Un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) obtuvieron un abono orgánico en forma de gránulos, a base de desechos agroindustriales de jitomate y chile.
El proyecto de los miembros de las facultades de Química e Ingeniería de la UAQ, busca aprovechar los desechos que no tienen valor para los productores, pero que son un problema de contaminación ambiental, dijo la líder de la iniciativa, Claudia Gutiérrez Antonio.
La producción del abono orgánico, detalló, se enfoca en que no tenga un impacto ambiental significativo, pues la mayoría de este tipo de productos comerciales son elaborados mediante procesos que dejan una huella de carbono importante.
Explicó que el proyecto lo iniciaron en el campus Amazcala de la institución, porque hay invernaderos de jitomate y chile.
“Tomamos los residuos de esas plantas, y los productos que no cumplían con los estándares de calidad. Esa materia prima se dejó secar a la intemperie por 15 días”, apuntó.
Después, trabajaron en un proceso de aglomerado y una caracterización del abono, para conocer sus propiedades respecto a las normas internacionales, las cuales se cumplieron en su totalidad.
Detalló que este bioabono es inocuo, y que su producción no requiere químicos o aglomerados, además sólo se necesita de un secador para plantas, que puede ser solar, así como una máquina de aglomerado, señaló.
“La proyección a futuro es explorar otro tipo de residuos que se generan en el campus para ver la posibilidad de hacerlo más variado, y llevar a cabo la transferencia del conocimiento con un beneficio social”, sostuvo Claudia Gutiérrez.
Con la finalidad de ofrecer un espacio para artesanos y emprendedores de la ciudad de Querétaro, abrió sus puertas Cualli Amati Boutique de Artesanías, espacio de venta fijo en donde se dan a conocer productos y marcas que se elaboran en la capital queretana.
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