Cuando se escucha: “¡Servicio!”, dentro de la Estación de Bomberos de El Marqués, cada segundo que pasa es importante y hay que actuar rápido. Atrás de los vehículos estacionados, se encuentran los característicos trajes con los que brindan auxilio cada que necesita la sociedad. Accidentes automovilísticos, fugas de gas, incendios, inundaciones, diferentes tipos de rescates… cada acción es diferente; resguardar las vidas humanas, es la constante.

Por eso, cada movimiento debe ser preciso. Enfundarse botas, pantalón y chaqueta –que pesa alrededor de 20 kilogramos– en cuestión de segundos, para después correr a abordar el vehículo –que depende del tipo de siniestro– y salir a toda velocidad al sitio que se les indica. Los bomberos marquesinos están siempre listos para ayudar como una hermandad, pese a las carencias que existen en la corporación bajo un lema: “Nuestra familia trabajando para su familia”, frase que se encuentra escrita sobre la puerta del lugar.

El Cuerpo de Bomberos Voluntarios de El Marqués se conformó hace ocho años. Su primera ubicación fue La Cañada, pero el tiempo de respuesta para emergencias en comunidades lejanas era demasiado y muchas veces las tragedias fueron inevitables. Desde hace casi tres años, la nueva estación se encuentra sobre la carretera estatal 500 (a Chichimequillas), a la altura del kilómetro 9.2, en la colonia Ejido San Francisco, de la comunidad La Griega.

“Ahora podemos decir que estamos al centro del municipio y de aquí nos es más rápido llegar a cualquier lugar donde se necesite”, dijo el cabo César Rangel, encargado del turno y quien recibió al equipo de EL UNIVERSAL Querétaro. Lo acompañaban el cabo Fernando Lugo y los aspirantes a convertirse en bomberos, Carlos y Alejandro, quienes están a punto de graduarse tras un año en la academia de ingreso.

Los dos últimos son parte de los 12 graduados que conforman la séptima generación de voluntarios, de 35 inscritos que iniciaron el curso a principios de año. El próximo sábado 5 de noviembre se realizará la plática informativa para convocar a la sociedad a formar la octava generación de aspirantes, a las 9 de la mañana.

Asociación incluyente

Las ganas de ayudar a los demás se llevan en la sangre. Así describe su gusto por el oficio el cabo César Rangel, que lleva seis años en la corporación de auxilio y rescate. Cinco años y medio fue como voluntario y desde hace seis meses con una paga fija.

“El gusto es desde siempre y me permitieron estar aquí en la estación. Para mí fue algo que me gustó desde niño, el ver en la calle el camión de bomberos, las luces y las sirenas, lo sientes en la sangre, pero nunca me paré en una estación. Fue hasta que me dijo mi esposa que había oportunidad de entrar a los bomberos de El Marqués, me informé y afortunadamente me aceptaron”, relató.

Contrario a lo que esperaba, al momento de comentarle y mostrarle los varios tatuajes que César porta en su cuerpo al comandante Óscar Guevara Martínez, no encontró rechazo alguno para poder aprender y desempeñarse dentro de la corporación.

“El comandante me dijo que no le interesaba mi físico, le interesaba como me desenvolviera, pues me dijo que aquí me iba a instruir para hacer los servicios, que pudiera ser mejor persona y, si tenía ese don de ayudar a los demás, que lo hiciera y aquí en la estación he conocido a personas que considero mis hermanos”, platicó el cabo Rangel.

Luego de seis años, César vive plenamente el lema que los rige: “Bien lo dice a la entrada: ‘Nuestra familia trabajando para su familia’´. Realmente vivimos más aquí que en nuestras casas, tengo más contacto con mis compañeros que incluso con mis hermanos de sangre. Además, la confianza, cada que salimos a servicio me siento protegido por mis compañeros y si salimos cuatro, regresamos cuatro”.

Contó que tiene tres hijos, el mayor de 17 años, a quien no le llamó la atención convertirse en bombero, aunque terminó la academia de ingreso. “Lo metí para que aprendiera algo de bien y que de grande sea una persona mejor, a mí nadie me dijo qué hacer y de joven hice muchas tonterías, ya ahora que estoy en el cuerpo de bomberos trato de redimirme un poco y regresar algo bueno a la sociedad”, indicó.

Además, tiene una hija de 16 años, quien está en espera de que abran la academia de paramédicos; la menor es de 15 años y también muestra interés por los servicios de emergencia, algo que lo mantiene motivado para seguir dando en cada servicio su mejor esfuerzo.

César recordó su primer servicio al que fue llamado, aunque esa vez el tiempo de traslado no les ayudó por lo lejano del siniestro: “Estaba en casa y recibí la llamada del comandante para decirme que si sabía dónde era Santa Fe, le dije que sí y salimos en una unidad, era un reporte de incendio en una casa, pero el trayecto para llegar era de 45 minutos y cuando llegamos el incendio ya lo había consumido todo”.

“Era una casa de una familia humilde en una comunidad de El Marqués y sí se siente la impotencia de pensar que hubiéramos podido llegar antes para ayudar, pero era el problema de cuando estábamos en La Cañada, ahora estamos prácticamente en el centro del municipio y eso ha ayudado a bajar los tiempos de respuesta en las comunidades”, agregó.

