Un viejo fonógrafo se impone por encima de las demás reliquias delicadamente expuestas en una de los laterales del Jardín Zenea, en la exposición de anticuarios que se realizó hace unos días. El tocadiscos de los años 40 sobrevive en perfectas condiciones, funciona al 100% y está a la venta en 40 mil pesos. La suma es elevada, pero a los clientes nada les impide soñar, tocan su corneta con la punta de los dedos para comprobar que el artefacto es real, quizás imaginan que lo llevan a su casa y tocan en él su acetato favorito.
Mary Álvarez es anticuaria desde hace diez años, tiene experiencia vendiendo objetos valiosos; hace unos meses vendió un fonógrafo similar por 25 mil pesos. El costo del objeto lo define el estado en el que se encuentra, la marca y, por su puesto, la antigüedad.
Las reliquias siempre salen
En esta ocasión, el fonógrafo expuesto lo tiene todo: más de 80 años de edad, todas sus piezas son originales, y es de la marca RCA Victor. El cliente indicado llegará tarde o temprano, Mary comparte que aunque tarde en venderse, este tipo de reliquias siempre salen de su tienda.
“Son muy pocos los fonógrafos que aún funcionan, hasta para nosotros es difícil encontrarlos. Este lo encontré en Coahuila, nos lo vendió un particular, el fonógrafo lo tenían por ahí arrumbado y los hijos ya no los aprecian. Este tipo de antigüedades se tardan en venderse porque la suma es alta, pero sí se venden.
“Siempre estamos abiertos a negociar, debemos entrar en la dinámica de estira y afloja con el cliente, se da mucho el regateo, porque no son piezas nuevas y porque hay precios muy elevados. De cualquier forma nos encanta participar en este tipo de eventos al aire libre, porque la gente no suele visitar las tiendas, pero si nos ve aquí es inevitable que pasen aunque sea a mirar los objetos”, comenta.
Entre los clientes cautivos en la exposición se encuentra Alejandro Echeverría, que se acerca al lugar atraído por el fonógrafo, pero una vez ahí, algo más llama su atención: un viejo proyector de cine que está a la venta en 16 mil pesos.
Un viaje en el tiempo
Alejandro se confiesa fanático de comprar piezas antiguas y exóticas, lleva varios años comprando artículos únicos por internet. Dice que esta exposición de anticuarios es como un viaje en el tiempo, como un gran museo en donde puedes tocar todo lo que ves, y mejor aún, si cuentas con el dinero suficiente, puedes llevarte lo que quieras.
“Siempre se encuentran cosas muy valiosas, a veces hasta termina uno embargándose con tal de llevárselas. Por ejemplo, este proyector antiguo de los hermanos Lumiere, aunque no funcione y esté incompleto, es como una linterna mágica que proyectó las primeras películas en el mundo. Son piezas únicas, de museo, es lo padre de la exposición, que está uno en la calle pero es como si estuviera en un museo, en un museo uno no puede tocar nada, y aquí lo dejan a uno sentir la vibra de cada objeto que están llenos de historias.
“Como ese fonógrafo, imagínate cuántas piezas musicales habrá tocado, quiénes habrán sido sus dueños, cuántas pláticas habrá escuchado, es maravilloso imaginar la historia detrás de cada una de estas reliquias”.
Desde hace varios años se dedica a comprar objetos exóticos por internet, gasta desde 200 a 3 mil pesos en conseguir la pieza indicada.
Entre sus objetos más preciados se encuentra un sistema solar mecánico, una taza hecha con uranio, e incluso un fragmento de meteorito.
“He comprado muchas antigüedades, aunque más que nada lo hago por internet, se concentran unos tesoros que los ponen en subasta. He comprado de todo, un meteorito, una combinación de metal con vidrio cortado, por eso pagué como 200 pesos, aunque generalmente cuestan 4 mil pesos, fue una ganga.
“De mis piezas más importantes está un sistema solar mecánico, lo vendían en Inglaterra, estaba incompleto, los dueños tenían las piezas pero no lo podían armar, entonces me vendieron uno de esos que estaba inservible y lo hice jalar, está genial, tuve que repararlo, pagué 3 mil pesos pero valió la pena. He comprado también cosas radioactivas, tengo una taza de cerámica roja que está hecha con uranio, muy radioactiva”.
Museo de ciencias
Alejandro ha invertido varios miles de pesos en adquirir piezas únicas y exóticas sobre ciencia y tecnología, hace años intentó abrir un museo de ciencias en Querétaro, buscó apoyo de las universidades pero el proyecto no se llevó a cabo.
Mantiene sus objetos valiosos protegidos en casa, no pierde la esperanza de que alguna autoridad, ya sea de gobierno o universitaria retome el proyecto. Por eso le gusta acudir a este tipo de exposiciones, en donde libreros y anticuarios están presentes, así comparte con los demás visitantes su pasión por lo exótico, lo antiguo, y lo que ya es incomprendido en pleno siglo 21.