Más Información
Desde hace un mes, la colonia Bolaños, en Querétaro, dejó de ser una mancha gris sobre el cerro. Ya no es una placa de cem ento dividida en cientos de viviendas sin color; ahora, es un lugar multifacético que salta a la vista por sus tonos pastel, rosas, amarillos, azules, verdes, naranjas, violetas, todos colores luminosos, que por la temporada de lluvias se entrelazan con los árboles frondosos y reverdecidos.
Si uno se detiene un momento sobre la subida al campanario y observa desde lejos la colonia Bolaños, hoy multicolor, se encuentra con una línea imaginaria que divide la ciudad blanca de Querétaro y las viviendas coloridas de esta colonia, con fama de ser conflictiva. La localidad que es intervenida por el gobierno municipal desde hace unas semanas para quitar poco a poco esa “mala imagen”, pintando casas y liberando fachadas para que los jóvenes creen murales.
No obstante, las autoridades saben que para restablecer el tejido social no basta con pintar mil 200 casas, cambiar 205 luminarias, podar 119 árboles y limpiar todos los terrenos baldíos. Se necesita convivir con los jóvenes, acercarse a ellos, saber qué piensan y por qué se desenvuelven en ciertos círculos sociales.
Para llevar a cabo esto está Guadalupe Roxana Espinoza Yáñez, mejor conocida como Rox por los habitantes de Bolaños, quien trabaja desde hace tres años con jóvenes y adolescentes de zonas conflictivas, para ayudarlos a cambiar la percepción de su entorno a través del arte urbano.
Está convencida de que el arte puede cambiar la percepción social y que es una forma de diluir los conflictos, por eso está a cargo del programa de rehabilitación de esta colonia.
“El proyecto busca cambiar no sólo la imagen estética, sino también involucrar el sector de los jóvenes, sabemos que la colonia es delictiva, pero eso es algo que se tiene estigmatizado. Se trata de romper con esa categoría o estereotipos que le han otorgado sobre todo a los jóvenes. No sólo se trata de tener colores bonitos en la casas”.
El verdadero cambio social se logra con el diálogo, cuenta Rox, saber qué es lo que piensan los jóvenes, mostrarles que ellos son dueños de ese espacio, por lo que deben contribuir a que la colonia se encuentre en buenas condiciones.
No son delincuentes.
“A los jóvenes de Bolaños sí les molesta ser percibidos como drogadictos, vándalos, delincuentes, están molestos porque los perciben de esa forma. Con el proyecto buscamos que no tengan miedo entre ellos, porque cuando entramos a las calles nos dicen que no vayamos a tal parte porque hay una banda, o en otro lugar que hay otra pandilla, por eso también hay que entrar y dialogar con ellos antropológicamente, entenderlos y saber sus percepciones”
Para Roxana, los resultados desde que inició el programa, hace poco más de un mes, saltan a la vista. No sólo por el índice delictivo que disminuye en la zona, sino por las inquietudes de los jóvenes por volver a la escuela o conseguir un trabajo. “Es como si les dieramos otra oportunidad”, comenta.
Murales como forma de expresión. Cuando los jóvenes de Bolaños comenzaron a involucrarse en la limpieza de la zona, disminuyeron los llamados “rayones” o marcas de grafiti. Dicen que están listos para algo más, por eso crearán 40 murales donde representarán aspectos culturales que consideran importantes de Querétaro.
Esta semana comenzaron a elaborar las primeras siete obras, hablan sobre la cocina queretana, los planetas (haciendo alusión a nombres de las calles en la colonia) y sobre huapangueros.
Para pensar en la idea de los murales, cerca de 80 hombres y mujeres interactúan en talleres donde comparten experiencias y técnicas del arte urbano; sesiones donde no existe la figura del maestro, porque todos los participantes enseñan algo a los demás.
“En los talleres trabajamos una cuestión más psicosocial con ellos, podemos saber qué es lo que pasa en la casa, en su vida cotidiana, por qué se relacionan de esa manera, es como rescatar lo que verdaderamente trae la banda, porque trabajamos con chavos que están siendo estigmatizados como drogadictos o delincuentes, queremos cambiar la preceptiva que ellos tienen de sí mismos. Tal vez no serán los grandes artistas, pero realizarán murales con los que se van a identificar”, comparte Guadalupe.
La participación de mujeres en la elaboración de arte urbano en la colonia Bolaños es uno de los recientes descubrimientos de Roxana, pues son pocas ocasiones en donde las mujeres participan en el mundo del grafiti.
Alrededor de 30 mujeres y niñas de entre 6 y 18 años acuden a los talleres, realizan murales y comparten técnicas de arte urbano.
Guadalupe Roxana Espinosa, licenciada en Arte y Patrimonio Cultural por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, ha visto resultados positivos en más de una ocasión.
Aplicando las técnicas que ahora pone en práctica en la colonia Bolaños, en Querétaro, antes intervino la colonia Las Américas y previamente trabajó con los jóvenes de Iztapalapa, en la Ciudad de México.
Los estigmas no tienen un lugar en específico para existir y tampoco tienen límites, están en todos lados, pero existe una misma forma de combatirlos, comenta la coordinadora del programa de rehabilitación de esta zona, a través del arte.