Luego de subrayar la difícil situación económica por la que atraviesa la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), debido en gran medida a los recortes presupuestales hechos por el gobierno federal, el rector Gilberto Herrera Ruiz advierte en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro que la falta de recursos sólo aumentará la brecha entre los aspirantes a una carrera universitaria y la capacidad de la casa de estudios para ofrecerles un espacio.

El rector considera inviable la posibilidad de cerrar licenciaturas o aumentar colegiaturas, pues es consciente de que dos de cada tres de sus alumnos provienen de familias de escasos recursos, lo que les limitaría poder acceder a una educación universitaria.

Eminentemente científico, Herrera Ruiz ha apostado desde el inicio de su administración por los proyectos realizados por los estudiantes universitarios, pues dice que el recurso más importante no sólo de la UAQ sino del país es la creatividad y el impulso de sus jóvenes. Incluso ha confiado importantes empresas a docentes y alumnos de la UAQ, como la generación de combustible para los camiones de la institución, la creación de una planta tratadora de agua para surtir a las oficinas de la casa de estudios, así como la edificación de obras como la biblioteca de Juriquilla, y el Centro de Evaluación Física y Desarrollo Deportivo, en el centro universitario. “México lo tienen que construir los mexicanos, y la universidad la tienen que construir los universitarios”, afirma.

Esta administración federal ha sido una de las que ha castigado más duramente los sectores de educación y salud, ¿cómo ha afectado esto a la Universidad Autónoma de Querétaro y cómo ha sorteado la institución estas dificultades en cuanto al recurso económico?

Es un problema que ya tiene de por si la educación superior pública en el país. Dos de cada tres aspirantes no encuentran espacios en la universidad. Y por lo tanto se necesita de un mayor presupuesto para ir reduciendo esa brecha. El hecho de que ahora se tenga menos presupuesto la va a ampliar.

En 2012 ,cuando inicié la gestión, teníamos alrededor de 15 mil solicitantes para ingresar a la universidad. Actualmente ya hay 19 mil, es decir ha crecido en cuatro mil el número de solicitantes. Y de esa época para acá lo más que hemos logrado aumentar es 500 espacios, entonces no vamos a la misma velocidad de creación de espacios para los jóvenes, cada vez rechazamos más. Es una gran problemática.

La UAQ tiene 33 carreras que son únicas en el estado, ninguna otra institución pública o privada las ofrece. Si a esto se suma las carreras que ofrece una institución pública, ya son más de 50 carreras. Rechazamos 12 mil 600 jóvenes en esta última convocatoria de agosto, jóvenes que tienen ganas de estudiar y no se están dando los espacios para ello.

El secretario de Hacienda dice que el año que entra va a tener un presupuesto con superávit, que eso no lo va a tener a través de mayores impuestos sino de mayores recortes. Se habla de un recorte de 300 millones de pesos, —eso lo sabremos el 8 de septiembre— y eso va a involucrar que van a recortar más educación y salud. Están hipotecando no ya el futuro del país, sino el presente.

¿Habría el riesgo de cancelar programas por esta falta de recursos?

—No lo vamos a hacer. Lo que la universidad tiene que hacer es luchar y pelear por un presupuesto justo para poder ofertar la educación a la juventud queretana. El presupuesto de la universidad se dedica completamente a la nómina, hay un déficit que nos hace falta llenar. La nómina de la universidad nos cuesta un 110% del presupuesto. Entonces hay un 10% que tenemos que llenar con recursos propios.

En 2012 nos hacían falta 250 millones de pesos para poder llegar a fin de año y eso sin ningún crecimiento, simplemente lo que tiene que ver con 150 millones para nómina y 100 millones para gasto corriente.

¿Y cuál era la decisión que se tenía que tomar? Quizá la solución era aumentar colegiaturas, que es como si a nivel país aumentaras impuestos. Pero el gran problema que tenemos es que 2/3 partes de nuestros alumnos provienen de familias de escasos recursos.

De tal manera que íbamos a tener un problemática de hacer más elitista la educación, que sólo iban a poder ingresar a la universidad quien tuviera para pagarla y es una cosa que no se puede hacer. Y la otra era hacer recortes presupuestales, reducir programas, cancelar estudios. Pero ¿qué hizo la universidad en 2012? Ponerse a trabajar y generar recursos propios.

Este país tiene una gran capacidad, una gran riqueza intelectual que debe ser motivo de crecimiento. De tal manera que no tuvimos que aumentar colegiaturas ni cancelar programas, al contrario hemos abierto más carreras, gracias a ponernos a trabajar.

La universidad ha creado su propio biodiesel, su bioetanol. Mientras se piense que la solución está en mirar hacia el extranjero, esto no va a cambiar. La solución es ponerse a trabajar con toda esta gran capacidad que tiene el país. Que dejemos de importar cosas que el país puede hacer.

¿Qué plan está desarrollando la UAQ para hacer estos recursos propios que le permitan subsistir?

—Impulsar fuertemente la investigación y la vinculación. Por ejemplo, el subsidio que recibimos del gobierno estatal son más de 500 millones de pesos y los ingresos propios son alrededor de 600 millones de pesos.

La universidad está logrando una capacidad de recursos que sobrepasa al subsidio estatal. Lo que hemos querido hacer saber a la comunidad universitaria es que cada peso invertido debe generar otro peso.

No se trata de generar solamente recursos, no hacemos únicamente proyectos que tengan impacto económico, también proyectos con impacto social, donde la universidad incluso pone dinero para mejorar las comunidades que existen en Querétaro.

