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“Vivo una vida muy activa, me estoy dedicando a mí, completamente”, dice Antonia Arroyo, jubilada, originaria de Guerrero, pero quien desde hace un año vive en Querétaro, y que ayer participó en la Segunda Caminata del Adulto Mayor, organizada para celebrar los 16 años de la Casa del Jubilado y Pensionado del Estado de Querétaro.
Los adultos mayores salen de la sede de la institución en el cruce de las calles de Hidalgo y Ocampo para tomar rumbo a Ezequiel Montes, y enfilarse hacia la avenida Del 57, llegar a Tecnológico y seguir rumbo al Cerro de las Campanas, lugar destinado para terminar la caminata.
Una patrulla de la Policía Municipal cuida al contingente de viejitos, quienes con pasos firmes avanzan por las calles del primer cuadro capitalino. No ocupan toda la calle, apenas un carril, para no obstruir la circulación de las avenidas por las que pasan.
Antonia explica que es originaria de la ciudad de Iguala, “de la Independencia, Iguala de la Independencia”, dice con mucho orgullo la mujer, quien llegó de su tierra a suelo queretano para apoyar a su hijo que estudia en la Universidad Aeronáutica de Querétaro.
“En todos los estados hay casas del jubilado, entonces de lo primero que llegué a hacer a Querétaro fue buscar la Casa del Jubilado, y luego luego me integré a las actividades”, indica.
Una vida activa
Antonia fue maestra de educación primaria durante su vida laboral activa. Su trato es educado y cortés. Apunta que lo que más le gusta de Querétaro es la limpieza de las calles, que la gente es muy acogedora y se siente en casa.
Explica que su jubilación la está viviendo de manera muy activa, pues toma clases de todo tipo durante el día, pues inicia con yoga, ritmoterapia, tai chi, pintura, danzón, por lo que prácticamente todo el día está ocupada.
“Muchas personas dicen que no se quieren jubilar porque se van a aburrir, a deprimir. Yo llegué aquí a Querétaro sin conocer a nadie. Ahorita salgo a la calle y casi todo mundo me conoce, porque me integré a la Casa del Jubilado, y porque también hago algunas actividades en el ISSSTE”, asevera.
Mientras sube por una de las veredas del Cerro de las Campanas, sostiene que vive experiencias que no vivió antes por trabajar, por la crianza de los hijos, lo que ocupaba todo su tiempo.
Sobre las carencias económicas que suelen pasar los jubilados al tener pensiones bajas, indica que depende mucho de la forma de administrar los recursos, y algo importante también es con cuánto se jubila cada uno.
Antonia sube al cerro acompañada de otras de sus compañeras de la Casa del Jubilado, ríen y comparten anécdotas. Al llegar a la parte alta, donde está la estatua de Benito Juárez, les espera una clase de activación física.
Se hacen bromas, pero al momento de comenzar con la sesión de ejercicio todos lo hacen de manera seria. Participa también Eva Gabriela Maldonado Santoyo, administradora de la casa, junto con Norma, quien también trabaja en el sitio, siempre con una sonrisa amable.
Música de la naturaleza
“Nos falta la música”, dice uno de los adultos mayores, pero una de sus compañeras le responde que no hace falta, pues se tiene la música de la naturaleza, con los cantos de las aves que habitan los árboles del cerro, que en tiempos pasados fuera un parque nacional, pero que fue “devorado” por el crecimiento de la ciudad.
Terminada la clase y posar para la foto oficial, todos descienden por las veredas del lugar histórico. Eva Gabriela comenta que el aniversario de la Casa del Jubilado será este 15 de septiembre, en el cual cumplirá 16 años de abrir sus puertas a los abuelitos que ya gozan de una jubilación o pensión.
Este año en la caminata participaron 40 personas mayores, pero no son todos los ancianos que están inscritos en la casa, pues sus registros son de 370 personas, aunque su estimado, al cerrar el año es de 500.
Los requisitos para inscribirse a la Casa del Jubilado es llevar su credencial de elector, si son jubilados o pensionados llevar la credencial que así los acredita, y tener más de 55 años. El servicio es gratuito y la inscripción se hace en cinco minutos, tras lo cual pueden ingresar al lugar y formar parte de los cursos que ellos quieran.
Vestida de pants y tenis, Eva Gabriela asegura que la casa es un espacio meramente social, educativo, cultural: “Cuando los adultos mayores llegan por primera vez, es descubrir nuevas cosas qué hacer. Ellos ya manejan más su tiempo libre, a lo mejor porque no están acostumbrados a tener actividades de este tipo y se revitalizan."
“Empiezan a tener amistades nuevas, a tener nuevos proyectos, y empiezan a trabajar físicamente el cuerpo, la mente, porque tenemos los talleres para todas las dimensiones, pues son para el cuerpo físico, la mente, las emociones, y eso se va complementando. Veo que hasta recuperan juventud. Los veo más alegres, más integrados”, precisa Eva Gabriela Maldonado.
Agrega que una parte de los jubilados y pensionados provienen de otros estados, ya sea porque deciden pasar su jubilación en Querétaro por su tranquilidad, o porque su familia se mudó al estado.
Los adultos mayores emprenden el regreso a su sede en la calle de Hidalgo. Se marchan platicando, riendo, bromeando, disfrutando la mejor etapa de sus vidas, cuando son dueños de su tiempo, y pueden ser ellos mismos.
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