padre se festeja este año el 16 de junio, ya que este día indica el tercer domingo de este mes —la celebración fue establecida desde 1966, por el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson, quien firmó una proclamación que declara el tercer domingo de junio como el día dedicado al papá—.
Aunque la afluencia de personas es menor que durante los festejos del 10 de mayo —Día de la Madre— en el panteón municipal, también se dejan escuchar cantos, rosarios y recuerdos o historias de cuando el abuelito o el padre vivían.
Esta vez las tumbas en al camposanto fueron espectadoras de la melancolía por los que ya partieron, pero —de igual forma— fueron testigos del agradecimiento de los vivos por festejar una vez más el Día del Padre; aunque las risas y las lágrimas siempre fueron una constante en el panteón.
Doña Rosa Najara Ezequiel, quien es ama de casa y tiene 66 años de edad, se encontraba sola remozando la tumba de don Alberto Hernández, su esposo, quien falleció hace cuatro años de un infarto al corazón.
“Lo extraño mucho, tuvimos tres hijos, ellos ya están grandes y viven uno en México y los otros dos en Guanajuato, ya no pueden venir a verlo. Pero yo vengo cada vez que puedo a limpiarle su tumba, vengo el día de su cumpleaños, hoy, y el día de muertos, y de vez en cuando”, narró doña Rosa.
La viuda explicó que después de la visita prepararía una comida a dos de sus hijos que ya son padres y pasaría un día agradable en casa, ya que entre semana le es imposible porque sus hijos tienen que regresar a los lugares donde trabajan.
“Pues vine hoy porque mis hijos vienen, ahora con sus hijos, y no les gusta venir a los panteones, dicen que no les gusta que me ponga triste. Esto es la vida, son bueno hijos, pero ellos tienen a los suyos, y a mí me toca ser la viuda”, externó Rosa.
En esta ocasión, en el Cimatario, Ana Luisa Valdemar y sus dos hijos Miguel y Elaine visitaron el recinto de su padre —él murió de cáncer hace ocho años— y acudieron al panteón a dejar flores a don Samuel.
“Pues ya son varios años que tienen de fallecido. Yo me volví a casar, era joven cuando falleció, yo tenía 39 años, es algo difícil, pero creo que la vida sigue y ya me lo encontraré en otro lugar”, dijo Luisa.
Por su parte, Elaine añadió que aunque extraña a su padre, comprende el ciclo de la vida, y a pesar de ser momentos complicados ve con buenos ojos que su madre haya contraído nuevamente nupcias.
“Pues yo apoyé a mi madre cuando decidió casarse nuevamente, algún día yo tendré hijos y mi hermano también, entonces mi mamá necesitará un acompañante que la quiera”, concluyó.