Con alfajor en mano —dulce típico de Argentina—, el escritor Martín Caparrós nos recibe en la azotea del hotel donde se hospedó la mayor parte de los invitados del Hay Festival que se llevó a cabo en Querétaro a principios de septiembre.
De bocado en bocado, acompañado de varios sorbos de café, el también periodista, fue contestando algunas de las preguntas en la entrevista que concedió a EL UNIVERSAL Querétaro. Fueron pocas, de hecho, sólo tres preguntas las que pudimos formular ya que los guardianes del tiempo, es decir, algunos de los organizadores y coordinadores de las entrevistas que concedían a los medios de comunicación, se aseguraban que se respetaran los 10 minutos que en promedio concedía a cada entrevistador.
No obstante, esos cuantos minutos bastaron para darse cuenta que atrás de ese bigote que lo caracteriza y de ese aspecto rudo, existe un hombre perspicaz, inteligente, irónico pero a la vez sensible ante diversas problemáticas que se viven en su entorno, en su mundo y que en sus obras, como El Hambre (2014) da cuenta de ello.
Hace poco la periodista mexicana Alma Guillermo Prieto en una entrevista para El País de España, decía que el periodismo se parecía al burrito triste de Winnie Pooh, que lo están acabando el sentimentalismo, la condescendencia y la pobretería. Tú además de ser escritor eres periodista, ¿qué opinas de esta apreciación?
Leí esa entrevista de Juan Cruz, un viejo amigo y a Alma la conozco desde hace tiempo porque estuvo en la Fundación Nuevo Periodismo mucho tiempo y la respeto, pero no entendí la metáfora porque mi cultura Winnie Pooh es muy escasa, entonces la verdad es que no supe de qué estaba hablando en primera instancia, pero si lo que quiere decir es que el periodismo actualmente está depresivo, triste e inútil, yo estoy totalmente en desacuerdo.
Para empezar siempre estoy en desacuerdo con estas ideas de que todo tiempo pasado fue mejor; yo creo en general que todo tiempo futuro es mejor, soy un optimista idiota. Pero además en periodismo está muy claro, la irrupción de lo digital y el internet —que produjo muchas complicaciones también—, produce también una posibilidad de difusión de tu propio material que nunca antes había existido.
Cuando yo tenía 25 años y quería hacer revistas —hice un par de revistas— mi primera preocupación era saber de dónde sacaba la plata para el papel, cómo conseguía la imprenta, cómo la distribuía, me va a robar el distribuidor, el kioskero no la va a aceptar; una cantidad de complicaciones que no tenían nada que ver con el trabajo periodístico.
Ahora lo que tienes que hacer es hacer bien tu trabajo, postearlo en algún lugar y conseguir la difusión suficiente; pero en general si tu trabajo es bueno termina teniéndola. Entonces se han eliminado todos esos inconvenientes que hacían tan difícil que periodistas nuevos, distintos, jóvenes, empezaran algo y yo creo que esa es una gran noticia para el periodismo, de hecho los efectos de eso ya se están viendo, hay una serie de medios nuevos, digitales, independientes en todos nuestros países que están haciendo un trabajo que los medios tradicionales no están haciendo porque efectivamente, están haciendo mal periodismo.
No porque no haya periodistas o porque el periodismo esté triste sino porque tienen decisiones empresariales, comerciales y demás que los lleva a no hacer buen periodismo pero por suerte existen otros espacios en los cuales sí se está haciendo buen periodismo que me permiten sustentar mi optimismo.
Hay muchos periodistas que han salido de grandes corporativos de comunicación por diversos motivos, como censura, problemas económicos y demás, que han abierto nuevos canales de difusión de la información en busca de más libertad editorial, mayor independencia, ¿esto es posible, no será una utopía?
La independencia absoluta es una utopía, pero eso es lo que son las utopías, objetivos a los cuales acercarse todo lo posible; las llamamos utopías porque supuestamente son irrealizables, lo que no es irrealizable es hacer todo el camino que uno pueda hacia esa meta que quizá no es realizable por completo pero si tú avanzas en esa dirección 80 pasos estás mucho más cerca que si te quedas mirando diciendo que está lejos.
¿Cómo revalidar el papel del periodista, toda vez que está muy lastimado el oficio, ya que por una parte están los periodistas pobres, lo que sufren una serie de atentados en contra de su trabajo diario y están los periodistas ricos, aquellos que están en una especie de élite?
Yo creo que deben tener el coraje de trabajar según sus convicciones, a veces eso se puede hacer en condiciones más cómodas en algún medio grande que te cobija y te paga y a veces no y bueno, hay que salir de esos espacios y buscarse la vida un poco como uno pueda, si es que uno lo que quiere es seguir haciendo algo que le produzca orgullo y le dé satisfacción hacerlo.
Creo que todos sabemos qué nos gusta hacer y qué no, qué nos parece decente y qué no, qué nos da orgullo y qué no. Lo que pasa es que muchas veces elegimos hacer cosas que ni nos parecen decentes ni nos dan satisfacción.
Esto no está del todo perdido, quizá es un ejemplo malo, pero nosotros ahí en la Fundación “Gabriel García Márquez” damos un premio a la excelencia todos los años al periodista que haya destacado por su carrera y este año se lo vamos a entregar, dentro de un mes al Faro, que es una revista digital salvadoreña. El Salvador es uno de los países más violentos del mundo, es muy difícil, pues los tipos se buscan la vida, trabajan en condiciones muy complicadas y hacen muy buen periodismo, cuentan muchas cosas que los medios no cuentan, se puede hacer pero hay que tener ganas de hacer eso; uno puede tener ganas de vivir tranquilo, no me voy a calentar, me va a llegar el sueldo todos los fines de mes y ya, también es una opción.
Tal parece que las grandes ciudades inspiran a los escritores, ¿qué encuentras de especial en ciudades como Madrid, Barcelona, París, Ciudad de México o Buenos Aires?
Para empezar, son ciudades muy grandes y por una cuestión estadística, entre 15 millones deben aparecer tres personas que sepan escribir, además son polos de atracción, mucha gente de otros lugares va ahí porque ahí están las editoriales, los periódicos, ahí está la circulación. Es mucho más fácil publicar un libro si tú vives en la Ciudad de México que en Querétaro, porque si estás en Querétaro y tienes muchas ganas de publicar un libro te vas a Querétaro, con lo cual parece que todos los escritores salieran de la Ciudad de México y no, algunos llegan a la Ciudad de México o a Buenos Aires o Barcelona.
Lo más visible de la vida contemporánea está en las ciudades y ahí es donde se forman, donde hay suficiente masa crítica para que se crucen tendencias, personas, ideas, se formen nuevas ideas de trabajar y estén las historias que parece que vale la pena contar. No me extraña que sea en las grandes ciudades donde se producen mayor densidad de escritores.
Es curioso, pero uno de los grandes cambios contemporáneos que no se le ha prestado mucha atención, es que por primera vez en la historia más de la mitad de la población del planeta vive en ciudades y eso nunca había sucedido. Durante toda la historia de la humanidad un 10 o 15% de la población vivía en ciudades y el resto en el campo. Ahora ya viven más personas en las ciudades que en el campo y la tendencia no se detiene, va a seguir aumentando. Las ciudades son la forma hegemónica de sociabilidad en este momento.