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En representación de México y Latinoamérica, 11 jóvenes universitarios de Querétaro participaron en University Rover Challenge (URC), competencia internacional de robótica organizada el pasado 31 de mayo por Mars Society y la NASA, para la que diseñaron un prototipo capaz de introducirse y explorar terrenos desconocidos en Marte.
A lado de 36 equipos provenientes de India, Polonia, Egipto, Canadá, Turquía, Inglaterra y Australia, los jóvenes se introdujeron en Mars Desert Research Station, un páramo ubicado en Utah, Estados Unidos.
“Lo importante fue cómo resolvimos los problemas que se presentaron y el desempeño durante la competencia. Muchos de los jueces nos felicitaron por nuestro desempeño y nos dijeron que regresáramos el próximo año. Además, nos mencionaron que el robot que fue campeón el año pasado, en su primera competencia nunca se movió, así que, para haber sido nuestra primera vez, nuestro desempeño fue bastante bueno”, relataron los universitarios.
Con tono satisfecho, compartieron que además de estar felices por haber participado, sienten una gran responsabilidad de seguir representando a México en eventos de esta magnitud a nivel internacional, con el objetivo de aportar conocimientos científicos y animar a otros jóvenes a que lo hagan también.
“En el barbecue de bienvenida se nos acercó una chica muy emocionada para pedirnos una foto; al principio pensamos que se debía a que éramos el único equipo latino, pero la chica nos dijo al final que la foto era para su mamá —también mexicana— para mostrarle que los mexicanos también podemos llegar a esas competencias, donde usualmente sólo está presente el primer mundo”, recordó Iván Ochoa, integrante del equipo que participó en el certamen.
El inicio del proyecto.
A partir de una plática sostenida sobre ciencia espacial entre Luis Enrique Montoya y Emiliano Castillo, estudiantes de Ingeniería en Sistemas Digitales y Robótica en el Tecnológico de Monterrey, fue que surgió la idea de gestar este proyecto.
“Cuando nosotros conocimos el concurso, el mismo día lo buscamos en Google y fue entonces que empezamos a planear. Claro que no teníamos ni idea de en qué nos estábamos metiendo —risas—. Lo que hicimos fue ir con Agustín, el director de carrera, quien nos dijo: ‘Ustedes pueden chavos, pero tengan en cuenta que nadie en México ha hecho esto antes’”, compartió Castillo.
Abrir brecha en el desarrollo tecnológico y la investigación espacial, para lo que aún no se define un presupuesto gubernamental, fue el primer reto. No obstante, con el apoyo del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro (Concyteq) y la participación en concursos científicos promovidos por instancias como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), lo pudieron echar a andar.
“¿Cómo se puede pedir recursos para algo que no se ha hecho antes en México?, ese fue uno de los retos. No obstante, Concyteq nos proporcionó un apoyo económico de investigación muy importante que nos permitió hacer el segundo de nuestros prototipos, llamado Moctezuma II, el cual costó alrededor de 50 mil pesos (…) Así mismo, ganamos el primer lugar en un concurso nacional que se llama Vive Conciencia, promovido por el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología de la Ciudad de México del Conacyt (noviembre 2017), en el que recibimos 50 mil pesos como premio de investigación. Con este dinero, tuvimos el primer gran impulso para hacer el prototipo con el que participamos en Estados Unidos (robot T- TRAX)”, dijo Emiliano, quien aseveró que para este último tuvieron que invertir cerca de 150 mil pesos.
Además de conseguir patrocinios corporativos para cubrir el total, los estudiantes fueron apoyados por su alma máter, principalmente con equipamiento, máquinas industriales y con la edificación de un laboratorio en el campus, dedicado exclusivamente a la investigación espacial.
Eagle X Robotics.
Inspirados en el mito mexica sobre la fundación de Tenochtitlán, los estudiantes incluyeron la palabra Eagle dentro de su nombre: Eagle X Robotics, denominación que también dieron a su módulo espacial los primeros astronautas que pisaron la luna. “Nosotros vamos a ir explorar, a buscar una nueva tierra, y como los mexicas, llegaremos. Por ello, hemos asumido el símbolo para recordar cómo nuestros antepasados buscaron explorar sin saber qué iban a encontrar, y el águila fue la señal de que lo consiguieron”, señaló Castillo.
Con este proyecto, los jóvenes reabrieron un capítulo en su universidad que había quedado suspendido durante años, desde que la primera iniciativa estudiantil decidió en los noventas, aportar con su formación a la innovación científica y el desarrollo tecnológico de Querétaro.
Fue en las instalaciones del Centro de Innovación en Manufactura (CIMA) del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro, donde Eagle X Robotics desarrolló los dos prototipos —Moctezuma I y Moctezuma II— que permitieron perfeccionar el proyecto actual con el que participaron en la competencia.
Se trata de T- TRAX (Transporte Tipo Rover en Asistencia y Exploración), un vehículo de exploración espacial diseñado para conseguir muestras de suelo que posibiliten a los investigadores evaluar si son hospitalarias para el desarrollo de vida, o si ya existe en ellas.
“Si llegamos a Marte nos encontraríamos con un papel en blanco; las posibilidades de creación son infinitas (…) ¿Qué va a ofrecer México cuando esto pase? No esperemos que sean los mismos países de siempre, como Alemania y Estados Unidos, quienes decidan”, interpelaron los investigadores, y argumentaron que la inversión a la exploración espacial también es relevante, toda vez que también trae beneficios tecnológicos para la Tierra, “¿cuántos inventos alternos no han salido de estas investigaciones?”, dijeron.
Nuevas especializaciones.
“En el caso específico de lo aeroespacial, faltan universidades que ofrezcan ingenierías orientadas al tema, es un área que aún no existe en México. Estamos hablando del diseño de misiones espaciales, diseño de satélites; eso es algo nulo en la academia mexicana. Hay mucho camino por recorrer”, externó Castillo, quien gracias a su desempeño como coordinador del proyecto, junto con Luis Montoya, fue seleccionado a nivel nacional para trabajar como investigador visitante en la NASA, el próximo semestre.
En el mismo periodo, Fabián Gómez representará a la entidad en la Universidad de Pordue, institución estadounidense líder en investigación aeronáutica y astronáutica.