Francisco Javier García Bejos tenía 17 años de edad cuando el ya desaparecido político mexicano Luis Donaldo Colosio cumplía un año al frente de la recién fundada Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Transcurría 1993 y siendo apenas un lector distante de los discursos colosistas, el joven García Bejos se inspiró en aquél legendario líder priísta para decidir que su meta estudiantil no sería cursar Derecho, sino Economía y trabajar algún día en Sedesol.

Ya titulado en 2002 como economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México —después de trabajar en la iniciativa privada y de ejercer diversos cargos en los gobiernos federal y del Estado de México, entre estos la dirección del Aeropuerto de Toluca—, su segunda meta juvenil se cumplió este 7 de septiembre, cuando tras ser nombrado Luis Enrique Miranda al frente de la Sedesol, le fue encomendada la Subsecretaría de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional.

Es así que este político capitalino nacido en 1976 y residente en Huixquilucan, Estado de México, desde 2003, hoy ejerce parte de la responsabilidad profesional que siempre quiso:

“Ahora recorro de manera permanente el país y puedo estar a milímetros de distancia de la pobreza, el tema más apremiante que tenemos en México, una lucha en la que debemos ser exitosos. Trabajar este tema es algo que me propuse desde que estudié economía, y aquí estamos, muy orgullosos de formar parte del gran equipo de la Sedesol”, expresa.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, celebrada con posterioridad a una reunión que tuvo con mujeres campesinas del municipio de Huimilpan, García Bejos se define como “un optimista, aún frente a la pobreza”. Pero tiene sus razones, explica que “hemos mejorado mucho los indicadores en 30 años”. Mantiene en su recuerdo los discursos de Colosio y acepta que estos siguen vigentes: “Mientras haya un mexicano con carencias, seguirán aquí”.

En los cuatro años que lleva la gestión del presidente Enrique Peña Nieto ya suman tres los nombramientos de titular en la Sedesol (Rosario Robles, José Antonio Meade, Luis Enrique Miranda). ¿Cómo han afectado estos cambios la continuidad de los programas de pobreza?

Mira, la verdad es que los programas de pobreza vienen de una larga historia: México lleva muchos años, décadas, pues, luchando contra la pobreza. Lo importante, creo yo, es ver cuál es la visión que ha tenido el presidente Peña Nieto para este combate a la pobreza. Y el presidente decidió que generáramos una mayor ciudadanización de los programas y también una mayor coordinación, lo que nos está abriendo espacios que hoy son muy importantes y que están generando la posibilidad de que poco a poco, sin importar que cambien las administraciones, estemos creciendo, generando estabilidad, buscando operar mejor todo el tiempo.

¿Qué retos tangibles cree poder vencer dentro de su periodo de trabajo? Ya sólo quedan dos años para que concluya el sexenio.

Bueno, la verdad es que el tiempo no está comprado. Si no hacemos las cosas bien, uno puede irse al día siguiente. Pero nuestro mayor reto será consolidar un trabajo que durante la gestión del presidente Peña Nieto se ha hecho muy importante: la Estrategia Nacional de Inclusión. Se trata de un esfuerzo de coordinación entre gobiernos estatales, municipales y federales.

Una estrategia que no ve a las personas como simples beneficiarios de programas, sino como ciudadanos portadores de derechos fundamentales, mismos que deben ser exigibles, y que nosotros, como gobierno, debemos garantizar. Afortunadamente, con el arribo a la Sedesol del secretario Luis Enrique Miranda, dicha estrategia ha tenido un relanzamiento que la ha fortalecido.

Otro reto: trabajar más de cerca con todas las entidades del país. Generar acciones relevantes, a fin de mejorar la visibilidad que tiene el ciudadano de lo que sí estamos haciendo en materia de desarrollo social. Ya tenemos ejemplos que yo creo son importantes; por ejemplo, el esfuerzo que está haciendo el país para lograr que un millón de raciones de comida puedan servirse cada día en los comedores comunitarios.

Aquí en Querétaro, por ejemplo, hemos pasado de cuidar a 15 mil adultos mayores, para llegar a más de 77 mil. Queremos dar cuenta del esfuerzo que estamos haciendo, y el cual tiene que ver con operar mejor los recursos, con sumar más voluntades y, en general, poder consolidar que la estrategia se traduzca en resultados.

¿Recuerda usted cierto discurso del desaparecido político Luis Donaldo Colosio, quien a partir de 1992 encabezó por primera vez la Sedesol? (“Yo veo un México con hambre y sed de justicia”). ¿Cree que ese discurso siga vigente?

Efectivamente. Yo creo que ese discurso seguirá siendo vigente en tanto que no podamos acabar de combatir ese gran problema que es el de la pobreza. Y seguirá vigente mientras que exista una sola persona con una carencia básica en el país. Pero también creo que esto es algo que a todos, como sociedad, nos atañe.

