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El clima frío y el cielo nublado no fueron impedimento para que algunos ciudadanos queretanos se solidarizaran con los damnificados de Chiapas y Oaxaca, y acudieron al centro de acopio instalado en avenida Constituyentes, donando lo que sus posibilidades les permiten, pero eso sí, con la más buena de las voluntades.
El personal del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del estado, en la puerta de la Procuraduría de Protección al Menor, sobre esa vialidad, colocaron mantas y mesas. Esperan la solidaridad de los queretanos con los mexicanos de Chiapas y Oaxaca que sufrieron la pérdida de todos sus bienes, pero conservando la vida.
Los trabajadores esperan la llegada de los solidarios queretanos, pero llegan esporádicamente, “a cuenta gotas” a dejar lo que se pide para los damnificados.
Los automovilistas circulan por la avenida. Al escuchar la música disminuyen un poco la velocidad, para ver de qué se trata. Cuando notan que es en el DIF siguen su marcha. Pocos alcanzan a leer que se trata de un centro de acopio.
Muy pocos conductores y acompañantes de los mismos alcanzan a leer que se necesitan alimentos enlatados y empaquetados, agua embotellada, alimento para bebé, artículos de aseo personal, artículos de limpieza y medicamentos.
Frente al DIF se construye la estación Tecnológico del nuevo sistema de transporte Qrobus, que llama más la atención que lo que llevan a cabo una docena de empleados del DIF, ataviados con sus chalecos de la dependencia, con la leyenda “Toma mi mano” en la espalda.
Mientras llegan los donativos charlan entre ellos, se toman fotografías, algunos fuman. Mucha gente no sabe aún de la instalación de este centro de acopio, pues apenas el viernes por la tarde-noche se informó de esta medida de apoyo a la población afectada por el movimiento telúrico en el sur del país.
Pasan los minutos y un hombre a bordo de una camioneta llega al sitio. Un grupo de trabajadores se acerca para ayudar a Erick (rechaza a dar su apellido). Dice que su motivación para donar son las circunstancias por las que pasa la gente afectada por el que está considerado el terremoto más fuerte en el último siglo en México.
“Desgraciadamente la gente más amolada es la que muchas veces padece más, y si a veces tiene uno un poquito para compartirlo, no pesa”, señala el hombre de mediana edad que, apenas descargan las cosas que dona, sube a su camioneta y se retira del lugar.
A cada persona que llega a donar, los trabajadores la reciben con un aplauso. Sucede con una mujer que llega con dos bolsas de plástico llenas de ropa para mujer. Le dice al personal del DIF que necesita ayuda, pues no son sólo las prendas de vestir el donativo. Se va con un par de empleados que luego regresan con dos bolsas grandes de plástico llenas de alimentos en lata y detergentes. La mujer ya no regresa, no le toman la foto, ayuda sin buscar reconocimiento, sin los reflectores.
Es cerca del mediodía, pocos son los queretanos que acuden a ese centro de acopio, uno de los muchos que se instalaron. Hay otros en la Estación Central de Bomberos, en avenida Zaragoza, así como uno más en la sede del Congreso del estado, además del ubicado en el Centro Cívico, por parte de las autoridades municipales.
Algún automovilista al pasar frente al centro de acopio toca el claxon en señal de aprobación a la acción, pero no se detiene a dejar algún producto de los que se piden para enviar a los que lo necesitan. Muchos de los ocupantes observan, hacen comentarios y siguen su camino. Algunos más, ni siquiera perciben lo que sucede, no prestan atención, no saben o no les interesa. Tienen sus propios problemas.
Sin embargo, para otros eso no impide desprenderse de algo, mucho o poco, sólo quien dona lo sabe.
Carolina Hernández sabe bien que cuando estos sucesos se presentan hay que tender la mano a los hermanos mexicanos en desgracia. Carolina dice, con voz entrecortada, que se debe de apoyar a los habitantes de Chiapas y Oaxaca “porque son hermanos, porque ahora lo necesitan. Sólo los mexicanos nos podemos apoyar así. Ahorita dejamos de lado todo y nos apoyamos como hermanos mexicanos”.
La mujer sube a su coche y se marcha rápidamente. Mientras, los empleados del DIF sacan las cosas donadas y las acomodan de acuerdo a su naturaleza, pues los medicamentos y alimentos se colocan en un lado, mientras que los artículos de higiene y limpieza se colocan en otro.
Poco después del mediodía llega al lugar la presidenta del Patronato del DIF, Karina Castro de Domínguez, también con su chaleco y camisa en color negro, con los logotipos del DIF. Saluda a los empleados de la dependencia, sonríe con ellos, se toma fotos y pregunta cómo va el acopio.
De acuerdo a información del DIF estatal se decidió instalar un centro de acopio en el lugar, este fin de semana. Tentativamente, funcionando ayer y hoy, domingo, aunque no se sabe si se necesitarán más días para reunir más ayuda humanitaria para al sur del país.
El horario es de 10:00 a 19:00 horas, con la idea de juntar todo lo que se pueda y luego coordinarse con los DIF de las entidades afectadas para hacer llegar la ayuda a quienes más lo necesitan.
Castro de Domínguez aprovecha para conocer los puntos de vista de los empleados del DIF, cuando llega una mujer a donar algunas cosas. La misma esposa del mandatario estatal, Francisco Domínguez, le da las gracias por donar, mientras que algunos fotógrafos inmortalizan la escena.
Rubén Novelo Barrera llega con su familia para entregar su apoyo a los damnificados. Dice que es importante “hacer solidaridad en momentos de angustia, en momentos en los que se necesita la ayuda de todos, hoy por nuestros paisanos de aquellos lugares (Oaxaca y Chiapas). En otro momento, ojalá que no, pero que nos pudieran dar la mano”.
Señala que lo ocurrido hace 32 años en la Ciudad de México, en 1985, sentó un precedente para quienes lo vivieron de manera directa o por las experiencias que conocen de alguien más para ser siempre solidarios en casos de emergencias o de desastres naturales. “Desafortunadamente la gente que tiene más carencias es a quien le va más mal. Es ahí donde tenemos que cerrar filas”, dice.