Hace treinta años, Eduardo León tuvo un sueño... la Carrera Panamericana, única en el mundo, donde los autos antiguos rejuvenecen en las carreteras de México.
La noche de este 12 de octubre, los arcos de Querétaro tuvieron una iluminación especial, ya que, por segundo año consecutivo, Calzada de los Arcos fue el lugar donde se dio la salida ceremonial de esta carrera.
El 10 de octubre, pilotos de trece países se instalaron en el Ecocentro Expositor de Querétaro, ahí montaron sus mini talleres, revisaron y probaron sus autos en la pista del autódromo de Querétaro, ese fue el primer día donde también se registraron los pilotos y acomodaron los últimos detalles para un día después aventurarse en la etapa de clasificación que fue en el tramo rumbo a la carretera de Pinal de Amoles, haciendo una escala en la hacienda Viborillas y regresando al ecocentro, 90 pilotos de diferentes partes del mundo, se aventuraron por trigésima ocasión en esta carrera.
El anuncio de que Adrián Fernández fungiría como Grand Marshal para esta edición, se dio el pasado jueves, el ex piloto mexicano quien gracias a su trabajo y resultados deportivos se convirtió en una leyenda del automovilismo, si bien, no tuvo la oportunidad de correr Fórmula Uno, debido a que en ese tiempo, los patrocinios y México estaban muy lejos de un Gran Premio, en este segundo año del regreso de la Fórmula Uno a nuestro país, Adrián Fernández es el embajador oficial de la máxima categoría del automovilismo en el mundo, por lo que su presencia en esta carrera Panamericana, engalana doblemente la salida y su participación en una competencia de autos tan tradicional y relevante.
“Súper contento de apoyar a mi amigo Eduardo León en su trigésima edición de la Panamericana, conviví con él, con todos los pilotos, algo totalmente nuevo para mí”, respondió Adrián Fernández.
El día llegó, desde muy temprano a las 09:00 horas, dicha calle de la capital queretana fue cerrada para llevar a cabo el montaje de donde pasarían los autos, para ser exhibidos ante el público antes de salir de manera simbólica, rumbo a la siguiente sede... Puebla.
Como siempre que hay algún cierre vial, algunas de las personas que buscaban llegar a los restaurantes que están alrededor de la zona donde se dio la salida, se mostraron molestas porque el personal de seguridad no les daba el paso, debido a que esa área fue totalmente acordonada para medios de comunicación, público y familias de algunos pilotos, que se dieron cita para presenciar el arranque de una de las carreras más importantes a nivel internacional.
El tránsito vehicular también se vio afectado en las avenidas contiguas a donde se dio la ceremonia inaugural, principalmente Bernardo Quintana y el cruce con Calzada de los Arcos, hecho que también molestó a algunos automovilistas, a pesar de que previamente se notificó del cierre de calles.
El banderazo de salida tardó más de lo previsto, una vez que todas las autoridades estuvieron presentes se dio inicio con la ceremonia protocolaria, el secretario de turismo del estado de Querétaro, Hugo Burgos estuvo presente en lugar del gobernador Francisco Domínguez, Luz Blanchet como embajadora de la carrera y por supuesto, Adrián Fernández como Grand Marshal.
El desfile de autos comenzó con el Mini Cooper de Adrián Fernández y su navegador Rodrigo Sánchez, quienes por primera vez se aventurará de manera conjunta en esta carrera que comprende de ocho fechas a lo largo de la República Mexicana, comenzando en Querétaro y finalizando en Durango.
Los siguientes pilotos en aparecer, fueron los líderes de la competencia: montados en su Centurión 56, Jorge Serman y Jorge Amezquita los dos mexicanos que lograron quedar primer lugar en la clasificación de la mañana de este jueves.
De esta forma fueron desfilando uno a uno de los 75 autos que se sumaron en total para navegar a través de la ruta que cada año trae paisajes y aventuras nuevas.
Eduardo León se mostró fascinado por el recibimiento del público queretano, quien además pudo apreciar vehículos, algunos, únicos en su especie, el auto de los pilotos Serman y Amezquita, es un carro que solamente se hicieron dos piezas en el mundo, y la noche de este jueves, las calles de Querétaro sirvieron para que las ruedas de este gran auto transitara libremente, algunos más de carrera son históricos y si bien con un valor monetario que sobre pasa los límites de cualquier lujo, el valor simbólico que tiene por cada piloto que los ha conducido y por cada tramo de carretera recorrido, sin duda, no tiene precio.