Para Lídice Rincón Gallardo, coordinadora de Accesibilidad y Desarrollo para Personas con Discapacidad del municipio, el haber heredado el Síndrome de Holt-Oram (SHO) —una enfermedad genética que afecta el desarrollo de las extremidades superiores y el corazón— no ha significado ningún impedimento para salir adelante, pese a que ha sido víctima de bullying.
Hija de Gilberto Rincón Gallardo, promotor de los derechos de las personas con discapacidad, aseguró que por ser servidora pública en el municipio capitalino, no va a quitar el dedo del renglón para hacer de la ciudad un lugar más habitable para ese sector.
“Para mí es un gran orgullo saber que hoy estoy aportando, a través de un aprendizaje de vida que tuve con mi padre y maestro, ya que no sólo fue mi guía, también me enseñó a salir adelante”, mencionó Lídice.
La funcionaria recuerda que cuando era niña veía a su padre como una persona normal, ya que manejaba su auto, se movía en diferentes edificios, se encargaba de hacer la comida de su casa, de trabajar y de salir adelante: “Para mí fue novedoso visualizarlo como una persona con discapacidad”.
“Yo me veo y no veo una discapacidad, pero ahora entiendo que la gente me puede ver así”, expresó Lídice Rincón, quien reconoció que tanto ella como su padre padecieron bullying, pero eso no marcó sus vidas.
La incidencia del Síndrome de Holt-Oram es de uno de cada 100 mil personas. De acuerdo con Lídice, es de expresividad variable. En el caso de su padre, tenía el brazo izquierdo corto y tres dedos; el derecho un poco más largo —3/4 de lo normal—, con cuatro dedos, lo que nunca le impidió crecer profesionalmente.
Lídice comentó que su papá estudió en una escuela de jesuitas, lo que le permitió ser más aceptado y respetado por sus compañeros durante su educación. Sin embargo, para ella el acoso escolar fue más predominante.
Fue, sin embargo, la educación dentro de su hogar lo que le proporcionó la seguridad y la autosuficiencia que a lo largo de su vida le han permitido salir adelante.
Orgullosa de su padre
Con la licenciatura en Diseño Editorial, que estudió en la Universidad del Claustro de Sor Juana, dice que está preparada para apoyar a las personas con discapacidad y comentó que su labor es mantener los derechos de este sector de la población vigentes, así como que la sociedad los voltee a ver.
Expresó que su deseo es que Querétaro se convierta en un lugar más equitativo, un lugar más justo y donde se pueda salir adelante sin importar la discapacidad de una persona.
Es madre de tres hijos que están orgullosos de ella, el mayor tiene 23 años y es pianista, radica en el Distrito Federal y está estudiando Antropología Social.
Tiene otro hijo adolescente, que está por ingresar a la preparatoria, y otro una menor de cinco años, quien como ella padece de SHO: el pequeño fue operada a corazón abierto para evitar algún problema cardiaco.
“Mis hijos son muy autosuficientes, muy seguros, la diferencia de ellos y la educación con otros jóvenes es muy notable, pues han sido formados con conciencia social, y en la escuela, cuando eran chiquitos, tendían a cuidar al desprotegido o al molestado”, resaltó.
Lídice Rincón comentó que una persona con discapacidad es como cualquier otra, pero su valor se encuentra en su esencia, ya que la discapacidad no mide al ser humano, lo miden sus acciones y las decisiones que va tomando en el camino que afectan al mismo y a los demás.
Gilberto Rincón Gallardo fue presidente —desde abril de 2003— del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y candidato presidencial en el año 2000. Falleció en 2008.