E l 13 de mayo de 2014, dos mujeres ataviadas de policías tocaron la puerta de la casa ubicada en la calle Elisa 1207 colonia Loma Bonita en León, Guanajuato.
Por la fuerza, las dos supuestas oficiales sacaron de la casa a Linda Maribel Trejo Ortiz de 30 años en ese momento, así como a su madre Amparo Ortiz Ruvalcaba, de 70 años, para subirlas a un vehículo que las esperaba afuera del domicilio, y sus familiares no las han vuelto a ver desde ese entonces.
La familia se dio cuenta de que la supuesta detención se trataba de un secuestro hasta la noche de ese día, ya que fue cuando recibieron las llamadas de los plagiarios solicitando una cantidad muy difícil de juntar.
A dos años de lo sucedido y pese a un sin número de dificultades —incluida la resolución de la autoridad guanajuatense sobre la muerte de las plagiadas—, Patricia Trejo Ortiz, hermana e hija de las desaparecidas se mantiene en una búsqueda constante, pues afirma, con pruebas en mano, que sus familiares viven, pero además que fueron trasladadas a Querétaro.
Van dos años que Patricia experimenta con angustia desmedida, desesperación y preocupación por sobre como la están pasando su madre y hermana, ya que son bastantes los testimonios que ha recolectado en diversas zonas del estado que han hecho que ella sola, ante el desinterés de la autoridad, no detenga su búsqueda que hasta la ha puesto en peligro.
Hallazgo de la Procuraduría. El 2 de agosto de ese año, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato (PGJEG) emitió un comunicado en el que reveló que la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato (PGJEG), encontró cuatro cuerpos en estado de putrefacción localizados en una presunta ‘narcofosa’, en el interior de una vivienda de la comunidad Rancho Nuevo, cerca de Santa Ana del Conde, y a 500 metros de la carretera de Barretos a Rancho Nuevo La Luz, resultado de la recepción de una llamada anónima en la que se señaló el olor fétido que provenía del lugar.
El personal del Ministerio Público junto a elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), entre ellos personal de Servicios Periciales y policías ministeriales investigaron de dónde provenía el fuerte olor, y a escasos metros de la entrada se encontró una fosa de 5 por 7 metros con restos humanos de cuatro cuerpos en su interior, todos en avanzado estado de descomposición junto a una cobija desgastada, una botella de alcohol y botellas plásticas.
Fue hasta el 14 de agosto, tres meses después de la desaparición de doña Amparo y Maribel, que la PGJEG publicó otro comunicado en el que informaban que dos de los cuatro cuerpos encontrados en Santa Ana del Conde correspondían a la madre e hija de la familia Trejo Ortiz, situación que fue una difícil noticia para asimilar entre sus integrantes. Un día después, se celebró la misa para despedir por última vez a Amparo y Maribel, en el templo de San Juan de los Lagos en la colonia Panorama.
Bailarina “A los cuerpos que encontraron supuestamente se les realizaron pruebas de ADN con resultado positivo. Se cremaron los cuerpos, se celebraron las misas, etcétera, pero cuando se dieron los resultados de la autoridad en León, como a las siete de la noche yo me regresé a Querétaro a mis labores, ya que es donde vivo desde hace 10 años”, comentó la señora Patricia a EL UNIVERSAL Querétaro.
Ya en el estado, algunos días después, relató lo sucedido a una persona que conocía desde hace algunos años atrás, la cual refirió que se dedicaba a rentar mesas, sillas y cristalería para eventos sociales.
“Le conté lo sucedido pero no me dejó terminar, pues me aseguró que a mi hermana la habían visto en una casa de citas y que la tenían bailando en la colonia Los Sabinos, ya que mi conocido fue contratado para llevar un servicio a ese lugar. Me aseguró por completo que era mi hermana e incluso al día siguiente de nuestra plática me llamó de nuevo muy temprano para decirme que al hablar con uno de sus compañeros confirmó que era ella”, relató.
Sin embargo, en ese momento Patricia no hizo caso del aviso. Le costaba trabajo creerlo. Solo llamó a otra de sus hermanas —en total son seis hermanos Trejo Ortiz; Maribel es la menor— para contarle lo sucedido, pero fue algo muy difícil de aceptar. Su familiar no aceptaba una versión que se contraponía con la complicada realidad y no le hizo caso.
Conforme pasaban las semanas, encontró a más personas que reforzaban la versión que el encargado del negocio de renta de sillas y mesas le había dicho, pero ahora algunas personas le comentaban que a la que vieron fue a su madre, caminando por la calle, pero no en las mejores condiciones. “La gente me comentó que se veía fuera de sí”, explicó.
Meses después, en la colonia Desarrollo San Pablo, se acercó a una sexo servidora para preguntarle, con foto en mano, si había visto a algunas de las dos personas de la imagen y obtuvo una respuesta positiva, pero además un dato con el que afianzó más la idea de que su hermana menor y su madre siguen con vida.
“Ella me dijo que la había visto, que era una muchacha que se ponía a llorar en momentos y al cuestionarle si sabía por qué lo hacía, me respondió que el proxeneta que las llevaba le dijo que ya se resignara a vivir así, pues en su familia ya las daban por muertas, me quedé pasmada, ¿cómo sabía esta mujer esa información? Después le pregunté a otra mujer en el lugar y volvió a confirmar que sin duda era mi hermana”, relató Patricia, sin embargo, al momento de ir a buscarla ese mismo día por la noche recibió agresiones al ser un lugar peligroso y tuvo que salir corriendo del lugar.
Aquel cúmulo de versiones de que su madre y hermana se encuentran con vida, hizo que la curiosidad embargara a la señora Patricia, quien desde ese momento comenzó con una investigación personal y profunda para tratar de dar con el paradero de sus familiares.
“Fui a la agencia 4 del Ministerio Público donde me comentaron que debía llevar testigos o pruebas para demostrar que lo que me decían las personas era cierto y poder abrir una averiguación”, detalló.
Desde ese momento se encargó de conseguir las pruebas necesarias por escrito, audio y video, donde varias personas, con su puño y letra, plasmaron que habían visto a alguna de las dos mujeres que la señora Patricia les mostraba de diversos puntos de la ciudad queretana.
“Esas hojas las entregué a la Procuraduría, en la primera averiguación que se abrió a principios de 2015, pero al ver que me movía a conseguir las cosas que necesitaba ejercí cierta presión a la autoridad que generó que me trajeran con engaños, con burlas, idas y vueltas, incluso todos los concertadores que se encontraban en ese momento sólo generaron mucha más confusión”, aseguró.
Asegura que están vivas. Ya pasaron más de dos años de la desaparición de su familia. Patricia Trejo afirma firmemente que “mi madre y mi hermana están vivas”. El último año lo ha dedicado a seguir el rastro de Maribel y la señora Amparo. Los testimonios se han multiplicado, ya son 15, todos ellos documentados por la misma Patricia en el que todos los entrevistados aseguran haber visto a las desaparecidas, en la mayoría de los casos, por separado en la zona norte de la capital queretana.
“Quiero que se haga justicia. Que la autoridad me apoye pero tendré que ir a la Ciudad de México para solicitar ayuda pero también que la gente me siga ayudando si ve a mi madre o hermana. La mayoría de los testigos que tengo están dispuestos para ir a declarar ante la autoridad, quiero que me ayuden a que regresen a casa ambas sanas y salvas. Sólo me baso en los testimonios de las personas, pero cada día que pasa son más. Ellas están vivas y están aquí”, dijo.