Pachuca.— Fiel a ese sobrenombre que adornó su leyenda durante la década de los 90, Alfredo Tena salió de la banca leonesa preso de la furia. El auxiliar técnico de los Panzas Verdes estaba convencido de aquella acción protagonizada por el central colombiano Óscar Murillo y el goleador argentino Mauro Boselli era penalti (64’). El árbitro Isaac Rojas no lo consideró así y los Tuzos llegaron a la otra orilla.
Polémica victoria (2-1, 3-2 global) que clasificó al Pachuca a su novena final de Liga en la historia. Diego Alonso y sus dirigidos se lo deben, en buena parte, a su temple y a esa jugada que desató la cólera del ‘Capitán Furia’, mientras su hermano Luis Fernando sólo se acomodó la corbata por enésima ocasión en la noche.
La serie del morbo tuvo como clímax una jugada que enmudeció a la multitud. Sólo se escucharon los gritos provenientes del banquillo visitante y de Boselli, quien –aún tendido en el área— no dio crédito a la decisión del silbante.
Sólo habían pasado cuatro minutos desde aquel zapatazo que hizo mucho más gélida la velada hidalguense. Los locales parecían enfilarse a la serie por el título con cierta tranquilidad… Hasta que Elías Hernández recibió un balón por el sector derecho. Saboreó la opción incluso antes de que Juan Cuevas realizara el cambio de juego. El veloz atacante de La Fiera le metió todo el empeine derecho para hacer estéril el lance del veterano Óscar Pérez. Tras pegar en ambos postes, la redonda se incrustó en el marco defendido por el ‘Conejo’. Golazo.
Inyección de nerviosismo a una eliminatoria que lucía sentenciada gracias a la mala suerte y peor puntería del León.
Todo comenzó con la jugada en la que los Tuzos demostraron que también saben enterrar tréboles de cuatro hojas. Jonathan Urretaviscaya halló uno con el potente disparo que no llevaba dirección de marco, pero ambos zagueros centrales de los guanajuatenses se encargaron de dársela. Primero fue Guillermo Burdisso, cuyo fallido intento de cabezazo sólo envió la pelota al pie izquierdo de Diego Novaretti, quien cargó con la pena y dolor del autogol (21’).
El vértigo del Pachuca encontró recompensa, más allá de que Hirving Lozano, Rodolfo Pizarro y hasta Franco Jara estuvieron a punto de sucumbir en la batalla de los sentimientos.
Diversos conatos de bronca se desataron sobre el lienzo verde, mientras Jesús Martínez padre e hijo, cada uno en su respectivo palco, sufrió la definición de una eliminatoria que arrojó unas cuantas pizcas de calidad y grandes dosis de dramatismo.
Ya volcado sobre la portería hidalguense, el León controló el balón durante el 56% del tiempo, pero al final- sólo realizó cinco disparos al arco adversario, misma cantidad que los hoy finalistas, y el último de los Tuzos fue del ‘Chucky’, quien fusiló a William Yarbrough cerca del ocaso (93’).
Martínez Patiño y Andrés Fassi, presidente y vicepresidente del Pachuca, respectivamente, repitieron la estampa del efusivo abrazo tras del silbatazo final de Rojas, mientras los Tena lamentaron aquella polémica acción y las llegadas no concretadas.
Fue fratricidio, pero saldaron cuentas pendientes con el León cuatro torneos después. Sí, con polémica, pero los Tuzos son el segundo finalista del Clausura 2016. Buscarán su sexto título de Liga y primero en nueve años. Enfrente estará el líder Monterrey.