El primer semestre del año se registraron 117 casos de coxsackie como consecuencia de 20 brotes, reportó la Secretaría de Salud en el Estado de Querétaro; los casos no han aumentado en las últimas semanas, agrega la información, al registrarse cinco brotes en junio.
A través del área de comunicación social de la Secretaría, se aclaró que no hay incremento en los casos o una alerta sanitaria, y el seguimiento que se da a la enfermedad es similar al que se tiene con la pediculosis (brotes de piojos), pues son casos comunes.
De los brotes registrados en el año, 11 fueron controlados y se da seguimiento a nueve más a fin de evitar que el virus se propague y afecte a más niños, la población más vulnerable a este padecimiento.
Esta enfermedad es comúnmente conocida como de pie-boca-mano y se propaga mediante la saliva, lo que genera sarpullidos en la piel de los menores, condición que con tratamiento oportuno y adecuado puede controlarse.
El virus “afecta sobre todo a menores de cinco años de edad, provocándoles llagas dolorosas en la boca y sarpullido”, describe la Secretaría de Salud federal.
“No son graves, es un virus fácilmente controlable; se contagia a través de la saliva y genera una especie de purito, en pies, manos, y en algunas partes del cuerpo”, recordó el secretario de Salud en Querétaro, Alfredo Gobera Farro.
La enfermedad tomó relevancia a nivel nacional, debido a la alerta que fue emitida en algunos estados por la rápida propagación de la enfermedad, aunque sin consecuencias graves a la salud de los menores.
En días pasados, Gobera Farro, daba cuenta de cinco brotes de junio que afectaron a 20 niños.
Cada año, la dependencia realiza una proyección de los posibles casos que pudieran presentarse de las distintas enfermedades, por lo que 117 casos de coxsackie del año, están dentro de los parámetros esperados. Mismos que están monitoreados por la dirección de Servicios de Salud de la dependencia.
Algunos de los síntomas son: fiebre alta, malestar general y dolor de garganta; el pico máximo de contagio es a partir de dos años de edad y se transmite en lugares de alta convivencia como guarderías.
Se propaga sin sintomatología, a través de las heces fecales, con el cambio de pañales y las secreciones respiratorias, por ello es común que la padezcan los niños pequeños.
Entre las recomendaciones que hacen las autoridades de salud, para evitar algún contagio mayor, están: lavado recurrente de manos, uso de cubiertos individuales, evitar saludo de beso y estornudar en el codo del antebrazo, entre otras.
Además de acudir al médico ante cualquier sintomatología, evitar la automedicación y notificar de la situación en los lugares donde asiste el infante para que se tomen medidas preventivas.