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Entre el tumulto de gente que se agrupaba con algarabía alrededor de la iglesia de San Francisco, una figura amarilla con azul se abría paso entre niños y adultos que volteaban a ver con asombro y curiosidad a la divertida figura, un “minion”, personaje de una película de animación, que minutos más tarde sería encendido con motivo de la “Quema de Judas”, la cual inició alrededor de las 20:30 horas del domingo.
Después de este personaje, fueron resguardados en un costado del templo un mariachi, un alebrije, un diablo y un Judas Iscariote, quienes aguardaban a lo lejos su turno de ser colgados y encendidos con la ayuda de juegos pirotécnicos con tintes de colores verde, rojo y amarillo.
Con la “Quema de los Judas” se da fin a las festividades realizadas por la Iglesia Católica con motivo de la Semana Santa.
Con las figuras aguardando, los chiflidos de la gente no se hicieron esperar, ya querían que diera inicio el espectáculo, pero faltaba una parte importante, la banda de música, la cual minutos antes deleitaba el ambiente con sus notas en el quiosco del Jardín Zenea, pero ahora, se abría paso entre la gente para llegar a un costado de la iglesia de San Francisco y así musicalizar el evento.
El primero en ser elevado con la mecha prendida, fue el “minion”, segundos después de dar varias vueltas con los fuegos artificiales sacando chispas, hizo total explosión, ocasionando un retrueno tal, que aquellos que presenciaron por primera vez la Quema de Judas, no tuvieron tiempo de taparse los oídos.
La segunda figura en ser quemada fue un mariachi barrigón, con cohetes de color verde y rojo entre sus manos, del cual no quedó nada, lo que ocasionó que la banda hiciera una diana.
En la fila para desaparecer con una ráfaga de pirotecnia, seguía un alebrije de color naranja, que no tardó mucho antes de hacer total explosión, ante la vista y los teléfonos celulares de los espectadores; sin embargo, algunas de las cenizas de este Judas lograron llegar hasta donde estaba instalada la banda de música.
Un diablo fue el cuarto, para colgarlo se tardaron un poco más, por eso la banda comenzó a tocar la canción “El Sauce y la Palma”. Una vez arriba y después de varios giros el diablo perdió hasta la cabeza.
El quinto y último fue un Judas Iscariote, con su bata blanca y túnica azul; al igual que las otras figuras, fue elevado al cielo con ayuda de cuerdas y giró hasta tronar y desaparecer por completo, mientras que los músicos tocaban el Himno de Queretano.
Después de quemar al Judas, la gente que observó el espectáculo por alrededor de una hora, comenzó a esparcirse hacia los puestos de comida que están a los costados del Jardín Zenea, en ambas direcciones de la Avenida Corregidora y por el andador 5 de mayo.
Las escasas estructuras que quedaron de las figuras fueron recuperadas por empleados de limpia, quienes trataban de hacerlas entrar en un bote de basura instalado en Corregidora y Madero.
Esta tradición ha sido realizada por más de 100 años en el Centro Histórico de la capital queretana a forma de representar el castigo de Judas Iscariote por haber traicionado, por dinero, a Jesús.