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Por vergüenza, no se denuncia abuso

27/04/2016 |00:11
Redacción Querétaro
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El abuso infantil en el estado no se denuncia por diferentes razones, aunque en la mayoría de los casos es por vergüenza, de acuerdo al Patronato Psicológico Queretano.

La presidenta del patronato, Elydia Barbosa Benítez, dijo que el abuso infantil siempre ha existido, pero es difícil que los niños lo digan, pues muchas ocasiones son amenazados.

“Nos hemos encontrado con casos en los que el niño ni siquiera sabía que había sido abusado, tuvo tocamientos y no supo que era algo malo, hasta que los papás se dan cuenta es cuando empiezan a etiquetar y el niño le empieza a dar miedo. Es muy difícil que los niños lo digan. Hemos detectado que a partir de que llegan a algún anexo es cuando empiezan a hablar de ello”, indicó.

Señaló que los abusos a los menores en Querétaro se callan mucho porque es un asunto muy grave, además de que es difícil para los familiares incriminar a un pariente del abuso a un niño.

“Querétaro es un poco cerrado en este tipo de casos, también nos ha pasado con las enfermedades mentales, son cosas que existen y no se habla”, abundó, acompañada de la psicóloga educativa, Gema María Solórzano Hernández, y la psicóloga clínica, Stephanie Hernández Yáñez.

Hernández Yáñez aseveró que muchas ocasiones existe un vínculo afectivo entre el menor y el abusador, y 90% de los casos de abusos son cometidos por un conocido o familiar, por lo regular son cercanos, para ganarse la confianza del menor y abusar.

“Hay ciertos indicios que podemos detectar y los padres de familia y nosotros como psicólogos podemos empezar a ver, por ejemplo, sin causa aparente comienzan a aparecer cambios repentinos en el apetito y en el control de esfínteres, empiezan a caminar con dificultad y presencia de sangrados y secreciones intensas, están todo el tiempo como en estado de alerta, como a ver quién se acerca a ellos”, entre otros, aseveró.

Recomendó que se respete a los menores, no obligándolos a saludar a los adultos cuando no quieren hacerlo.

Asimismo, apuntó que las consecuencias a largo plazo es que las personas que han sido abusadas padezcan problemas de adicciones, depresión y conductas autodestructivas, además de que suelen repetir los patrones de conducta, cayendo en la inadaptación social, así como una vida sexual disfuncional.

Para prevenir, comentó, “además de las terapias en consultorios estar trabajando en conjunto con papás y el niño, aplicamos ciertas herramientas para detectar algún abuso o no, y se está proponiendo un taller”.

Solórzano Hernández apuntó que el taller pretende dejar herramientas a los padres para en un futuro decirles a los niños las partes del cuerpo, así como que el menor ubique una red de seguridad, esto es personas en las que puedan confiar.

A su vez, Barbosa acotó que en el patronato atienden 12 casos de abuso sexual dentro de anexos, y en consultorios es uno de cada siete menores los que presentan síntomas de abuso.

Destacaron que muchos casos de abusos se dan de menores a otros niños de menor edad, aunque las víctimas lo ven como un juego.