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“Son momentos de angustia los que se viven cuando no sabes nada de tu familia que está en la zona de desastre”, afirma Guadalupe Mata, quien coordina un centro de acopio y por horas desconoció el paradero de su hermano, que estaba en la Ciudad de México cuando ocurrió el terremoto el pasado 19 de septiembre.
Una mujer cruza la avenida Pasteur. Lleva consigo dos bolsas, de una cadena de farmacias, llenas de papel higiénico y pañales. Las entrega a los voluntarios, quienes aplauden el donativo. Tras entregarlo, la mujer se pierde en el ir y venir de los queretanos que acuden a sus actividades diarias.
Los voluntarios de este centro de acopio no se van, permanecen en el lugar, bajo unas carpas que los protegen de los rayos de sol. La sociedad ha sido generosa. La caja del trailer está a la mitad, pero la quieren llenar por completo y esperan lograrlo.
Guadalupe dice que vivió la desesperación en carne propia, pues su hermano, Joel, se encontraba en la Ciudad de México el martes 19 de septiembre. Es una impotencia no poder comunicarte con tus familiares. “Por eso me decidí a emprender esta causa. Ya había muchos centros de acopio, en empresas, escuelas. Soy comerciante, dejé a mi personal a cargo [del negocio], estoy invirtiendo tiempo desde la tarde-noche del martes, para organizar y sacar camionetas, pero vimos que las camionetas no serían suficientes, por eso recurrimos a la empresa Transportes Mata, para que nos prestara una caja de trailer”, indica.
“Tardamos en comunicarnos con mi hermano (Joel Mata, de 17 años). Está bien, había ido a una visita a Chapultepec y a un museo cerca de ahí. Ya está en casa, regresó ese mismo día (muy tarde). Es una impotencia no poder comunicarte con tu familiar, no sabes si están bien o están mal”, enfatiza.
Joel, estuvo el miércoles dando su testimonio de lo que vio en la Ciudad de México. “Llegó muy apanicado, aún no asimila haber vivido el terremoto en la capital. Escucha sirenas y cree que va a temblar. También sus compañeros (de la UAQ) están bien espantados, son de la Prepa Sur. Venían bien espantados, con justa razón”, narra.
Apunta que han sido pocas horas de descanso y tranquilidad, tanto para ella como para los voluntarios, principalmente vecinos y amigos que se solidarizaron para emprender labores humanitarias.
“Hemos estado malcomidos, invirtiendo tiempo, bajo el sol, aire, frío. Hemos estado durmiendo a las dos la mañana, descansamos dos, tres horas, para reiniciar actividades, porque estamos abriendo el centro de acopio a las siete y media de la mañana, hasta que se llene la caja del trailer nos vamos a ir. Hasta que llegue la última donación nos vamos. Hay veces que pasamos muchas horas sin comer, pero me lleno de satisfacción cuando veo llegar a la gente para donar”, subraya.
Destino Morelos
Dice que van a Morelos porque es una de las zonas más dañadas, además en la Ciudad de México está abastecida. Pide no olvidar a Puebla, entidad que también se vio muy afectada.
“Querétaro no se puede quedar atrás en esta labor altruista y seguimos esperando el apoyo. Nos faltan muchas cosas. Tenemos bastante atún, verduras, pero no tenemos para complementar una despensa. Necesitamos aceite, sal, azúcar, café, leche en polvo, galletas dulces, galletas saladas”, abunda.
Del mismo modo, precisa, se necesitan productos para bebé, pues están armando despensas para los menores, con pañales y biberones. Guadalupe enfatiza que también piden juguetes para los niños, pues también es importante que los más pequeños tengan una distracción en estos momentos.
Agrega que en estos días la solidaridad no ha sido sólo para los damnificados, pues algunas personas les acercan algo de comer y algo de beber.
Precisa que Transportes Mata, de su tío, Mario Mata, puso el trailer, viáticos del conductor para trasladar todo lo que junten en el centro de acopio. Asimismo, puso un autobús, para trasladar a los voluntarios que quieren llegar incluso a las comunidades más alejadas para entregar de propia mano los donativos de los ciudadanos queretanos.
Apoyo total
“Nosotros estamos coopeando recopilando víveres, de compañeros, escuelas que dicen que tienen un centro de acopio y que lo quieren llevar allá”, afirma, al tiempo que asevera que esperan de todo, desde alimentos, hasta herramientas de construcción.
Subraya que el mismo gobernador Domínguez Servién, quien pasó por le lugar de camino a un evento en el Gómez Morín, se comprometió a dotarlos de seguridad en su camino hacia tierras morelenses, con el fin de resguardar su camión con ayuda, debido a que se reportan robos y atracos de las unidades que van en camino a las zonas afectadas por el temblor.
Los voluntarios que prestan sus servicios en este centro de acopio, dejando de lado sus actividades diarias para cooperar con esta labor altruista son alrededor de 25. Incluso algunos de los voluntarios, dice, vienen de algunas comunidades de El Marqués, y que ha sido de gran ayuda para separar y elaborar los víveres y la despensa.
Una de las voluntarias toma el micrófono y a través del equipo de sonido invita a los queretanos a donar para los compatriotas de Morelos, entidad afectada severamente por el terremoto y en las últimas horas por las versiones que señalan que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Morelos, acumula la ayuda que llega, para repartirla a nombre propio.
Otra persona llega con un donativo, los aplausos no se hacen esperar. Rápidamente, las voluntarias separan los donado de acuerdo al producto: pañales, en una zona; toallas sanitarias, en otra; alimentos, más allá. Dentro de la caja del trailer se observa buena parte de lo donado por los queretanos en los últimos días, pero aún falta una buena parte por llenar.
Guadalupe se acerca a la caja, la ve, esboza una ligera sonrisa, y platica con una de sus compañeras voluntarias. Tienen esperanza de llenar el transporte.