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Autoridades estatales detuvieron a los dirigentes de organizaciones sociales, Jerónimo Sánchez y Rogelio Orozco, la mañana del lunes, derivando en un zafarrancho entre policías estatales, municipales y comerciantes indígenas asentados en el andador 5 de Mayo del Centro Histórico de la capital.
De acuerdo con la autoridad estatal, la gresca comenzó por una agresión a elementos de Protección Civil que solicitaron a los comerciantes evitar la aglomeración en un punto de la plaza. Al ser agredidos, solicitaron apoyo de las fuerzas del orden.
Por videos difundidos en redes sociales, se observa que la autoridad, en un inicio, intenta detener a Rogelio Orozco, quien se resiste y pregunta el motivo de su detención, mientras a unos metros Jerónimo Sánchez observa el actuar de los policías estatales, en medio de una decena de personas, identificadas como comerciantes de artesanías, quienes han permanecido desde noviembre pasado en el andador 5 de Mayo ofreciendo sus productos.
Pasan unos segundos para que los policías estatales arremetan contra Sánchez, quien entre una mueca de dolor es esposado. Grita que es maestro, que estaba dando clases a los indígenas, mientras muestra la muñeca con unas esposas puestas a medias. La trifulca se traslada de la puerta del DIF estatal, a unos metros de la puerta de la sede del Poder Judicial del estado, donde con la espalda contra la pared Jerónimo Sánchez busca evitar el arresto.
Los comerciantes indígenas trataron de defender a Sánchez de la detención por parte de las fuerzas del orden, derivando en una gresca. En los jaloneos, varias mujeres tomaron a una oficial de la Policía Estatal del pelo. Es protegida por uno de sus compañeros, mientras se vuelve a colocar la gorra y se peina.
En los jaloneos Jerónimo Sánchez es esposado de una mano, pero no es sometido, se resiste al arresto, mientras una decena de mujeres, principalmente, lo rodean para evitar que los policías estatales lo inmovilicen y se lo lleven.
La camiseta azul marino del maestro y activista comienza a ceder ante los jaloneos de uno y otro lado. Empieza a quedar con el torso desnudo.
“Estaba dándonos clases, por qué se lo llevan”, grita una mujer a los policías, quienes rodean a Sánchez, mientras que Orozco ahora es quien defiende al maestro de los representantes de la ley.
Jerónimo alcanza a decir que estaba dando clases a los comerciantes indígenas, que no estaba haciendo nada malo. “Estábamos estudiando los derechos indígenas, los compañeros… estábamos haciendo nuestros estudios, lo hacemos todos los lunes a las 10 de la mañana… nosotros estábamos estudiando”, dice. Algunos de los comerciantes acusan “brutalidad policiaca”, mientras algunas mujeres jalonean y tiran manotazos a los policías.
Orozco y Sánchez son llevados hacia Plaza de Armas, pero una decena de hombres y mujeres lo evitan. Los policías tiran para un lado. Los comerciantes tiran para el otro. La camiseta de Jerónimo cede ante la fuerza de ambos bandos y termina hecha jirones, mientras su dueño, Sánchez, cae al suelo junto con otro hombre, mientras un oficial de policía trata de incorporarlo. Jerónimo se resiste.
El policía es empujado por cuatro mujeres y un hombre. El oficial retrocede ante el embate de las mujeres, una de las cuales carga a un niño en la espalda.
Jerónimo permanece en el suelo, mientras a unos metros Rogelio es sometido por la autoridad. Dos oficiales de policía tratan de esposarlo. La oficial coloca una de las esposas en la muñeca derecha del líder de comerciantes, mientras éste pregunta a los uniformados el motivo de su detención. Un tercer policía se acerca por la espalda, pero no actúa, sino hasta que el otro oficial toma del cuello a Orozco. El tercer oficial toma del brazo izquierdo a Rogelio, quien dice que lo está ahorcando y que está enfermo de diabetes.
Orozco comienza a hipersalivar, mientras tose, presuntamente por la asfixia que sufre debido al sometimiento por parte del oficial de policía. El hombre “se desvanece” y cae al suelo. Su camisa está rota. Cuando está en el piso, la oficial se acerca y quita las esposas de su muñeca derecha, mientras algunas personas se acercan para tratar de auxiliar a Orozco, quien respira con cierta dificultad. Un hombre se acerca y le vacía una botella de agua en el rostro, al tiempo que una mujer dice “le está dando un infarto, lo están matando”.
Posteriormente, la Policía Estatal informó que detuvo a cinco personas en Plaza de Armas, al alterar el orden público e impedir la labor de elementos de la corporación, y que los detenidos son presentados ante la autoridad competente para resolver su situación jurídica.
El gobernador Francisco Domínguez Servién dijo que desde que los comerciantes indígenas llegaron para vender sus mercancías, de forma ambulante, frente a Palacio de Gobierno, autoridades del municipio de Querétaro y de la Secretaría de Gobierno del estado han entablado diálogo con los comerciantes.
Aseguró que no se descarta que la llegada de comerciantes indígenas al Centro haya sido con fines electorales: “cinco años y medio la plaza limpia y qué casualidad que vienen las elecciones, vienen y se instalan”.