El panteón municipal número uno en San Juan del Río está saturado. Pasillos que antes permitían el acceso a las tumbas han sido vendidos en los últimos años sin tratarse de espacios destinados a los entierros. Un aproximado de 50 fosas se han constituido en los últimos tres años entre áreas destinadas al paso de visitantes.
José Luis Escobar Nieto, administrador del panteón uno, señaló las sepulturas recién constituidas en el cementerio; lozas y cruces refieren fechas de decesos de 2012, hasta 2015, en dichos años, autoridades advirtieron por primera vez la saturación de este comentario al igual que de los otros dos que operan en la cabecera municipal.
Habitantes del municipio que desde el 31 de octubre acudieron a llevar flores a sus difuntos expresaron su molestia por la “aparición” de sepulturas que impiden el libre paso a los espacios donde descansan los suyos.
Silvia Reséndiz, comerciante de la ciudad, aseguró que el año pasado el pasillo por donde transita para llevar flores a la tumba de su padre se encontraba libre; fue hasta ahora que descubrió la presencia de dos nuevas tumbas, que le impiden llegar hasta el sepulcro de su familiar, por lo que debe rodear el área.
El administrador del panteón aseguró que algunas bancas que se encontraban en el pasillo principal fueron retiradas para crear en su lugar nuevas sepulturas; agregó que en esta administración no se ha autorizado la creación de nuevas fosas, únicamente se autorizan entierros en tumbas concedidas a perpetuidad.
El Registro Civil con el apoyo de la Secretaría de Gobierno realizan un censo para detectar la posible venta irregular de espacios para sepulcros y conocer con exactitud el periodo de vida útil que le queda al lugar.
El secretario de gobierno, Fernando Ferrusca estimó recientemente que dicho panteón podría saturarse en menos de dos años, pues sólo quedan espacios en tumbas a perpetuidad, con lo que se advierte que los pasillos para circulación no deben ser ofrecidos para el entierro de más difuntos.
Peculiaridades del cementerio. Este es uno de los panteones más antiguos de San Juan del Río, constituido hace más de 400 años, cuenta con un aproximado de dos mil 749 sepulturas entre las cuales se encuentra la tumba “del desgraciado” visitada por miles de personas cada año y que corresponde a quien en vida llevó el nombre de Fernando Cárdenas, comerciante asesinado en 1848, por un ajuste de cuentas relacionado con líos amorosos.
Familiares de Fernando, originarios de Yucatán, visitaron su tumba hace 12 años, por última vez; explicaron a encargados del panteón que la palabra “desgraciado” fue grababa en la piedra, por las circunstancias en que murió su familiar, ya que no tuvo oportunidad de confesarse, dejando el mundo terrenal sin la gracia y sin el perdón de Dios. La tumba de Fernando, junto con otras 20 sepulturas, forman parte del catálogo de monumentos históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por tratarse de sepulcros con por lo menos 100 años de antigüedad.
El panteón dos, ubicado a un costado del primero, cuenta con mil 440 tumbas; mientras que el panteón tres tiene tres mil 500, este último cuenta aún con espacio para entierros debido a la construcción reciente de gavetas.
Autoridades promueven el uso de los 17 panteones ubicados en comunidades para que ahí se entierren las personas de estas localidades y otras cercanas, como una medida para evitar la saturación a corto plazo de los cementerios. También se prevé autorizar el reglamento de panteones.