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La casa de César de Jesús González, en la calle División del Norte, en Santa María Magdalena, luce limpia, luego de que él, junto con empleados del municipio de Querétaro, sacara el agua que ingresó durante la madrugada por la crecida del río Querétaro, aunque sus muebles se echarán a perder, debido a la inundación. La noche, dice, la tuvieron que pasar en la azotea, al igual que su vecina, Hermelinda Valdez de Santiago.
César observa la calle sentado afuera de su casa, mientras uno de sus hijos camina de un lado a otro. Al interior de su vivienda, de un solo nivel, se apilan los muebles, algunos se mojaron con el ingreso de agua.
Señala que el agua afectó todo su mobiliario, “el sustento de nosotros. La cama, los muebles, la salita que teníamos, la televisión, el refrigerador, la estufa, nos afectó todo”.
Narra que a las tres de la mañana del martes notaron que ingresaba agua a su domicilio, subiendo el nivel rápidamente. “Sale del río, nos brincó, nos entró por atrás y también por la calle”.
En la casa de César viven su familia (esposa y tres hijos), su mamá y uno de sus hermanos. Dice que además de las pérdidas materiales, también se llevaron un susto, pues la inundación fue justo cuando estaban descansando.
“Aquí por las lluvias siempre estamos alertas por cualquier cosa. Aunque no llueva, como es el desagüe de Querétaro viene el agua de la ciudad y debemos estar al pendiente. Cuando vimos que aumentaba el nivel del líquido nos subimos a la azotea. Lo primero que aseguramos son los papeles (personales), las pertenencias que se pueden salvar. Lo básico lo rescatamos”, precisa.
Agrega que toda la madrugada él y su familia estuvieron en la azotea, y fue hasta que los trabajadores del municipio llegaron a sacar el agua y limpiar la calle que pudieron bajar.
César explica que en un cuarto que están edificando en la parte alta, pensado para estas contingencias, fue donde pasaron la noche. Añade que personal del municipio estaba tomando nota de las pérdidas que había ocasionado la inundación en las calles cercanas.
“A nosotros nos corresponde ahorita tener calma, en estos momentos es difícil poderse levantar de un día para otro”, puntualiza.
Vecina de César, Hermelinda Valdez de Santiago también sufrió afectaciones en su casa, cuando el agua del dren que está detrás de su domicilio ingresó.
Indica que ellos notaron la inundación hasta la cinco de la madrugada, cuando su domicilio ya estaba lleno de agua. “Se me echó a perder un colchón, pero ahorita ya me ayudaron los señores (personal municipal) a barrer y trapear. Pasaron los del municipio a ayudarnos. Ya sacaron el lodo, ya está limpio”.
Hermelinda explica que en su casa viven ella, su esposo y su hijo, quienes sólo pasaron el susto, así como la pérdida de un colchón y ropa mojada.
Al igual que César, Hermelinda y su familia tuvieron que subir a la azotea para ponerse a resguardo. Recuerda que un año la inundación fue más severa y perdieron todo lo que tenían. Esta vez las afectaciones fueron menores.