Querétaro ha registrado un avance considerable en materia de participación política de la mujer. En las elecciones de 2015, la entidad pasó del lugar 31 al primer lugar a nivel nacional en esta materia, ya que de dos presidentas municipales ahora tiene nueve y de dos diputadas que ocupaban una curul en la anterior Legislatura local hoy hay 13.
Sin embargo, para Marcela Ávila Eggleton, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta situación tiene que ver más con los requisitos de paridad que el Instituto Nacional Electoral (INE) estableció en la reforma político electoral de 2014, que con un genuino interés por impulsar la participación de las mujeres en la vida política del país.
“Creo que es una ampliación de la participación política más por decreto que porque verdaderamente se esté abriendo el sistema y se estén generando condiciones de competencia equitativa; si los partidos no estuvieran obligados por ley a proponer mujeres no nos hubieran propuesto o no en la medida en que las propusieron”, sostiene.
Esto generó que a las presidentas municipales electas se les llegara a considerar “Juanitas” por la forma en la que obtuvieron la candidatura, tal como sucedió en la elección federal de 2009, cuando se acuñó este término.
El concepto de “Juanitas” se originó cuando varias mujeres fueron postuladas como candidatas a diputadas por sus partidos políticos, esto para cubrir la cuota de género establecida por las autoridades electorales. Unos días después de haber ganado la elección solicitaron licencia para permitir la llegada de sus suplentes, la mayoría hombres, que tenían alguna relación cercana: esposos o hermanos.
En Querétaro, este fue el caso de ocho de las nueve presidentas municipales actuales, cinco pertenecientes al Partido Acción Nacional (PAN) y tres del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Durante el proceso electoral de 2015, ambos partidos dejaron de atender las obligaciones de la ley, la cual establecía que, de las 18 candidaturas para presidente municipal en el estado, cada grupo político debía postular a nueve mujeres y nueve hombres, por el principio de paridad de género.
El 29 de abril de 2015, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) emitió una sentencia al estado mediante la cual solicitó al Instituto Electoral de Querétaro (IEEQ) hacer lo necesario para garantizar la paridad de género en las candidaturas a las alcaldías.
Por ello, se bajaron diversas candidaturas que recayeron directamente en las esposas o hermanas de los aspirantes que los partidos habían propuesto originalmente.
En Pinal de Amoles, la candidatura la asumió Gloria Rendón, esposa del hasta entonces candidato Heriberto Cruz Zarate; en Jalpan sucedió lo mismo, Hildeberto Rocha Ramírez dejó la candidatura a su esposa Liz Selene Salazar; en Arroyo Seco y San Joaquín, Isidro Landaverde y Álvaro Vega Muñoz entregaron la candidatura a sus esposas María Dionicia Loredo Suárez y Anayely Álvarez Soto, respectivamente.
En Landa de Matamoros, Francisco Amador Covarrubias tuvo que dejar el encargo político en manos de su hermana Honorina Amador Covarrubias; en el casos de Peñamiller, Inocente Aguilar Pérez cedió el puesto a su esposa Margarita Hernández; lo mismo sucedió en Ezequiel Montes y Pedro Escobedo, donde los candidatos originales, el ex diputado Martín Vega Vega y Juan Carlos Piña, dejaron las candidaturas en favor de sus esposas, Luz María Quintanar y Beatriz León, respectivamente.
“La situación fue perversa de origen, el que obligaran a los partidos a poner 50% mujeres en las candidaturas y que los candidatos que ya estaban definidos pusieran a las esposas o a las hermanas, ya de entrada habla de que no se pensaba que hubiera mujeres capaces de la responsabilidad”, comentó la investigadora Ávila Eggleton.
Asimismo, se ha cuestionado si las candidatas y ahora presidentas municipales cuentan con la capacidad necesaria para desempeñar dicho cargo público.
En este sentido, Beatriz Marmolejo, ex diputada en la LVII Legislatura y actual secretaria de Desarrollo Social y Humano del municipio de Querétaro, señaló que, independientemente de la forma en la que llegaron, es necesario que las alcaldesas de esta administración no sean juzgadas sin haberles dado la oportunidad de trabajar en su cargo.
“Esas mujeres que ganaron las elecciones se merecen el voto de confianza de los ciudadanos y los resultados pueden ser medidos acorde a lo que establecen los diferentes indicadores y las mujeres que están ahora en esos espacios creo que están dando resultados; el mejor juez será el ciudadano una vez que llegue la elección de nuevo”, indicó.
Destacó que las reformas a la ley electoral en materia de paridad de género se crearon debido al rezago histórico de la participación de la mujer en la vida política en el país y consideró que serán medidas temporales en tanto la sociedad avance en esta materia y tenga claro que tanto hombres como mujeres tienen los mismos derechos y obligaciones.
Marcela Ávila Eggleton dijo que, en materia de paridad de género, Querétaro no es un ejemplo, ya que asegura que el actual panorama político en la entidad no es producto de que las mujeres hayan alcanzado esos espacios por méritos propios, sino que se debe a una concesión producto de un mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
“No necesariamente tenemos un avance cualitativo, evidentemente tenemos un avance cuantitativo importante, pero no producto ni de la apertura de los partidos ni necesariamente de los méritos de las mujeres, aunque por supuesto hay muchos casos en los que están en los puestos que están por mérito propio, no quisiera que se interprete que las mujeres que están en el poder están por producto de las cuotas o incluso que las que están producto de las cuotas no tengan capacidad, creo que esa es otra discusión”, sostuvo la académica.
Añadió que “en la medida en que no se establezcan condiciones de equidad para las mujeres, esa mayor participación de las mujeres en el ámbito público y privado no se va a dar”.
Por su parte, Beatriz Marmolejo señaló que, ante la gran responsabilidad que tienen las mujeres de gobernar a una buena parte de los queretanos, es importante que sean los propios ciudadanos quienes evalúen su trabajo y no sean subestimadas por prejuicios.
La investigadora de la UNAM consideró que la participación efectiva de la mujer en la política nacional no será una realidad en tanto no haya cambios estructurales en educación y cultura de la sociedad mexicana en torno a este tema, por lo que es necesario trabajar el tema desde el mismo núcleo familiar.