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En diciembre los suicidios tienden a presentar un aumento significativo y por lo general están ligados a algún problema de tipo mental; sin embargo, pocos saben que entre ellos se encuentran los trastornos alimenticios, explicó Araceli Aizpuru de la Portilla, directora y fundadora de Ellen West Fundación.
Entrevistada por EL UNIVERSAL Querétaro, indicó que mientras para algunas personas las fiestas decembrinas son fechas agradables, de convivencia y mucha comida, para otras es lo contrario, ya que se pueden recrudecer las sensaciones que trae consigo la anorexia y la bulimia, tales como la soledad y la depresión.
En México, existen tres millones de personas que padecen algún tipo de trastorno alimenticio, de los cuales 80% son mujeres, mientras que 20% restante lo padecen hombres. De esas mujeres, 60% padece bulimia y 40% anorexia, de las cuales, 10% fallece a consecuencia de un suicidio. En los hombres, estas enfermedades van teniendo un aumento gradual y preocupante debido a que no hay difusión adecuada de las mismas, y podría agravarse en los siguientes años.
“Algunos fallecen a consecuencia de la desnutrición, pero la mayoría de las muertes son por anorexia”, indicó.
Contrario a lo que se pueda pensar, este tipo de enfermedades pueden curarse por completo, ya que si se hace un diagnóstico oportuno y adecuado el tratamiento puede sumarse a los casos de éxito; sin embargo, el apoyo de la familia para la atención de los padecimientos es fundamental.
En ese sentido, dijo que mientras en Estados Unidos hay más de 500 clínicas de atención a problemas de trastornos alimenticios, en América Latina sólo existe una y es la que atiende la fundación Ellen West, que cuenta con un proceso de diagnóstico y uno de atención especializado y garantizado. A ella llegan personas de México, Argentina y Chile, por mencionar algunos países.
Uno de los principales problemas del aumento de esta problemática, dijo, es que muchas veces se catalogan como “un capricho” y no como una enfermedad, por lo que no se le da la importancia y la dimensión real que tiene.
“Tiene que atenderse como enfermedad porque ante ella la familia es comprensiva y generosa, puesto que si se tienen una hija con leucemia no la regañas, en cambio si una hija no come te enojas y te desesperas”, afirma.
Explicó que la falta de atención a los trastornos viene desde las instituciones de salud, ya que no existen campañas de prevención y mucho menos una capacitación correcta del personal médico.
Querétaro trabaja en el tema. En más de 20 años que ha trabajado la Fundación Ellen West, se han atendido a tres mil personas, de las cuales 30% es población de Querétaro; esta cantidad, se debe a que en la entidad ha existido una mayor apertura y percepción de la atención de los trastornos alimenticios. México se encuentra entre los tres primeros países en casos de América Latina.