El problema de la proliferación de carne con clembuterol tiene su origen en la demanda de los consumidores, alertó María Concepción Méndez Gómez Humaran, doctora en producción animal y especialista en carne de calidad.

Entrevistada por EL UNIVERSAL Querétaro, la también investigadora de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro señaló que ante las exigencias de las personas por tener una carne con menor grasa superficial, algunos productores recurren al clembuterol para que haya un aumento de la masa muscular y del peso de un animal, sin que tenga mucha grasa.

“Sea por moda o por salud, el consumidor empieza a exigir una carne libre de grasa (…) lo que ha provocado que los productores pongan esta sustancia que está prohibida”, dijo.

El clembuterol actúa en los animales de tal manera que, al haber una menor cantidad de grasa en los canales de la carne, da la impresión de que se trata de una carne magra, es decir, que su estructura es mayormente fibra muscular.

La desinformación de las personas sobre la manera correcta y sana de consumir carne es otro de los factores que provoca el uso de la sustancia en animales, ya que se tiene la creencia de que una carne sin grasa es más sana que la que sí lo tiene; sin embargo, si se consume carne con la cantidad de grasa balanceada esta puede beneficiar a la salud, dijo Méndez.

Para atacar de raíz la problemática del clembuterol en la carne, es necesario educar a las personas sobre las compras de calidad en la carne, a partir de ello, los productores tendrán la presión de trabajar de mejor con sus animales, para que el producto esté a la altura de sus exigencias y de los requisitos sanitarios.

Desconocimiento. Para la especialistas, en la entidad no se sabe comer carne de manera correcta, la mayor demanda que existe es de “carne de abasto”, es decir, la que venden a bajo costo y tiene menores exigencias de calidad, como las milanesas, carne en trozos o la molida.

Una carne de calidad, explicó, es aquella que tiene un marmoleo de moderado a abundante, además de que los cortes son gruesos, de hasta unos dos centímetros, como puede un corte T-Bone o un New York.

“Lo que se busca en la carne es que cuando se mastique sea jugosa y eso le da tanto la proporción de agua como proporción de grasa, pero si se troza o se muele, se rompen las fibras musculares”, indicó.

Los rastros de Tipo Inspección Federal (TIF) son importantes porque los lineamientos para el tratamiento de los animales y los estudios previos para su sacrificio previenen de muchas enfermedades.

La investigadora comentó que en un rastro que no es TIF la carne sale “en caliente” por lo que su tiempo de vida en mostrador es mucho menor. En cambio aquellos rastros que son TIF tienen, dentro de sus protocolos, estudios sanguíneos del animal y un adecuado tratamiento, además bajo refrigeración se puede prolongar la vida de los alimentos.

De las enfermedades derivadas de un mal tratamiento de la carne están los contagios por salmonelosis, que si no es tratada de manera adecuada en el ser humano puede ser mortal. El clembuterol puede provocar intoxicación.

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