Blanca Zamorano Cuéllar tiene más de 30 años de trayectoria. Inició como payasita para celebrar el cumpleaños de su hijo y con el tiempo se convirtió en una profesional, debidamente registrada. Con su personaje Andy Le’ Pues sacó adelante a su familia. Después de actuar en plazas, camiones, jardines y eventos del gobierno, se dedicó a dar shows en eventos sociales.
Sin embargo, desde hace seis meses Blanca Zamorano no tiene trabajo. Debido a la contingencia sanitaria por Covid-19, todos los eventos sociales, públicos y privados han sido cancelados, y por lo tanto, la payasita queretana no ha podido trabajar.
Durante los últimos seis meses, Blanca ha realizado sólo tres eventos sociales, bajo estrictas medidas de salubridad y con un grupo muy reducido de niños, todos de la misma familia.
La payasita reconoce que aceptar esos tres trabajos es riesgoso, pero que era necesario pues los pagos de servicios no paran.
“Mis ingresos han bajado un 99%, sin exagerar, prácticamente llevo seis meses sin trabajar, ha sido muy difícil”, comenta.
Primera payasita queretana
Fue en 1988 cuando Blanca Zamorano se puso por primera vez el traje de payaso, lo hizo para actuar en la fiesta de cumpleaños de su hijo, aunque nunca antes había tenido contacto con algún otro payaso. Después de eso participó en más shows, esta vez como ayudante.
Ella trabajaba como vendedora en una tienda de ropa, pero al ver que el salario no era suficiente, salió a las plazas públicas y se presentó por primera vez en el Jardín Zenea. Con orgullo cuenta que ella fue la primera mujer payaso en Querétaro.
“Fui la primera mujer en abrir plaza en Querétaro, había otras payasas, pero se vestían de hombre, sus personajes eran masculinos, sus nombres también eran masculinos, se presentaban como varones, en ese tiempo estaba vetado el asunto hacia las mujeres, desde siempre mi personaje fue femenino, no causé muy buena aceptación entre los payasos queretanos, veían en mí una rivalidad, no me dejaban ponerme en la plaza.
“Pero yo no me detuve, fui a encuentros, congresos, reuniones de payasos nacionales, competencias, [de las cuales] me traje premios a nivel nacional en maquillaje, vestuario y rutina. Desde entonces mi trabajo de payaso no fue por necesidad, sino por amor, así fue evolucionando junto conmigo, hasta ser un personaje establecido y registrado”, recuerda.
El personaje de Blanca, llamado Andy Le’ Pues tiene 13 años, “es coqueta sin llegar a lo sensual, siempre cuido mucho las emociones y la sicología de los niños”, comenta.
En sus mejores años, Blanca Zamorano tenía hasta 12 eventos durante un fin de semana, hoy, debido a la contingencia sanitaria apenas ha tenido tres en seis meses. Su situación económica es tan crítica que se parece a la crisis del 95, cuando en México se vivió la devaluación del peso.
En 1995, aunque no había eventos sociales, los payasos podían trabajar en camiones o plazas públicas realizando espectáculos urbanos; pero ahora esos espacios públicos tampoco son opción.
“En el 95 cuando tuvimos la devaluación [del peso], aunque fue una crisis teníamos forma de seguir trabajando, esa vez también dejó de haber fiestas, esa vez [estuve] ocho meses sin tener trabajo constante, en mis mejores años yo tenía de seis a 12 funciones cada fin de semana. Antes si no teníamos eventos nos íbamos a los camiones, a las escuelas, a las plazas, pero ahora no tenemos nada de eso porque nuestra vida está de por medio”, menciona.
Transformar el espectáculo
Debido a la contingencia sanitaria, el trabajo de Blanca Zamorano como la payasita Andy Le’ Pues, está condenado a transformarse. En esta nueva realidad, una vez que los eventos sociales se reactiven, Blanca tendrá que modificar sus shows, eliminar el contacto físico, modificar los juegos y las dinámicas con los niños en las fiestas infantiles.
“Antes hacía mucha interacción con los niños porque los maquillas, los tocas para hacer juegos o te abrazan, pero ahora para mi trabajo no funciona el cubrebocas, más bien tendremos que usar careta, mi show tendrá que cambiar, los concursos tienen que tener lejanía entre el público y yo. Los pocos eventos que he realizado son con menos de nueve niños y todo un protocolo de desinfección. Esa será la [nueva] forma en la que tendremos que trabajar”.
“Si vuelvo a hacer funciones en fiestas particulares tendrá que ser con un show completamente diferente, sin tener contacto con nadie, van a tener que cambiar los juegos, el ingenio mexicano tiene que volver a salir. Ahorita estoy eliminando el maquillaje para niños, estoy buscando formas de transformar el show”, confiesa.
Aunque la crisis económica ha golpeado directamente a los payasos queretanos, Blanca pide a la sociedad tener prudencia y mantenerse en casa hasta que el semáforo de contagios finalmente transite a color verde. Reconoce que el gremio de payasos queretanos ha estado abandonado no sólo durante la contingencia sanitaria, sino desde varios años antes.
“Le pediría [a la gente] que no hagan fiestas; si no se cuidan, mientras estemos en semáforo rojo y naranja no es prudente hacer fiestas, el niño no se va a traumar si no tiene fiesta de cumpleaños, aunque me esté tronando al decir esto, les pido no exponernos. Debemos tener conciencia de cuidarnos a todos”, expresa.