Lo más importante que se necesita para ser un bombero es gusto por ayudar a las demás personas, algo que desde niño, César siempre demostró traer en la sangre.

De chofer a bombero

Durante la visita del equipo de reporteros, también se encuentra presente el cabo Fernando Lugo, quien lleva cuatro años en la corporación, inquietud que nació por su hermano, quien al ser jefe de seguridad industrial en una empresa lo llevó a las brigadas de primeros auxilios.

Fernando, al trabajar en el mismo lugar en ese entonces y tras recibir la invitación de su hermano, se convenció en adentrarse primero a las brigadas de primeros auxilios y, posteriormente, la brigada de bomberos, donde descubrió que éste oficio era lo suyo.

“Trabajé mucho tiempo en el transporte público como chofer, ahí duré muchos años. Después, por cuestiones personales tuve que trabajar en una empresa formal, por que pasaban los años y ves que no tienes nada seguro, entonces me dedique a buscar un patrimonio y entré a Kellog’s y ahí conocí las brigadas”, recordó.

Sin embargo, después de reconocer esa pasión por el oficio de bombero, Fernando tuvo que sortear otros obstáculos al interior de su casa, con su familia.

“Conmigo fue un poco más tardado el proceso, porque mi esposa no me dejaba, me invitaban a las guardias y no podía ir, duré mucho en tratar de convencerla, hasta que llegamos a un común acuerdo para poder completar mi academia. Ahí ya empezamos a trabajar como una pareja y me gradué en 2012 como bombero”, mencionó.

En esta profesión lo que importa, expresó, es el empeño, disposición y amor que pongas hacia lo que te gusta hacer. “En menos de tres años ascendí a cabo, aunque no dejas de aprender, cada servicio es diferente, siempre estar con los sentidos alerta, al pendiente en cada situación y confiar ciegamente en nuestros compañeros, si salimos cuatro regresamos cuatro, somos como hermanos”.

Institución en desarrollo

El comandante Óscar Guevara Martínez explicó que son casi ocho años de servicio de forma operativa; antes de este tiempo, algunos de los elementos trabajaron con los bomberos de Querétaro. Como oriundo de El Marqués, él se dio a la tarea de fundar esta asociación, cuyo su nombre en el acta constitutiva es Servicios Integrales de Bomberos A.C. al servicio y orden del municipio de El Marqués.

Al principio eran 10 voluntarios y, con el fin de apoyar, se adquirió un camión de bomberos en Lagos de Moreno, Jalisco. “Lo compramos con recursos propios y, de alguna manera, empezamos a trabajar en guardias nocturnas, debido a que éramos pocos y el personal no podía cubrir en el día porque tenía otros trabajos”.

A la par hicieron una academia y registraron el ingreso de 25 aspirantes, por lo que, cuando terminaron su curso, “ya teníamos una cantidad mayor para operar”.

El primer pago que hubo en esta estación, al no tener un recurso de manera permanente, se obtuvo gracias a que los elementos salían a botear a las calles y a los cruceros cada 15 días. Parte de lo que sacaban era para su pago y la otra parte para los gastos de operación, fue así como comenzaron a operar las 24 horas del día.

“En la actualidad el cuerpo de El Marqués es más sólido, tenemos consejo de administración que se compone de seis personas, en operativo somos en total 40 elementos, más 12 que están por salir de la academia. Se cubren las 24 horas y contamos con 10 unidades, más una lancha que se utiliza para rescates acuáticos. Empezamos con un servicio por día en promedio y, actualmente, de cuatro a seis servicios por día en promedio, con los servicios de ambulancia y bomberos como tal”, explicó.

Agregó que “todos los vehículos que tenemos los hemos adquirido en el extranjero o con proveedores nacionales, pero ya son vehículos de modelos muy pasados. Un detalle que hemos tenido en el municipio es la falta de respuesta rápida en casos de urgencias médicas. Nosotros contamos con una ambulancia, pero no tenemos paramédico las 24 horas”.

“Vamos a echar a andar un proyecto, porque vamos a comprar dos ambulancias de modelos recientes, vamos a solicitar un arrendamiento, porque no tenemos para pagarlas de contado, y obviamente estamos buscando a la par el ingreso económico, para poder pagarle a los paramédicos y tener dos ambulancias que puedan apoyar las emergencias de tipo médico en el municipio”, continuó.

El monto total del préstamo que solicitarán es de 750 mil pesos a cuatro años; la idea es pagar mensualmente con el apoyo de la iniciativa privada y sentar las bases para echar a andar la convocatoria “y nos apoyen tanto las autoridades, la iniciativa privada y la población. Calculo tener las unidades en no más de 15 días para su proceso de certificación, rotulación y, sobre todo, de registro ante las autoridades competentes, para que a más tardar en diciembre ya estén trabajando”, detalló Guevara Martínez.

El comandante de los bomberos marquesino, Óscar Guevara Martínez, acaba de regresar de un Congreso en Guatemala para pactar un intercambio con un cuerpo de bomberos de ese país, con el objetivo de que cinco elementos de su estación viajen y por un tiempo parte del equipo de allá y viceversa. Sostuvo que la finalidad es obtener experiencias, conocimiento y aprender algo nuevo. Todo sea por ayudar de la mejor manera cuando se escucha el grito de “¡Servicio!” por toda la estación.

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