De enero de 1999 a abril de 2022, en el estado de Querétaro se reportaron cuatro mil 251 delitos de narcomenudeo, con esta cifra se coloca en el lugar 14 a nivel nacional en cuanto a mayor incidencia en ese periodo, revela un estudio TResearch International, agencia especializada en estudios de opinión.
El acumulado que reporta el estado deriva de haber registrado mil 579 delitos de narcomenudeo en 2019, así como mil 134 en 2020, mil 154 en 2021 y tan sólo de enero a abril de 2022 suman 384 denuncias, con base en los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
En abril, el narcomenudeo fue uno de los cuatro delitos que se colocaron en color rojo del Semáforo Delictivo, pues en ese mes se presentaron 99 incidentes.
En abril, entre los municipios del estado, también en color rojo por la incidencia de este delito se encuentran Cadereyta, El Marqués y Pedro Escobedo, señala el Semáforo delictivo.
Ante la incidencia del delito de narcomenudeo en el estado, el coordinador del Laboratorio Universitario de Seguridad Ciudadana (LUSC), de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Guillermo San Román, explicó que este foco rojo ha sido permanente desde 2018, cuando la incidencia anual de este delito rebasó los mil casos, reportando el máximo histórico en 2019, con mil 579 reportes.
Estamos en semáforo rojo desde hace varios años, porque el aumento importante en este delito lo vimos en 2018, en 2017 teníamos 942 carpetas, en 2018 mil 149 y el máximo histórico en 2019 con mil 579, pasamos en un año de mil 100 a mil 500, pero luego volvió a bajar con la pandemia hasta mil 150 y ahí nos hemos mantenido, conservamos los niveles de 2018”, explicó.
Para analizar esta problemática, explicó, es elemental enfocarse en lo que ocurre en El Marqués, donde este delito es el segundo más denunciado en el año; así como en Pedro Escobedo, donde este delito es el quinto más común, señaló.
“En El Marqués sí tenemos claramente un problema muy notablemente, en todo el año pasado se habían registrado 175 carpetas y ahorita llevamos 119 carpetas, es decir, 68% de lo que se había registrado en todo el año pasado, lo que nos habla de un rápido crecimiento. En Pedro Escobedo llevamos 27 contra las 58 de todo el año pasado, es decir, ya acumulamos casi la mitad de lo del año pasado, cuando vamos en una tercera parte del año”.
El Marqués se ubica en la posición 81 a nivel nacional en este delito. El especialista detalló que se debe explicar conjuntamente El Marqués y Pedro Escobedo, debido a que un factor de estudio es su ubicación geográfica: en medio de las dos principales zonas urbanas del estado: la capital y San Juan del Río.
“Por estar atravesados por la Carretera 57 sufren la desertificación de todas las formas de control, de todas las redes de comunidad, de tradición, sin que participen realmente de los beneficios de su posición geográfica, Querétaro y San Juan del Río funcionan como enclaves para El Marqués y para Pedro Escobedo, extraen fuerza de trabajo, pero les devuelven muy poco”, refirió.
Ante este entorno, destacó que hay antecedentes negativos que pesan sobre las corporaciones de seguridad de ambas demarcaciones, factor que a la vez impactan —añadió— que surjan subculturas que favorezcan el delito y la violencia.
El académico destacó que a esto se suma que ante la Fiscalía General de la República (FGR) la entidad sobresale a nivel nacional por carpetas de investigación relacionadas con el tráfico de drogas.
“En temas de narcomenudeo influye cómo está el narcotráfico en el país y hay que destacar que, a nivel federal, Querétaro ocupa el segundo lugar nacional en carpetas de investigación de la FGR por tráfico de drogas, el tercero en transporte de drogas, el octavo en producción y el cuarto en suministro, es decir, Querétaro ocupa un lugar importante dentro de la geopolítica del narcotráfico”, declaró.
Guillermo San Román abundó que a nivel local no se percibe que se están implementado acciones para atender está problemática.
Por ello, consideró que se deben ponderar políticas públicas que consideren dos principales elementos: tener una mayor proximidad de las autoridades con los ciudadanos, para conocer cercanamente los problemas que enfrentan las comunidades; así como una política de salud efectiva, para la prevención y en contra de las adicciones.
“Es un error terrible diseñar una política de seguridad desde arriba, desde el escritorio, (…) cuando es claro, por ejemplo, la falta de sensibilidad de nuestras autoridades que no entienden a la gente que están gobernando. En cambio, si te vas a la calle, si platicas con la gente, pues resulta que todo el mundo sabe dónde están las narcotienditas, todo el mundo sabe quién es el narcomenudista”, mencionó.
A esta situación, expresó, se suma la problemática de adicciones que prevalece en la entidad, la cual también instó a ser atendida.
“La otra es la completa falta de una política preventiva y en este caso articulada con una política de salud y pues que puede evitar precisamente que el consumo aumente en Querétaro; si tenemos un aumento del narcomenudeo en Querétaro claramente es porque tenemos un aumento de los consumidores en Querétaro”, refirió.