Más Información
El paciente, un hombre de 85 años, llegó al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con un cuadro cardíaco y una pérdida de peso de 20 kilogramos en tres meses, algo anormal.
Cuando Jorge Luis Castrejón Mora, internista y especialista en cuidados críticos en terapia intensiva del instituto, lo recibe ordena una prueba de antígeno prostático, que resulta muy elevada en sus valores. El diagnóstico: cáncer de próstata en un grado muy avanzado. El doctor Castrejón Mora dice que este tipo de casos se presentan con cierta regularidad, pues los hombres no suelen hacerse los exámenes para detectar males prostáticos, y cuando llegan a recibir atención médica la enfermedad está muy avanzada y el desenlace puede ser fatal.
En área de cuidados intensivos, el personal médico, conformado de doctores y enfermeras viven en constante estrés. Entre ellos se hablan, intercambian un par de palabras en voz baja, mascullando las palabras, apenas unos segundos, para luego seguir con sus actividades con las pacientes más delicados que llegan al Hospital General del ISSSTE.
El paciente, dice Jorge Luis, ya había recibido en enero pasado atención médica, pero en el diagnóstico que le hicieron obviaron el antígeno prostático, pero le diagnostican un cambio de próstata grado III. “Entonces (presenta) pérdida de peso, 85 años, la próstata muy grande, la tomografía propia, y sangre en la orina, había que sospechar que algo había, pero todo esto es medicina al final de la patología, ya no es prevención”, asevera.
El resultado: el paciente difícilmente podrá ser operado, por la edad, por las complicaciones físicas que presenta, como los padecimientos cardiacos, pues los estudios arrojan que tienen las aurículas dilatadas, cavidades derechas dilatadas, una insuficiencia mitral severa (válvula cardiaca). Un corazón con todo no aguanta una operación de ese nivel. “En sus condiciones, va a ser muy poco para que le podamos ofrecer algo que quizá contribuyó a su degradación y a su estadío final, que es el cáncer de próstata. El urólogo dice que lo opera, pero la verdad es que el corazón no aguanta”, apunta.
El médico precisa que, por naturaleza, los pacientes que reciben son de edad avanzada, muchos, los más, son de la tercera edad.
La experiencia del doctor Castrejón es de 16 años como especialista en el área de terapia intensiva, donde el personal médico se mueve de un lado a otro, sabedores de la responsabilidad que cargan en sus hombros.
Su jornada inicia a las 8:00 horas y termina a las 14:00 horas. “Hacemos labor asistencial, labor académica con estudiantes que tenemos, de diferentes universidades, tenemos médicos internos de la UAQ, UVM y de la Universidad Anáhuac. Se hacen entregas de guardia, se hacen pendientes además, se hace labor académica, se hace entrega de guardias, además labor asistencial a los pacientes”, asevera.
Apunta que el desgaste físico y mental es grande en su trabajo, pues en ocasiones los mismos familiares les piden que traten que sus seres queridos recuperen la salud, pero son pacientes son de edad avanzada, con enfermedades crónicas y cuando llegan ya lo hacen en un estadío final.
“Estas enfermedades rara vez se curan, pues por sus mismas patologías, llegan ya con un estadío final, sólo, por sus patologías se puede curar, solamente se estabilizan. Entendemos la situación de estrés de los familiares de los pacientes, pero pacientes que llegan con cánceres terminales, es muy poco lo que se puede hacer”, puntualizó.