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La discriminación por género es una de las formas más naturalizadas de discriminar, pues desde el hogar se fomenta, afirmó Martha Torres Falcón, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante la conferencia magistral “Discriminación estructural: la situación de las mujeres en México”, que se realizó en el auditorio Fernando Díaz Ramírez de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), dijo que desde la casa, “cuando a las niñas les toca hacer más trabajo doméstico que a los niños, es una forma de discriminación”.
Indicó que la discriminación en el espacio público es en donde hay un trabajo remunerado, por lo regular reservado a los varones, mientras que el espacio privado los hombres pueden disfrutar de un lugar donde puede ser atendido; para las mujeres es en donde realizan actividades no remuneradas.
Apuntó que en México las mujeres perciben 30% menos de salario que un hombre por el mismo trabajo.
“México está en el lugar 66 de un total de 144 países que incluye un estudio de Naciones Unidas”, dijo.
Las mujeres enfrentan un techo de cristal, esto es, que llegan a cierto nivel y no podrán pasar de ahí. Agregó que sufren de hostigamiento en el campo laboral.
En el aspecto educativo prevalece un pequeño porcentaje de mujeres analfabetas. En la población indígena a mayor edad, aumenta el número de féminas que no saben leer y escribir. En la educación superior en las áreas de humanidades existen una mayor paridad.