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“Eran entre las 11 y las 12 de la noche del jueves. Yo estaba durmiendo cuando escuche un primer golpe”, relata Mónica, una mujer de 21 años, habitante de San Vicente Ferrer, quien denuncia la agresión de presuntos elementos de la policía.
El golpe que la despertó se escuchó en una puerta de la entrada. Mónica se levantó y, tras escucharlo, se dirigió a abrir la puerta principal. Un segundo ruido se oyó en la casa. La chapa estaba rota y un grupo de policías ingresó a la vivienda.
“Al entrar, me agarraron del cabello, me azotaron contra una ventana y me golpearon la cara. Después, uno de los policías me tocó los glúteos y me sentó en una silla. Se subió arriba de mí y su cara quedó enfrente de la mía”, cuenta Mónica.
Los elementos de la Policía Municipal buscaban a su madre, quien es esposa de uno de los cuatro detenidos la madrugada del jueves 20 de octubre, por presuntamente portar armas de fuego y agredir a policías.
“¿Cómo no vas a saber, hija de la chingada?”, le dijo el oficial ante la negativa sobre el paradero de su madre. Después, acusó, que el policía empezó a tocar sus senos mientras la insultaba enfrente de otros oficiales. Mónica recuerda que a su alrededor el grupo de hombres uniformados se burlaba.
La casa de la mujer se encuentra ubicada enfrente de un jardín de niños. En su interior, hay tres cuartos.
Uno de ellos, está al fondo y en él, el sábado al mediodía todavía se veían las huellas del cateo: por toda la habitación se encontraban esparcidas las pertenencias de la familia, sobre todo ropa, papeles.
En el espacio también había una silla de plástico verde, un cesto de basura y algunos pares de zapatos en el suelo.
Otro de los cuartos, ubicado al lado de la puerta principal, es el taller de trabajo de su abuelo. Está repleto de aparatos electrónicos como bocinas, caseteras y computadoras. Todos estos se encuentran regados por el suelo. Algunos de los aparatos están rotos y sólo es posible caminar dentro de la habitación por un pequeño espacio libre en el suelo.
La familia dice que no ha querido recoger para poder presentar evidencias. “Mi mamá tiene un pequeño negocio y tenía dinero guardado. Desconozco cuánto era, pero ese dinero ya no está”, agrega Mónica, quien tiene un moretón en la cara.
Como antecedente, la Defensoría de los Derechos Humanos (DDH) del estado de Querétaro registró en julio de 2016 una queja hacia elementos de la policía municipal de El Marqués. El expediente DDH/0098/2016/SP. acusa detención arbitraria por parte de los oficiales.
El segundo trimestre de año pasado, también se abrió un expediente de queja hacia oficiales de la misma demarcación. El registro del documento es DDH/0166/2015/SP.