La emoción entre chicos y grandes aumenta conforme se acerca la hora. La calle de Corregidora es tomada por familias completas que esperan el paso de los Reyes Magos en su tradicional Cabalgata.
Desde dos horas antes de su inicio, pactado para las 20:00 horas, cientos de personas apartan sus lugares en las banquetas, para poder observar de una manera más cómoda el paso de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes horas más tarde cumplirán con su deber, como cada madrugada de 6 de enero, de dejar en los zapatos de los niños los regalos anhelados.
Las calles aledañas también lucen llenas de personas que pasean con los niños, quienes globo en mano esperan en mejor momento para soltarlo y que llegue hasta los magos de oriente. Los vendedores de globos están apostados en cada esquina, pues saben que es buen día para vender.
En la mayoría de las tiendas los Reyes Magos hacen verdaderas compras de pánico, buscan los regalos que llevarán en la noche a los pequeños, muchos de los cuales no podrán conciliar el sueño rápidamente por la ansiedad de descubrir los regalos que aparecen por arte de magia.
Incluso desde los balcones de un bar ubicado en la planta alta del edificio que se encuentra en la esquina de Corregidora y 16 de Septiembre, algunos parroquianos se asoman a ver el barullo que hacen miles de niños y adultos que pacientemente esperan a los magos de oriente, que de acuerdo a la tradición católica, llevaron oro, incienso y mirra al Niño Dios.
Unas palomitas de maíz, un algodón de azúcar hacen más llevadera la espera de las niñas y niños, quienes cada dos minutos preguntan a sus padres cuánto falta para que pasen los Reyes, personajes que gozan de una popularidad que envidiarían más de dos casas reales europeas.
Las primeras en pasar son tres camionetas Combi iluminadas con series navideñas, que a su paso levantan comentarios como “ve qué bonitas”, “se ven bien padres”, o “¿esos eran los Reyes?”.
Una vendedora de obleas hace sonar su triángulo, esperando despertar el apetito de los presentes, quienes ven cómo el momento que han esperado se acerca. A un lado de ella, un vendedor de globos pasa a toda prisa. Aún tiene un buen número de éstos y debe apresurarse si quiere venderlos todos.
En la calle de Madero, frente al Jardín Zenea, los puestos de comida instalados para la ocasión también lucen llenos de comensales que disfrutan de guajolotes, enchiladas queretanas, sopes, buñuelos, jarritos, elotes, entre otros antojitos, que no pueden faltar en las celebraciones.
Mientras se espera, los adultos recuerdan sus regalos de Reyes: la avalancha, el tráiler, los caballos, las muñecas, los juegos de té, las planchitas, juguetes que han dado paso a las consolas de videojuegos, drones, autos a control remoto, mascotas robóticas, tabletas y teléfonos celulares. Los tiempos son otros.
También se aprovecha para contar las penas, como la falta de empleo, la enfermedad o las relaciones familiares que no siempre son las ideales.
Quienes no esperan la cabalgata deben de cruzar a duras penas y luego de pedir permiso en más de dos ocasiones, el mar de gente que toma las banquetas como gradas para observar el paso de los soberanos, quienes de un momento a otro harán su aparición en el lugar.
De vez en cuando se ve un enjambre de globos que se elevan hacia el cielo, esperando llegar hasta el reino de los magos.
A las 20:15 horas, algunas personas se comienzan a impacientar, pues la cabalgata no arranca y muchos de los niños ya dan muestra de cansancio.
Los motores de las combis y de los bichos iluminados anuncian el arranque de la cabalgata, con su música de banda de viento, que pone a mover a la concurrencia con su ritmo pegajoso.
Las mojigangas hacen también acto de presencia, en esta ocasión con motivos del Chavo del 8, personajes reconocidos por chicos y grandes. También los carros de las princesas, encabezadas por Ana y Elsa, quienes reparten dulces y sonrisas entre los presentes.
Los carros avanzan sobre Corregidora para tomar 16 de Septiembre. La cabalgata la completa con luchadores y un grupo de teatro de marionetas que lleva personajes de cuentos clásicos y de la literatura universal.
Los aplausos son también para un personaje entrañable de las letras: El Quijote de la Mancha, quien con su caballo Rocinante, recorre las calles de Querétaro, para gusto de todos los asistentes a la cabalgata.
El clima ayuda a que todos los presentes disfruten del evento que cierra los festejos de Navidad y Fin de Año. Una vez más, se demuestra que los Magos son los Reyes.