Yo creo, y aquí lo digo con claridad, que la responsabilidad de combatir la pobreza es una responsabilidad compartida, que nos llama a todos: sindicatos, empresarios, ciudadanos, todos los niveles de gobierno. Un trabajo que es ayer, hoy y siempre. Trabajar en equipo hasta lograr que este problema lo podamos verdaderamente resolver.

Existe la percepción pública de que los programas contra la pobreza van y vienen, pero que el número de pobres no se reduce significativamente. ¿Qué opina al respecto?

Mira, yo creo que ya hay resultados que son interesantes. Resultados que nos indican que estamos avanzando en la dirección correcta. A principios de noviembre, por ejemplo, asistimos a un foro multinacional sobre la pobreza, celebrado en Acapulco. Ahí pudimos ver cómo han venido mejorando los indicadores en México; vimos que la dimensión de la pobreza que hoy sufrimos ya es muy distinta a la que teníamos hace 30, 20 y 10 años. Creo que otro indicador positivo para el país es ver que la economía genera empleo.

Ayer mismo decía el IMSS que ya hay dos y medio millones de nuevas plazas en el país, empleos formales. Esto es algo que impacta de manera muy positiva en un número multiplicado de familias, que ya se están beneficiando de la seguridad social al contar con un empleo. Muchos otros ejemplos podría darte, los que nos permiten esperar resultados alentadores en la próxima evaluación que haremos de todos los programas.

Ante las nuevas adversidades… ¿Qué vamos a hacer en México si el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cumple su amenaza de devolvernos a dos o tres millones de pobres?

Bueno… permíteme voltearte la pregunta. Yo creo que esos dos o tres millones de mexicanos que pudieran ser expulsados de Estados Unidos son gente bien rifada y talentosa; mano de obra calificada, gente que le ha aportado mucho a ese país.

Yo creo, sinceramente, que lo que harían estos mexicanos es seguir trabajando, ahora con nosotros. Así que, en una de esas, la aparente “mala noticia” (por la eventual deportación) resulte peor para ellos que para nosotros.

Como economista, ¿qué alternativas propondría para enfrentar una eventual cancelación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos?, ¿cómo afectaría este riesgo a nuestros indicadores de pobreza?

Pues, mira, yo creo que si algo tiene México es una gran diversificación de su política comercial. Tenemos acuerdos con prácticamente todo el mundo. Y yo creo que a pesar de la gran relación que tenemos con Estados Unidos, sólo habrá que adecuarnos a tiempos distintos, a retos nuevos, en los que, yo sí confío, deberá prevalecer el sentido común.

Y el sentido común es que el TLC ha sido beneficioso para los tres países. También pienso que la mejor manera de encontrar soluciones es generando sinergias globales de desarrollo y crecimiento económico, y aquí el TLC ha sido una gran herramienta, con buenos resultados para los países. Ahora bien, es cierto que los tres países han cambiado mucho desde la época en se firmó el TLC, de modo que si acaso vamos hacia una versión 2.0, ello podría resultar, como ya lo dijo el presidente Peña Nieto, en que surja un periodo de oportunidades y de nuevos retos para la relación entre los dos países.

En el caso concreto de Querétaro, ¿qué planes tiene la Sedesol para extender sus programas? Existen muchas comunidades en pobreza y solamente pertenecen a la Cruzada contra el Hambre siete de sus 18 municipios.

Hay cosas bien importantes que pasan todos los días en Querétaro. El principal es que hay un compromiso permanente del presidente Peña Nieto con la gente que menos tiene. En México, la pobreza ya no la combatimos diciendo discursos, sino con hechos y de frente.

En Querétaro, 90% de las personas que tienen alguna carencia, ya están recibiendo algún tipo de beneficio de todos los programas que tenemos en el gobierno federal.

Sólo déjame comentarte que este año la Sedesol ha invertido en el estado más o menos 2 mil 800 millones de pesos, un monto con el que estamos beneficiando a 610 mil personas. Solamente con el programa Prospera, ya hay más de 400 mil miembros. La pensión para adultos mayores, otro ejemplo, ya llega casi a 80 mil personas.

Ya llevamos cinco comedores comunitarios instalados y estamos por montar otros cinco, con lo que estaremos rebasando 80% de la entidad. Por otra parte, hay qué decirlo, gracias a la infraestructura que tiene Querétaro podemos acercarnos a todos los municipios e ir a todas las comunidades, sin excepción alguna. Porque este es un gran esfuerzo que hacemos entre todos: gobiernos municipales, estatal y de la República. A nosotros, como Sedesol, no nos importa qué partido político gobierne en cada municipio, porque la pobreza no tiene color. La pobreza es una lucha que tenemos que dar todos juntos, desinteresadamente y de manera permanente.

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