Los agricultores de Querétaro podrían acceder a un sistema inteligente de riego en invernaderos capaz de regular la humedad, medir nutrientes en las plantas y además distribuir el agua necesaria. Todo en un mismo sistema.
El nombre del proyecto es Sent Vent, fue creado por alumnos de primer semestre de la Universidad Mondragón en Querétaro, estudiantes de Ingeniería en Energía. El sistema tendría un costo de 41 mil pesos, que es significativamente más económico y accesible comparado con los sistemas de riego por goteo cuyo costo ronda en 71 mil pesos.
Sent Vent funciona a base de sensores de nutrientes que se colocan en las plantas o en la tierra del invernadero, también se cuenta con al menos tres ventiladores que se activarán cuando se necesite más o menos humedad en el ambiente.
Laura Valeria Trejo, Luis Fernando de la Torre, Karla Martínez y Diana Estrada son los estudiantes que desarrollaron dicho sistema, que promete eliminar casi a 100% el margen de error humano, que generalmente se detecta en grandes cantidades de agua o abono que al ser innecesarias terminan dañando los cultivos.
“Los sensores de nutrientes están en la tierra y van indicando qué nutriente le falta a las plantas, específicamente si es un cultivo, por ejemplo con un cultivo de jitomate, el sistema arrojará datos que dirán cuáles nutrientes necesitan ese cultivo para crecer de manera saludable sin que se pase de nutrientes, porque eso es lo que pasa con los abonos; esa información hará funcionar el ventilador, éste se activa y dispersa los nutrientes que hacen falta, las cantidades exactas para que no haya ni excesos ni deficiencias. Eso ayudará a disminuir el margen de error humano, podemos disminuirlo al 100% porque ya estará todo medido”, comenta Laura Trejo.
El sistema creado por los estudiantes puede ahorrar hasta un 50% del agua que generalmente se utiliza para riego de las plantas, lo que también representará un ahorro económico para los agricultores que utilicen el sistema.
Actualmente Sent Vent es un prototipo hecho a escala, diseñado para funcionar en una superficie de 10 por 30 metros con capacidad para analizar 470 plantas. Las primeras pruebas ya se realizaron, mediante éstas se comprobó la funcionalidad del proyecto. Los alumnos utilizaron un sistema digital con el que se comprobó el control de humedad, distribución de nutrientes y de agua.
“Para hacer el prototipo nos guiamos en los invernaderos que están rumbo a Bernal. Nuestro prototipo es de 10 por 30 metros, con una capacidad para 470 plantas y funciona con tres ventiladores, pero obviamente si el invernadero es más grande tendrían que volverse a hacer los cálculos y ver qué más se necesita. Platicamos con un agrónomo para tomar su opinión y sus conocimientos en cuenta. Las pruebas que hicimos fueron en una computadora con un sistema 3D, ahí comprobamos que funcionan los sensores, que sí aprovecha el agua”, comenta Diana Estrada.
Como cualquier emprendedor, los jóvenes intentaron varias veces antes de definir el proyecto que finalmente elegirían para desarrollar. Al inicio se limitaban a crear un sistema de ventilación capaz de regular la temperatura de una habitación, con la ayuda de los académicos descubrieron que podrían ir más allá y fue así como decidieron adecuar el proyecto para atender dicha problemática en los invernaderos del estado.
Durante la creación del proyecto los universitarios descubrieron que sí existían sensores de nutrientes para los cultivos, aunque también descubrieron que los sensores trabajan por separado a las mediciones de humedad y al sistema de distribución de agua, por eso decidieron unificar esos tres aspectos en un sólo sistema: Sent Vent.
Actualmente los análisis de nutrientes en cultivos tienen un costo aproximado a mil 500 pesos por metro cuadrado, debido a que se deben tomar muestras del cultivo y llevarlas a analizar a un laboratorio de alta tecnología. Con Sent Vent el análisis de nutrientes por metro cuadrado en un cultivo tiene un costo de 170 pesos.
Los jóvenes insisten en que el mejor momento para usar este sistema es cuando las plantas son más jóvenes, pues en esa etapa es cuando absorben la mayor cantidad de nutrientes necesarios para un sano crecimiento.
Sent Vent ya ha dado resultados durante las primeras pruebas de efectividad, pero los jóvenes planean perfeccionar el prototipo incrustando paneles solares para que el sistema funcione con energía sustentable. Otro de los planes a futuro es el de instalarlo en el propio invernadero de la universidad y estudiar su efectividad por más tiempo. Señalan que el objetivo final de Sent Vent es convertirlo en una marca registrada e incluso patentada para poder comercializarlo.
Para Maddalen Heigl directora académica de la Facultad de Ingenierías en la Universidad Mondragón, que los jóvenes realicen proyectos para mejorar la actividad del campo y que abonen a la conservación del medio ambiente es signo positivo del interés de la juventud en estos temas.
“Con este tipo de proyectos los jóvenes se están vinculando a la realidad de pequeñas y medianas empresas, a distintos tipos de públicos a los que pueden adecuarse, por ejemplo abaratando los costos tanto que ahora sí es accesible para los agricultores y que ellos mismos sean los promotores de estas propuestas porque responden a su realidad y a su contexto. Los proyectos como Sent Vent los estudiantes pueden acercarse a los beneficiarios y no simular una situación, conocer la agricultura, entender su realidad y traducir todo eso a un proyecto que sea factible.
“Este es un primer prototipo, ya se demostró que es factible y que funciona, ahora sería ir optimizando, ir viendo la escalabilidad, cómo se puede usar en diferentes escenarios y con diferentes dimensiones. Después tendrán que decidir si llevan el proyecto a un siguiente nivel que sería el emprendedurismo. Se tendría que ver cómo se hace la protección intelectual, cómo llevar a cabo una línea de negocio”, comenta.