Los frascos de mermelada, tapados con un trozo de tela y una liga sobre una tapa metálica, atraen la mirada de los visitante del mercado La Tuna, en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín. La mermelada orgánica, que no contiene azúcar, las salsas caseras y botanas naturales, son los productos que elabora Marcela Valderrama Hernández, en busca el bienestar de los consumidores.

El puesto de Marcela es una fiesta para los sentidos, ya que la misma presentación de sus productos llaman la atención. Los vasos de botanas hechas de semillas y frutas secas dan la bienvenida. Luego las salsas caseras, en pequeños envases y de las cuales se ofrece la prueba, previa advertencia por lo picante de los productos, principalmente el habanero.

Luego, los botes de mermelada. fresa y zarzamora, son presentados en frascos medianos, y una tela sostenida para darle una imagen más artesanal.

En unos pequeños vasos, se ofrece la prueba de la botana, cuyo sabor, gracias a la mezcla de semillas y aceite, es especial y fuerte, pero agradable.

Marcela explica que su botana está compuesta de almendra, pasas, cacahuate, nuez, ajonjolí, pepita, todo hecho con aceite de olivo. Las salsas, dice, están libres de conservadores, por ello en parte la presentación compacta, puesto que no es producto que se consuma en grandes cantidades.

Las mermeladas, asevera, se preparan sin azúcar ni conservadores, son orgánicas, dentro de la marca Macsu, a la que le falta sólo contar con su código de barras para lograr una mayor comercialización de sus productos.

Señala que se le ocurrió hacer este tipo de productos por la salud, principalmente de los niños, por eso ninguno de sus productos lleva azúcar, y en caso de necesitar endulzarse se usan sustitutos de ese producto.

“No usamos azúcar, se pone una mínima cantidad”, asevera, por lo que este tipo de productos son idóneos para personas con diabetes o para quienes buscan llevar una vida más saludable.

La inquietud de hacer productos naturales y libres de azúcar se debe a la familia que padece diabetes y que no pueden comer ciertos de todo.

El sabor de la mermelada es fuerte y natural, dependiendo de la fruta usada en su elaboración. En caso de la de fresa, el sabor ácido y dulce da un toque especial al producto, dado que el sabor del fruto es consistente.

La mujer recomienda que una vez abierta la mermelada se debe de refrigerar, ya que al no tener conservadores no puede estar a temperatura ambiente. Eso no sucede mucho, dice, pues les gusta tanto a chicos y grandes que un bote se termina pronto.

Marcela tiene un año dedicada a esta actividad, viendo al auge de los productos orgánicos, decidió pasar de una producción destinada al autoconsumo a una de comercialización, aprovechando el tiempo que tenía libre, como pensionada de Petróleos Mexicanos.

Explica que para hacer las mermeladas orgánicas se requiere contar con fruta, siempre de primera calidad y cumpliendo con las medidas de higiene necesarias, con frutas lavadas y desinfectadas. Posteriormente se pone a hervir el producto, pero sin agua, todo es el jugo de la fruta.

El tiempo que destina para la elaboración de sus productos es de un par de horas diarias, haciendo a la semana alrededor de 30 botes de mermelada, en tres sabores, mientras que vasos de botanas hace alrededor de 50, sin ayuda, todo el proceso de producción está en sus manos por higiene.

Agrega que sus hijos de 30 y 35 años, la apoyan en su actividad, es una labor que le gusta y con la cual se siente satisfecha. ella es viuda, desde hace 30 años, cuando sus vástagos eran pequeños.

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