Desde hace poco más de tres años, Máximo Gómez y Karina Ramírez viven con su hijo de seis años de edad, en Querétaro, luego de vivir en Cancún, Quintana Roo. Dicen que optaron por radicar aquí por la estabilidad laboral que ofrecía la entidad, pues en Quintana Roo el sector turístico es inestable.

Oriundos de la Ciudad de México, esta pareja cercana a la mediana edad, de carácter “cool” y charla ágil, pensó en Tlaxcala como primera opción para radicar, pero Máximo, al revisar la realidad de la oferta laboral y salarial de aquella entidad, optó por Querétaro.

Max, como lo conocen sus amigos, es fotógrafo y videógrafo, dice que al final Querétaro los convenció por estar “convenientemente fuera de la Ciudad de México, y no muy lejos de la misma, porque tenemos familia allá”.

Luego de vivir en la capital del país cuatro años, antes estuvieron 15 años en Cancún, donde vivían bien, aunque con los vaivenes de las temporadas vacacionales; Max explica que cuando llegó a Cancún ya estaba en declive el boom de ese destino turístico.

“Teníamos en mente Tlaxcala, porque tiene un rollo más ecológico y eso nos gusta, algo que Querétaro no tiene mucho”, indica.

Cuando llegó a Querétaro, comenzó a trabajar en una carpintería con una artesano que hacía literas bajo diseño, pero a los tres días un inspector del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) llegó al taller y tuvo problemas.

De allí salió, y luego de conocer a personal de un diario local, comenzó a trabajar de fotógrafo, donde estuvo prestando sus servicios casi tres años.

Actualmente, Max cubre eventos sociales, con video y fotografías, desde bodas y bautizos, hasta jubilaciones, pues la gente lo busca para cualquier fiesta que tenga.

Para editar los videos habilitó una habitación de su apartamento, donde tiene su equipo, además de que puede estar con su hijo.

Para Karina encontrar empleo fue más complicado. Inició la búsqueda por el “método tradicional” de hacer llamadas y dejar su currículum en las empresas, pero no funcionó. Ante ello, optó por tocar puertas y ofrecer sus servicios, lo que le dio mejores frutos.

Actualmente da clases de idiomas en empresas, preparatorias y particulares, además de ayudar a Max en su empresa de videograbaciones. “A veces hay más, a veces hay menos, es la desventaja porque somos independientes, pues dejó el periódico donde trabajaba”, asevera.

Menciona que Querétaro ha cumplido con sus expectativas, pues les ha dado estabilidad, calidad de vida, seguridad, tranquilidad, unión familiar y cultura, pues a pesar de que hay zonas peligrosas, conociendo dónde están y no visitándolas de noche, no pasa nada.

Max añade que “en Cancún te mueres de hambre medio año. En Cancún a septiembre le dicen septihambre, porque no hay ni para la renta”. Agrega Karina que “veníamos huyendo de la inestabilidad, lo que es una economía basada en la hotelería, por temporadas, que si el huracán, que las torres gemelas, y así nos pasaron miles de cosas”.

Ambos indican que parte fundamental de la inestabilidad laboral en Cancún son los constantes cambios en los hoteles, pues hay ampliaciones y, sólo la salida de un gerente implica rotación de todo el personal y despidos; estos cambios eran cada dos años.

“Una de las cosas principales que buscamos en Querétaro fue estabilidad. Un lugar donde podamos sentir que el niño va a la escuela. Tampoco te digo que no nos comemos la uñas, a lo mejor en eso no cubre nuestras expectativas, pues no estamos por arriba del promedio y unos súper ahorros, pero tenemos cierta estabilidad y seguridad”, abunda.

Karina resalta que es más fácil moverse en Querétaro que en la Ciudad de México, pues aquí se puede salir a las 19:00 horas a cualquier lado, mientras que en la capital del país salir a esa hora es impensable para una familia.

Sin embargo, precisa que el crecimiento demográfico de la ciudad es para ellos una desventaja, pues no encuentran la paz y tranquilidad que buscan en su vida, por lo que el paraíso que es Querétaro se puede perder.

“Esos cambios, de lo poquito que llevamos viviendo aquí son enormes. En un ratito ya tienes unas avenidas nuevas, al rato ya quieren construir la estación del tren, más casas, más residencial. No creo que nos dure tanto”, señala.

Ambos coinciden que en caso de mudarse de Querétaro buscarían radicar en otro país, que sería España, pues Karina tiene doble nacionalidad por tener familiares en aquella nación, lo que facilitaría la mudanza y todo el proceso.

Sin embargo, enfrentan un conflicto, pues quieren y les gusta México y Querétaro, pero hay cosas que les decepcionan, pues en los trabajos en ocasiones no se puede crecer o son condiciones laborales injustas.

Además, Karina apunta que la sociedad queretana es muy extrema, pues como puede encontrar a personas muy adineradas, a gente muy sencilla, aunque también con una carencia de educación.

Asimismo, desde su punto de vista, considera que algo que influye en la sociedad queretana es la religión, “en cualquier estrato la religión limita bastante, porque tienes que seguir ciertos lineamientos. La religión es un inflexible, y eso hace que la gente sea inflexible y se vayan por una línea y no se salga”.

La pareja asevera que además un signo característico de la sociedad queretana es la xenofobia y la desconfianza hacia los migrantes de otros estados, principalmente de la Ciudad de México, así como el clasismo.

Tienen pensado echar a andar algunos proyectos de agroecología, pues es un tema que no quieren dejar de lado, por considerar que es importante desarrollar ese tipo de planes.

Cuentan orgullosos que tienen un pequeño huerto familiar, a pesar del clima del semidesierto queretano.

Para Max y Karina su futuro cercano lo visualizan en España, con un proyecto propio, aunque esperan regresar a México, pues conscientes de la situación que vive el país, piensan contribuir con su “granito de arena” para mejorar.

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