Gabriel Hernández mira a los lejos a los dos trabajadores que recogen los plásticos que cubren los surcos en la plantación de chiles, en una de las orillas de La Griega. En la tierra se pueden ver los estragos que dejó la granizada del martes por la tarde, pues en el suelo los chiles, incluso, están partidos. “Fue una mala temporada, primero secas, luego 20 días seguidos de lluvia y ahora el granizo”, señala.
De lejos las hectáreas sembradas con plantas de chile parecen normales. Se ve una capa verde en el suelo, sin que se aprecien daños. “Vayan a ver al vecino, él perdió sus cultivos”, dice un hombre que pastorea un rebaño de borregos, a los que mete a una construcción. “A mi no me afectó tanto la granizada. A mí me afecta más la delincuencia. Hace poco se quisieron meter a robar. Se querían llevar una camioneta que tengo aquí. Sólo se llevaron los perritos que tuvo mi perra”, apunta.
Su vecino, Gabriel, está en una pick up. Observa, entre dos sembradíos, a los dos jornaleros que recogen los plásticos que cubren los surcos. Aunque él dice que las pérdidas son menores, pues estaban a punto de terminar la cosecha, la expresión de su rostro es una mezcla de tristeza y desconcierto.
“De hecho, aquí (28-29 hectáreas) de puro chile. Aquí ya había cosechado, ya estaba empezando a limpiar para el siguiente cultivo, ya nada tenía una esquina, iba a sacar un poco de (chile) rojo.
“De hecho, todo el ciclo fue malo, porque primero fue muy seco, muy intenso, luego fue mucha lluvia continua, todas las noches llovía y llovía. Se calmó la lluvia y ayer (martes) el granizo”, explica.
Apunta el trabajador que comenzó a granizar como a las seis de la tarde, pues un hora antes, estaban cosechando chile rojo cuando se percataron de que la lluvia se aproximaba a La Griega, lo que no le preocupó tanto, pues ya tenía la mayor parte de la cosecha.
El miércoles cuando regresaron vieron que lo que quedaba de su cosecha se había perdido por la granizada, lo que vino a cerrar un ciclo poco productivo para Gabriel.
En el centro de La Griega se observan algunos de los daños causados por la granizada que azotó en la zona el martes por la tarde. En algunas calles se observan todavía los bloques de granizo compactado. En otras, los rayos del sol ya derritieron lo que quedó de la tarde-noche anterior.
Afuera de su casa, Isidra Lucas, habitante de La Griega, pero originaria de Jesús María, observa el pedazo de granizo compactado que sacó de su patio. La calle donde vive Isidra es empedrada, y en el centro aún hay un gran charco formado por el derretimiento del granizo.
Un menor sale de su casa y comienza a jugar con los bloques de granizo que aún aguantan los rayos del sol, toma un pedazo y lo arroja al centro de la calle. Una mujer más joven sale y regaña al chico, quien voltea a verla y sonríe.
Árboles rotos. Mientras, Isidra explica que la granizada comenzó a eso de las seis de la tarde y que fue muy fuerte, que nunca había visto algo parecido, pero que por fortuna en sus casas no pasó a mayores. “No llovió agua, era granizo, era granizada. Rompió todos los árboles”, señala.
En la calle se ven pedazos de ramas y hojas que forman un manto verde, y que a simple vista pareciera parte de la vegetación que crece entre el empedrado, pero más de cerca se cae en la cuenta que son ramas de mezquite, hechas pedazos por la fuerza e intensidad del granizo.
Sin embargo, como si se tratase de un milagro, un rosal que está afuera de la casa de Isidra permanece intacto, con las rosas aún en su lugar, sin que sufriera daños por la tormenta que a los árboles y algunos nopales los dejó maltrechos.
“En la tardecita (del martes) esto estaba todo blanco. En la mañana también, pero el solecito ya lo derritió”, precisa la mujer, quien termina de limpiar el patio de su vivienda, pues el granizo y el agua posterior dejó mucha basura.
Agrega que sí hubo presencia de elementos de Protección Civil el martes, para verificar que no hubiera problemas o personas en riesgo por la granizada.
Isidra explica que la gente sí se asustó por la tormenta. Dice que en 25 años de vivir en La Griega no recuerda algo similar. A ella, la granizada la sorprendió en la calle, pues había acudido a una reunión, teniendo que protegerse bajo un techo, para esperar a que amainara el fenómeno climático que fue recogido por muchos usuarios de redes sociales. “Si pegaba duro”, comenta.
Frente a la casa de Isidra está la de María del Rosario Villegas Ramírez, quien dice que estuvo “bien duro el granizo”. El patio de su vivienda está al mismo nivel de la calle, por lo que el agua y granizo terminaron dentro del mismo, aunque sin afectaciones a las habitaciones, “sólo un poco de humedad”, dice la mujer, cuyos hijos juegan bajo las ramas de un mezquite que está en el patio, cuyas ramas están rotas.
Añade que no recuerda evento semejante, pues hasta los niños, que siempre disfrutan el espectáculo del granizo estaban asustados por la magnitud del fenómeno que a su paso destruyó cultivos, dejó anegaciones y muchas plantas destruidas.