Durante la liturgia de la celebración de Navidad, el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, reflexionó sobre los “tiempos difíciles” que se viven en el mundo y en particular en México.

Por ello, llamó a los fieles católicos a ser buenas personas y a reflexionar en la natividad del niño Jesús para ser solidarios con quienes están siendo víctimas de tiempos desafortunados, en el reconocimiento de que los tiempos difíciles de México se relacionan con la corrupción y la violencia.

En la homilía, recordó que este tiempo es una oportunidad de renovar “nuestra esperanza y nuestra fe en Dios con nosotros, quien cambia nuestra vida y en quien adquiere un nuevo significado la vida del hombre y la vida de los pueblos”.

De acuerdo con la fe católica y su historia, recordó que el hijo de Dios se hizo hombre para cambiar la historia de la humanidad “buscando llevarnos a los orígenes en los cuales fuimos creados: libres de la esclavitud del pecado y de la muerte”.

Así, se rompen los paradigmas y los esquemas de una humanidad que caminaba en las tinieblas y en las sombras de la muerte, porque desea llevarnos al Reino de su luz admirable “inaugurando así una nueva etapa de la historia en la cual, caminemos como hijos de la luz y no como hijos de la noche ni de las tinieblas”.

En su mensaje, dijo que el misterio de la Navidad renueva nuestra vocación para vivir como hijos de la luz, “viviendo de una manera sobria, justa y fiel a Dios.

“Somos conscientes que vivimos tiempos en los cuales las tinieblas del pecado y de la muerte buscan oscurecer con gran fuerza la vida de la gracia, incluso al grado de prescindir muchas veces de Dios, sin embargo, debemos estar convencidos que Cristo vino al mundo para rescatarnos del pecado y de la muerte”.

Renovación. El obispo de Querétaro invitó a la renovación a través de asumir tres actitudes: no tener temor de Dios, cantar el amor a Dios y proclamar el amor a éste todos los días.

“Quizá por el pecado y la desobediencia de nuestros primeros padres, quedamos heridos y ahora somos conscientes de nuestra desnudez, y al escuchar los pasos de Dios que viene a nuestro encuentro en el jardín de nuestra vida, corremos a escondernos porque nos avergüenza nuestro pecado”.

Armendáriz Jiménez llamó a que en tiempos de violencia se fomenten tiempos de paz y solidaridad social, de participación y de oración para que todo aquello que lastima a las personas se erradique; invitó a la oración.

“… dobleguemos nuestras soberbias y dejemos que su resplandor (…) disipe de nuestro corazón el odio y la envidia que nos incita a vivir en lucha unos con otros. Especialmente te pedimos en esta noche de paz, que tu paz reine en nuestro corazón nuestras familias, en nuestros pueblos, en nuestra ciudad”.

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