Más Información
Micro y pequeñas industrias de Querétaro que buscan transitar de la informalidad a la formalidad se enfrentan a altos costos indirectos que dificultan que éstas salgan de garajes o patios traseros ubicados en la ciudad, y puedan mudarse a un parque industrial pyme, afirmó Beatriz Hernández Rojas, presidenta de la Asociación de Microindustrias de Querétaro (Amiqro).
La empresaria reconoció la disposición del gobierno estatal y de los municipios para avanzar en temas de mejora regulatoria, y señaló que si bien se han logrado progresos impo rtantes en cuanto a la reducción de trámites y burocracia, para muchas industrias sigue siendo difícil pasar a la formalidad debido a costos que ni siquiera dependen directamente de los municipios, como pueden ser las licencias de funcionamiento y los vistos buenos de Protección Civil.
Hernández Rojas refirió como ejemplo el caso de los peritajes eléctricos, que llegan a tener un costo de hasta 20 mil pesos, cifra que, dijo, resulta “altísima para una microempresa que quiere regularizarse”.
Ante ello, urgió a que se haga una revisión de costos indirectos para que las micro y pequeñas empresas que hoy se encuentran en una economía invisible contribuyan a la generación de riqueza en el estado.
“Al final, este tipo de cuestiones impacta a todas las empresas, pero como micro y pequeñas nos impacta mucho más que a otras. Es un tema en el que como asociación estamos trabajando, porque no es el costo del trámite solamente; es que nos piden, por ejemplo, un peritaje de las instalaciones eléctricas”, sostuvo.
“Nos han dado respuestas de que tiene que ver con la seguridad de la infraestructura; podemos entender eso, pero sigue siendo muy oneroso, y si queremos que una microindustria pase de estar en malas condiciones en el garaje de una casa en el centro de la ciudad y se profesionalicen, si queremos que den ese paso, tenemos que trabajar en hacer más accesible estos trámites”, consideró la presidenta de Amiqro.
En el tema del peritaje, la asociación tiene datos actualizados a hace un par de semanas, en los que el costo de esta valoración representa un gasto de entre 6 mil y 20 mil pesos, nada más para el caso de las instalaciones eléctricas. El monto varía dependiendo las características de cada compañía.
Hernández Rojas insistió en que si lo que se busca es formalizar y profesionalizar a la microindustria, este tipo de cuestiones son las que permanecen pendientes en la agenda de los diferentes actores.
Flexibilización. La Asociación de Microindustrias de Querétaro trabaja en propuestas que puedan dar solución a la problemática identificada en torno a la operación informal de micro y pequeñas empresas.
Una de las posibles soluciones hasta ahora planteadas considera que ingenieros con conocimientos puedan realizar peritajes en las compañías, contando con el aval de alguna asociación o colegio.
“Hay miles de ingenieros en estas áreas que están saliendo de nuestras universidades y que seguramente podrían hacer un trabajo para las microindustrias en ese sentido. Amiqro está trabajando en eso; estamos preparando una propuesta para acercarnos al Colegio de Ingenieros, porque sabemos que muchos de los peritos pertenecen a este colegio”, indicó Hernández Rojas.
La representante gremial dijo que la propia condición de informalidad de empresas imposibilita tener un dato cercano sobre el número de casos que permanecen fuera de la economía formal, pero que no obstante tienen intención de profesionalizarse.
“Cuando hablamos de formalizar microindustrias, te encuentras con un vacío de datos. Sin embargo, estamos hablando de talleres de torno, de talleres fresadoras, de talleres del área de metalmecánica, de motores, que están en patios traseros en la ciudad de Querétaro.
“Algunos están en colonias populares y ahí han transitado haciendo este tipo de tareas de industria 20 años. No hay una base de datos confiable porque no aparecen en los datos del Inegi, no aparecen en los datos de la Conapo, y lo que queremos es hacerlas visibles”, expresó la dirigente.
De acuerdo con la empresaria, mientras estas microindustrias que, afirmó, sí son productivas y cuentan con cinco, seis o hasta siete empleados, no evolucionen a estar visibles en la formalidad, tampoco tienen acceso al crédito, y si no tienen acceso al crédito no tienen posibilidades de crecimiento.
Lo más probable, señaló, es que permanezcan entregando un servicio regular en una economía invisible, sin que a las familias que dependen de ellas se les otorguen todas las prestaciones de ley.
“La transición para formalizarse es hacerlo no solamente en cuestiones de licencias de funcionamiento, sino en el SAT, en el Seguro Social, pero para poder nosotros aumentar nuestros índices de productividad como ciudad y como estado tenemos que hacer esa labor”, concluyó.