Los políticos dicen que la universidad debe apretarse el cinturón…

—Ya se lo apretó mucho. Ningún funcionario universitario tiene guaruras, ni carros pagados por la universidad, ni vales de gasolina, nada. Todo el recurso se está yendo a donde debe de irse que es nuestro profesorado y nuestro alumnado. No hay ningún privilegio aquí.

En los últimos meses, ha habido robos en algunos de los campus de la universidad. ¿Está enfrentando la UAQ una crisis de seguridad?

Yo creo que es el país y Querétaro. Yo me encuentro jóvenes estudiantes que ya están siendo asaltados en los camiones, en sus casas. La gran riqueza de esta universidad es que somos un espejo de la sociedad; aquí están representadas todas las clases sociales del estado y por lo tanto, traen la realidad que viven allá afuera.

La seguridad universitaria ha sido la de siempre por décadas; teníamos robos de bicicletas, a veces uno que otro estéreo, ésa era la problemática que teníamos. Pero ya empieza a pasar con armas, como en el asalto a Tequisquiapan.

De acuerdo con estudios hechos por el director de la Facultad de Ciencias Políticas y sociales, Luis Alberto Fernández, hay algunos puntos del estado en donde el nivel de inseguridad está por arriba de la media nacional.

Es una pena que con la restricción presupuestaria, la universidad tenga que destinar más recursos a la seguridad. Pero ya están trabajando los muchachos en soluciones tecnológicas, sociales y culturales que permitan ir cambiando eso y que se siga manteniendo la universidad a puertas abiertas, como siempre lo ha sido.

La solución no es un muro –como el de Donald Trump-. La universidad es de todos. Es el gran reto que tiene la universidad, ¿cómo atajar este problema con las puertas abiertas?

Usted ha impulsado un proyecto de creación de productos innovadores, sobre todo en el ramo alimenticio, ¿cuál es el objetivo?

—Yo siempre he dicho que en todos los sentidos necesitamos tener un modelo de país. Un país en donde los problemas los resolvamos nosotros con nuestras propias capacidades. Yo siempre he dicho que la más importante materia prima de este país no es el petróleo sino la materia gris de su gente. Por lo tanto, esa capacidad de hacer cosas es lo que tenemos que demostrar.

Por ejemplo, para qué comprar agua a compañías externas si nosotros la podíamos hacer y eso nos ahorró recursos. Este país lo tienen que construir los mexicanos y la universidad la tienen que construir los universitarios.

Las obras están en manos de nuestros alumnos de ingeniería civil, de arquitectura, hacemos el biodiesel para nuestros camiones, la electricidad también. Esta élite de jóvenes que logran entrar a la universidad tiene que proveer las soluciones para las problemáticas sociales.

¿Cómo lograr la consolidación de estos productos? ¿Hace falta mayor participación de la iniciativa privada por ejemplo?

—El gran problema de este país no es la dependencia tecnológica sino la dependencia mental, que pensamos que no podemos hacer las cosas, y pensamos que necesitamos que los extranjeros vengan a resolver nuestros problemas. Es un problema mental de los gobernantes. A veces seguimos como en tiempos de los aztecas… vendiendo oro por espejos. Comprando tecnología que este país pudo haber hecho.

Desde que nació la universidad ha sido un botín importante para la política, ¿cómo enfrentó la política un rector científico?

—De manera abierta. La política no es mala: lo malo es la grilla. Que vengan (los políticos) a expresar sus ideas aquí y que vengan a recibir las críticas de la juventud queretana también.

Estamos abiertos a todas las ideas y pensamientos. No todos tienen valor de venir a debatir a la universidad. Ahora en el 2018 esperamos que los candidatos presidenciales vean a la UAQ como un espacio abierto para venir a debatir y luego a rendir cuentas.

Sobre rendir cuentas, usted comenzó con un movimiento que no se había visto antes, de que los directores de las facultades rindieran un informe. ¿Cuál fue el objetivo?

—Penalizar la demagogia. Si uno como profesionista no cumple con lo que promete, acaba en la cárcel. Pero con los políticos no pasa nada. Tenemos que penalizar la demagogia y quien no cumpla se vaya. La universidad tiene que poner el ejemplo. Al año y medio de rector, yo pasé por todos los consejos académicos y tuve que demostrar que había cumplido por lo menos el 50% de lo que había prometido y si no ponía mi renuncia en las manos de ellos.

¿Cómo hacer crecer esta relación que mantiene la universidad con la sociedad?

—Son tres ejes que son lo que hace que una institución se llame universidad. Tenemos que tener una buena docencia, tenemos que hacer investigación para generar conocimiento, y al final, ese conocimiento debe servir para solucionar problemas de la sociedad. Son los tres ejes que nos hacen universitarios.

¿Usted esperaría que la siguiente administración universitaria diera continuidad a los proyectos gestados durante su administración?

—Yo, al llegar a la rectoría en 2012, le di continuidad a proyectos de anteriores rectores y estoy seguro que el siguiente rector hará lo mismo, seguir impulsando a la universidad en los siguientes peldaños del crecimiento que tenemos que seguir teniendo.

¿Qué sigue para Gilberto Herrera, después de la rectoría?

—La academia, que ha sido muy generosa conmigo. Es un espacio muy rico y necesario dentro de la universidad, que incluso me ha permitido ganar premios a la investigación. Además, yo no he dejado de dar clases en la escuela de Bachilleres y en la facultad de Ingeniería, de tal manera que continuaremos en ese espacio.

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