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Migrantes ven roto el "sueño americano"

Varios son los paisanos que emprendieron el viaje hacia EU en busca de una mejor calidad pero fueron deportados; pese a recibir apoyo, señalan la falta de respuesta del Consulado mexicano

No es la primera vez que cruzan el país hacia su estado de origen dentro de la Caravana del Migrante. A pesar de que sus hijos son norteamericanos de nacimiento, con estas visitas tratan de inculcar en sus pequeños la cultura mexicana (VÍCTOR PICHARDO)
17/12/2016 |01:13Gonzalo A. Flores |
Redacción Querétaro
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José pasó su cumpleaños número 25 detenido en Estados Unidos. Era la primera vez que el joven trataba salir del país sin documentos, con el propósito de llegar a Texas donde ya había pactado un trabajo dentro de una construcción, sin embargo, no pudo permanecer en suelo norteamericano y fue repatriado.

Originario de Maravatío, Michoacán, José aceptó que decidió partir a probar suerte en “el gabacho” luego de ver en su tierra cómo llegaban y lo que decían migrantes a los que les fue bien durante su estancia en Estados Unidos.

“Escuchas que se gana mejor y ves cómo viven después de haber estado allá, por eso me fui, para buscar darle a mi familia una mejor vida”, compartió el joven con EL UNIVERSAL Querétaro.

José contó que se dirigía a Texas. Era el primer viaje que hacía como migrante pero además de él, también cruzaron otras personas que iban a Nueva York por lo que la persona que los pasó decidió llevarlo con ellos y posteriormente lo acercarían a Texas, pero al momento de arribar al primer destino, la Gran Manzana, fueron detenidos por la Border Patrol.

“Cumplí mis 25 años tras las rejas, el que me pasó me dejaría en Texas pero había más personas que se dirigían a Nueva York y me llevaron con ellos para que de regreso me dejaran en mi destino pero ya no llegué”, contó.

Su travesía para cruzar comenzó en Sonora. “Pasé nueve días en el desierto para poder cruzar y el camino me gustó porque no vi a la Border Patrol en ningún momento. Me sorprendió lo buenas personas que resultaron los que nos cruzaron porque también pasaron cuatro mujeres con nosotros, una de ellas embarazada de siete meses a la que le ayudaron cargando su mochila que pesaba unos 45 kilos y aparte no nos faltó en ningún momento agua y comida”, relató.

José dejó en Maravatío a su esposa y tres hijos, el mayor de 6 años de edad, que son sus mayores motivaciones para buscar una mejor vida en suelo estadounidense.

“Ya pude hablar con ellos, me dicen que no me desanime, que todo estará bien, la verdad volveré a intentar pasar por Sonora porque no tiene caso que vaya a mi tierra y a los pocos días volver a salir, mejor de una vez veo si puedo cruzar”, explicó el joven que después de ser deportado llegó a la Dirección General del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes donde recibió apoyo y orientación para encontrar donde comer y pasar la noche mientras valoraba cuál sería su siguiente movimiento.

Mientras, se quedará en la Casa del Migrante Nazareth, una de las más concurridas en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, la cual tiene vinculación directa con el instituto.

“Es lo que Dios quiere, es una gran experiencia y pues lo intentaré de nuevo”, afirmó José, convencido de que del otro lado está un futuro que promete, pues en su país ha constatado lo difícil que es sobrevivir con los bajos sueldos para sacar adelante a su familia.

¿Y el Consulado?

Dentro del mismo Instituto Tamaulipeco para el Migrante estaba don Rogelio. Es originario de Guanajuato y son más de 15 años los que han pasado sin que vuelva a su tierra. “Ya es bastante tiempo de no regresar pero eso es porque mi esposa y mis hijos están en Estados Unidos también y la única que se quedó en Guanajuato fue mi mamá aunque ella tiene Visa y podía visitarnos en cualquier momento”, detalló.

Su detención y deportación se derivó de una revisión de automóviles por parte de los policías fronterizos y al momento de pedirle sus documentos y no presentarlos fue remitido a la sala de detención en California.

Ahí, contó, trató de contactar por todos los medios al Consulado mexicano en Estado Unidos, sin respuesta. También a los guardias les pedía que contactaran a la autoridad pero sólo le decían que no tardarían en presentarse. Pasó algunos días en espera hasta que le avisaron que su deportación estaba lista y ni al momento que fue repatriado el Consulado estuvo presente. “Eso desmotiva porque se supone que son un apoyo para los mexicanos en ésta situación, es triste porque se desentienden por completo y nos dejan a la deriva”, apuntó.

No obstante, afirmó que no tuvo problemas con los oficiales estadounidenses durante el proceso de su regreso, aunque no tardará mucho en intentar volver junto a su familia en California.

Don Rogelio aceptó que está decepcionado por la falta de compromiso del presidente saliente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien prometió una reforma migratoria que nunca sucedió. “Sólo nos ilusionó con esa reforma, sólo fueron votos para él y se desentendió por completo después de esa iniciativa. Ahora con Donad Trump no creo que nos vaya tan mal, pues tan siquiera ha sido abierto en mostrar su postura pero no creo que se de una deportación masiva, yo creo que algo va a pasar que nos terminará beneficiando el que haya llegado a la presidencia”.

“No lo volveré a intentar”

Ricardo (nombre ficticio por petición de anonimato), pasa de los 50 años y es de Apaseo El Alto, una localidad de Guanajuato muy cercana a Querétaro. Salió el 19 de octubre de su comunidad con los ahorros que había juntado.

Como todos los migrantes, se imaginó un incremento en su calidad de vida y en su ingreso económico por lo que llegó a Nuevo Laredo para buscar quien sería la persona que lo ayudaría a cruzar la frontera. Lo localizó, pagó una gran cantidad (que no reveló) pero al momento de ir en la camioneta por Mc Allen, Texas, fueron interceptados por la patrulla fronteriza que detuvo el vehículo y revisó a todos los pasajeros.

“Bajaron y revisaron a todos. Ahí ninguno se salvó ya que ninguno traía papeles y nos trasladaron a las oficinas migratorias donde nos resguardaron hasta quedar listo el proceso de repatriación”, relató sobre su primer intento de cruzar la frontera.

Sin embargo, la experiencia desanimó a don Ricardo, quien aceptó que no volverá a intentar entrar sin papeles al país vecino. “Es algo que no volveré a hacer. Mi edad ya no me lo permite tan fácil y sinceramente se corren muchos riesgos en esto. No vale la pena, prefiero mejor regresar con mi familia”, dice.

Con la hoja de su deportación en las manos, don Ricardo es atendido en el Instituto Tamaulipeco para el Migrante. Por esa noche no le faltará comida, techo y un lugar donde descansar en la Casa del Migrante Nazareth. Ahora lo único que quiere es regresar junto a su familia y no volverlos a abandonar.