La celopatía (celos en grado extremo) están muy normalizados en la sociedad, pero conlleva un nivel de riesgo para las mujeres, pues los hombres, cuando están pasando por ésta suelen alcanzar niveles de agresividad que pueden caer en violencia feminicida.

La activista y vocera del Comité Promotor de la Alerta de Violencia de Género en el estado, Marycruz Ocampo Guerrero, señaló que en los momentos en los que las parejas se están separando o están llegando a los acuerdos de divorcio, es cuando la celopatía se vuelve más peligrosa.

Esa situación, indicó, es frecuente, de mujeres que terminaron la relación y el hombre la está acosando, publicando fotos suyas en redes sociales, las amenazan y las siguen. “Cuando pierden el poder, al final de la relación, es cuando más peligroso se pone para las mujeres”, alertó.

La celopatía “entra en el catálogo” de señales de violencia. Puso como ejemplo el caso, el año pasado, de una mujer que fue asesinada por su pareja en un balneario de Tequisquiapan y que, de acuerdo con el testimonio de la madre de la mujer asesinada, el hombre pasaba por un proceso de celopatía severo.

“En el caso de feminicidios en manos de conocidos, normalmente hay una ruptura de la relación que lleva a estas acciones”, sostuvo Ocampo Guerrero.

Precisó que uno de los síntomas de violencia de género que se presenta, pero que a lo mejor no escala hasta el feminicidio siempre, pero que está insertado en la sociedad como algo normal, que va de la mano del amor y del romance, son los celos, pues se dicen frases como “si no te cela, no te quiere”, o “si ya sabes que es celoso, para qué lo provocas”.

“Los celos se ven como una cuestión natural. Si nos vamos a los códigos penales como eran, todos esos feminicidios que se daban por emoción violenta, muchas veces se justificaban por los celos del marido. Es un tema que se ha justificado en nuestra cultura”, comentó la activista.

Añadió que las mujeres también celan, pero en el caso de las celopatías extremas con los hombres, las mujeres se vuelven propiedad, lo que han propiciado incluso muestras de cultura popular como las canciones.

Es parte de la cultura popular mexicana, y por ello son tan normalizados estos casos. El tema es que a las mujeres se les ve como una propiedad, el que cela a esos niveles no considera que su pareja tengan derecho a una actitud autónoma, entonces no solamente celan por amor, sino que lo hacen porque sienten que las mujeres les pertenecen.

“Además de una profunda inseguridad del agresor, le genera una profunda inseguridad a la persona celada, porque ella se siente responsable de los sentimientos que el otro está experimentando, entonces no van con sus amigas, porque la va a celar, no van a fiestas porque el hombre se va a enojar, y no se visten de cierta manera para que no se moleste”, subrayó la activista.

Añadió que no es un tema sexual o de amor, es un tema de poder, de tener poder sobre la mujer, y usarlo como quiera.

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